Valentine obligó a un brujo a crear una poción para manipular la mente de Clary. Cuando vio que su hija le rehuía se le ocurrió aquello. Si hacia creer a su hija que le conocía, que había vivido junto a Jonathan, Jocelyn y él, ella no le temería, es más, iría hacia sus brazos sin tener que obligarle o sin tener que decirle nada. Ella le querría y eso era más que suficiente. El submundo le dijo que esa poción era muy complicada de hacer y que podría tener alguna repercusión teniendo en cuenta que su hija poseía más sangre de ángel de lo normal. Aquello preocupó a Valentine pero, viéndole más posibles ventajas que desventajas, fue total y absolutamente rotundo en su decisión. Se quedó supervisando el trabajo del brujo para así, en cuanto estuviera acabada, llevársela a Clarissa.
***
Jonathan volvió a la habitación de su hermana a expensas de la orden que le había dado su padre. Se encontró a la pequeña llorando en un rincón, temblando. Se acercó a ella con lentitud sin saber muy bien que hacer. Ella alzó la cabeza y al verle sus ojos transmitieron miedo. Él se paró en seco. No quería asustarle. Miró por la habitación buscando algo que le ayudara a acercarse a su pequeña hermana. Vio la bandeja sobre la cama y decidió probar con ello. Casi en un parpadeo el chico había cogido la bandeja y se había sentado frente a Clary. La pequeña seguía mirándole, no sabía que podía querer aquel niño al que su padre había etiquetado como su hermano. Jonathan agarró una manzana del azafate y se la tendió a ella. La niña le miró como si no entendiera nada y el suspiró con frustración. Cogió la mano de esta y le colocó la manzana.
—Tienes que comer, Clarissa.
—No tengo hambre— dijo enjugándose las lágrimas de la cara con la manga de la camiseta.
—¿Por qué? Ya es de día, es hora de desayunar... Es el momento perfecto para comer.
Ella lo miró duditativa. Observó la manzana con detenimiento y finalmente le dio un mordisco. Jonathan sonrió triunfante, había conseguido que su hermanita comiera solo con unas cuantas palabras. Él la miró mientras ella terminaba de devorar la fruta.
—¿Dónde tiro esto?— preguntó ella.
—Déjala en la bandeja, donde antes estaba la manzana.
Ella siguió sus indicaciones. Una vez había dejado la manzana observó el resto de la comida. Había zumo de naranja, cereales y tostadas además de uvas y cerezas. Ella pensó que eso era demasiada comida para una sola persona y, sobre todo, para ella, que casi no probaba bocado.
—¿No vas a tomar nada más? — Preguntó molesto Jonathan.
—Es demasiada comida— se quejó.
—Al menos bébete el zumo— dijo resignado.
Ella asintió y casi al mismo tiempo tomó el vaso con sus pequeñas manos y acabó con su contenido. Lo dejó en su sitio y se recostó contra la pared. Jonathan se levantó con la bandeja y se marchó.
Clary pensó que ese chico era raro en el buen sentido. Al principio le había dado miedo ya que por él era que se encontraba aquí. Sopesó la idea de salir de la habitación en su busca pero temió encontrarse con su padre. Se levantó del suelo y, despacio, se subió a la cama. Segundos después la puerta se abrió haciendo un chirrido. Se le pusieron los pelos de punta y se encogió en la cama. Momentos después su hermano apareció a su lado y ella se relajó.
—Oh, si vas a dormir me marcho— dijo dándose la vuelta.
—¡No, espera!— le agarró del brazo impidiéndole seguir andando.— Quédate conmigo, por favor.
Jonathan miró a su hermanita muy asombrado. Eso sí que no se lo esperaba. Asintió con la cabeza, se descalzó, cosa que Clary no hizo y se acostó junto a ella abrazándola.
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Una Pequeña Morgenstern
FanfictionHace cinco años Jocelyn Morgenstern huyó del Círculo y de su esposo, Valentine, junto con la Copa Mortal. Desde ese día él ha tratado de encontrar a su esposa para traerla a su lado y así obtener la Copa de nuevo. Valentine, tras tantos años de bús...