Clary corrió hacia su padre. Valentine y Jocelyn acababan de llegar de su corto viaje y se sorprendieron al ver a su hija correr en su dirección seguida por los otros dos chicos quienes parecían estar discutiendo. La pequeña pelirroja saltó sobre su padre quien la cogió al vuelo. Le abrazó con fuerza y escondió su rostro en su cuello.
—No me volváis a dejar a solas con ellos dos, por favor.
—¿Ha ocurrido algo?- Preguntó molesto el peliblanco.
Los niños se pararon en seco al ver a su herma en los brazos de su padre. Este les miraba con enfado provocando que ambos dieran un paso para atrás. Jocelyn trató de tomar a su hija de los brazos de su esposo pero esta se negó.
—Se han pasado los tres días discutiendo sobre si debo de quedarme con el uno o con el otro, ¡incluso tiraron de mis brazos como si fuera un muñeco! Ha sido horrible.
Valentine alzó una ceja asombrado. Escrutó a los dos pequeños quienes miraban al suelo y pateaban unas piedras invisibles tratando de no llamar la atención. Llevó a su hija al estudio donde le enseñaba las runas y las clases de demonología avanzadas. La dejó en uno de los mullidos sillones que habían y le pidió que le esperase allí. Salió en busca de los chicos encontrándoles con Jocelyn gesticulando molesta. Parecía que les estaba riñendo por su comportamiento. Se acercó hasta a ellos y se colocó junto a su mujer.
—Id a entrenar y no paréis hasta que yo os lo ordene.
—Si, padre- contestaron los dos cabizbajos.
Valentine tenía suficientes cosas por las que preocuparse antes que de el comportamiento de esos mocosos. Sus hombres aún no habían sido capaces de encontrar el Espejo Mortal y ni siquiera tenían una mínima pista de dónde se podría hallar. Entró de nuevo a la sala y se sentó frente a su hija. A pesar de estar intentando enseñarle unas nuevas runas su mente estaba en otro lado.
—Padre, ¡padre!- Gritó Clary sobresaltándolo.- ¿Ocurre algo? Pareces preocupado.
—He perdido algo muy importante, pequeña y no tengo ni la menor idea de dónde puede estar.
—A lo mejor yo puedo ayudarte a buscarlo- ofreció con una tierna sonrisa.
—No creo que sea posible, Clarissa. Lo que he perdido no se encuentra en la casa sino lejos.
La pelirroja se levantó del cómodo sillón, se acercó a su padre y se sentó sobre sus rodillas. Cogió la estela del peliblanco y la giró entre sus manitas.
—¿Qué es lo que buscas?
—El Espejo Mortal. Es un objeto muy importante para nosotros los cazadores de sombras.
La pequeña asintió tomó la mano derecha de su padre, ya que ahí no tenía dibujada la runa voyance y trazó con la estela una runa jamás vista antes. Valentine se quedó estático pero no detuvo a su hija. Miró la marca sobre su mano y frunció el ceño. ¿Qué diablos era aquello?
—Dijiste que querías volver a encontrar el Espejo Mortal. Ahora ya puedes, solo tienes que pensar en él.
Y eso hizo. Se concentró en la leyenda. En como el ángel Raziel había surgido de las aguas del Lago Lyn con la Copa Mortal y con la Espada Mortal o Maellartach en sus manos y en como se las había tendido a Jonathan Cazador de Sombras. Entonces lo supo. Supo en qué lugar se encontraba el Espejo. Sonrió ampliamente y abrazo con fuerza a su hija. Ella le había vuelto a dar las respuestas que necesitaba una vez más.
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Una Pequeña Morgenstern
FanfictionHace cinco años Jocelyn Morgenstern huyó del Círculo y de su esposo, Valentine, junto con la Copa Mortal. Desde ese día él ha tratado de encontrar a su esposa para traerla a su lado y así obtener la Copa de nuevo. Valentine, tras tantos años de bús...