Capítulo 23

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Valentine al fin tenía uno de los tres Instrumentos Mortales. Nunca se llegó a imaginar que su hija fuera quien le diera la Copa Mortal.

Clary continuaba mirando el cáliz fascinada. Era pesado y brillante. Levantó la vista hacia su padre quien parecía ensimismado con el objeto. La pequeña no lo entendía. Simplemente era un copa. Era cierto que era muy bonita pero no le veía mayor uso que el utilizarla para beber cualquier líquido.

—¿Es algo importante, padre?

—Sí, pequeña. Esta copa es un regalo del cielo, uno de los tres instrumentos mortales que el ángel Raziel obsequió a Jonathan Cazador de Sombras.

—¿Y para qué la necesitas?- preguntó dirigiendo de nuevo la mirada a la copa.

—Algún día lo verás, Clarissa. De momento mantengámoslo como un secreto. Nadie, ni siquiera tu madre puede saber que la tengo.

—Pero está mal mentir... especialmente a mamá.

—No le vas a mentir. Es una sorpresa, y las sorpresas no se deben de contar, ¿de acuerdo?

Clary asintió lentamente mientras recorría el contorno de la copa con sus dedos. Si su padre le decía que era una sorpresa para su madre, ¿quién era ella para revelarla?

***

Jonathan miraba a su madre con ojos escépticos. No le gustaba que ella estuviera allí, no le gustaba que su hermanita se pareciera tanto a ella y odiaba ver como Jocelyn sonreía a Jace mientras él le hablaba. Ese impostor no era su hijo, el sí, ¿por qué le permitía al chico ángel acercarse, tocarle y hablarle y a él no? Él llevaba su sangre, estaban unidos por un lazo que nadie podría destruir y, aun así, ella le ignoraba por completo. Apretó sus manos en puños intentando no dejar ir la furia y el odio que le embargaba. Algún día todo cambiaría. Algún día él sería elegido por encima del chico ángel. Algún día se desharía de su progenitora. 

Volvió a enfocar su vista en ellos al ver una pequeña melena pelirroja abrazando a Jocelyn. Clary parecía realmente contenta mientras contaba algo a su madre. Su hermana estaba ignorando a Jace de forma deliberada y eso le hizo sonreír. Corrió hacia las tres figuras  y besó a la pequeña pelirroja en la mejilla asombrando a su madre. Clary rió ante aquella muestra de afecto y abrazó a su hermano con cariño. 

—¿A qué ha venido eso, Jonathan?- Preguntó con una hermosa sonrisa pintada en su rostro. 

—Simplemente me apeteció- contestó él encogiéndose de hombros. 

Jocelyn miró con asombro la pequeña interacción entre sus hijos. Para ella estaba claro que eso era una actuación por parte de Jonathan. Él no tenía sentimientos. No podía querer de verdad a su hermana por lo que su padre le había hecho antes de nacer. Suspiró apartando la vista de ellos. Tenía que salir de aquí. Tenía que sacar a su hija de este infierno. No importaba si Valentine se quedaba con la carta de tarot en la que se encontraba la Copa Mortal. Total, era imposible que él la sacara de allí sin su ayuda o sin que Clary lo hiciera por ella. No había nada que temer en ese aspecto. Él nunca se haría con el Instrumento Mortal ni tampoco con su hija y ella. 

Una Pequeña MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora