Capítulo 9

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El sol se filtró por entre las cortinas despertando así a Clary. La pelirroja se frotó los ojos a la vez que bostezaba. Sobre ella se encontraba el brazo de su padre quien le acunaba protectoramente. Se movió con cuidado para no despertarle. Tenía hambre. Quería buscar a su hermano pero, por algún motivo, algo en ella le decía que eso podría ser peligroso. Valentine movió su brazo y, al no notar a su hija, se irguió asustado. Clary se sobresaltó y dio un leve grito.

—Padre, me asustaste.

—¿Qué haces levantada, Clarissa? ¿Te encuentras mejor?  

Ella solo asintió con lentitud. El suelo estaba frío y sus pies estaban empezando a helarse. Valentine se acercó a ella tendiéndole unas zapatillas. La pequeña las tomó y se las puso.

—En veinte minutos vamos a desayunar, Clarissa. Ve a prepararte a tu cuarto.

Ella solo asintió. Abrió la puerta de repente aturdida, ¿por qué no recordaba donde estaba su habitación? Anduvo en línea recta tratando de orientarse pero todo le parecía extrañamente parecido y desconocido. Un alarido la hizo estremecerse. Siguió ese sonido llevada por la curiosidad el cual la guió a una puerta un tanto diferente a las demás. Era de roble. En ella estaban esculpidas diferentes runas que estaban enroscadas en los relieves de figuras demoníacas. Clary se estremeció de nuevo. Alargó la mano hacia el picaporte pero esta nunca llegó a tocarlo. Jonathan, tenía cogida la muñeca de su hermana.

—¿Qué crees que estás haciendo, Clarissa?— Preguntó irradiando ira.

—Y...Yo... Creí escuchar algo.

—Ahí no hay nada que tengas que ver. Al menos, no de momento— dijo rotundo—. Nuestro padre nos espera en el comedor, ¿por qué no te has cambiado aún?— Increpó.

—No recuerdo donde está mi habitación.

Jonathan tiró de ella, esta vez con suavidad, llevándola así a su cuarto. Cinco minutos más tarde ambos hermanos estaban sentados en sus sitios correspondientes junto a su padre. Como de costumbre comieron en silencio. Los criados iban de arriba para abajo luciendo nerviosos y muy ocupados.

—¿Padre, que ocurre?— Preguntó Clary fijando su vista en su progenitor.

—¿A qué te refieres, Clarissa?— Dijo devolviéndole la mirada.

—Todo el mundo parece nervioso y muy ocupado, he supuesto que pasaba algo— la pequeña se encogió de hombros preguntándose si aquello fue una indiscreción.

—Nada importante, os dejaré a tu hermano y a ti solos durante una temporada muy corta. Tengo que salir de viaje por ciertos... negocios.

La pelirroja miró a su hermano quien parecía molesto con ello. Puede que a él no le apeteciera quedarse a “solas" con  ella. Este posó su mirada en Clary quien instantáneamente movió sus ojos.

Una Pequeña MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora