Capítulo 5

3K 195 7
                                    

Valentine al fin despertó a su hija. La niña abrió los ojos lentamente. Al ver a su padre se echó hacia atrás de forma instintiva, aterrada. No entendía porque ese hombre le había sacado de su casa y la había traído junto a él y ese niño rubio. Él la miró sorprendido por su reacción. No iba a hacerle ningún tipo de daño a su hija, solo la instruiría para convertirla en una gran cazadora de sombras.

-No tengas miedo, Clarissa.

Estiró el brazo para tocar la cabeza de la pequeña quien se volvió a echar hacia atrás. No quería que ese hombre estuviera con ella. No quería que la tocara. Ella quería estar en casa. Con su madre. A salvo.

-Quiero volver a casa- dijo ella comenzando a llorar.

Valentine miró a la chica. Si ella hubiera estado con él desde el principio esta absurda situación no estaría pasando. Su hija no le estaría mirando con miedo y no le estaría reclamando el "volver a su casa" porque esta lo sería. Él suspiró, frustrado. Se levantó de la cama y cogió la bandeja del escritorio. Se volvió a sentar en la cama y dejó la bandeja con comida sobre esta.

-Come, te hará bien, hija.

-No me llames así.

-Eres mi hija, no siempre te voy a llamar por tu nombre.

-Eso es mentira. Mamá me dijo que mi papá está muerto- dijo Clary con lágrimas en los ojos.

Por la mirada de Valentine pasó un destello de ira. Era increíble lo que Jocelyn había hecho. Le abandonó a él, a su hijo, se marchó con su hija en el vientre, se mantuvo al lado de Lucian y a este último le permitió estar a su lado.

-Te mintió, Clarissa. Yo soy tu padre y el chico que viste conmigo es Jonathan, tu hermano.

Ella negó con la cabeza. No le importaba quienes eran él y el niño rubio. No confiaba en él. No quería nada de él. Valentine se acercó a ella, la cogió, se la colocó en el regazo y la abrazó. Clary había aumentado su llanto. Se retorció en los brazos de su padre varias veces pero él no le soltó.

-¡Suéltame! ¡No me toques! ¡Quiero volver con mamá y el tío Luke!- gritó una y otra vez la pequeña.

-Clarissa, cálmate. Tu madre estará muy pronto aquí, con nosotros.

Bajó a la niña de su regazo quien corrió hacia la esquina de la habitación más lejana a él. Valentine odiaba ver que su hija reaccionaba de esa forma con él. La observó durante unos segundos y tomó una decisión.

-Cómete lo que te he traído, Clarissa, luego volveré.

Tras esas últimas palabras se marchó dejando a la pequeña hecha un ovillo en la esquina de la habitación llorando.

Una Pequeña MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora