Capítulo 17

2.6K 179 21
                                    

—¿Y bien?— Preguntó de nuevo con un tono de molestia.

Jonathan sonreía para sí. Jace, por el contrario, jugueteaba con sus manos, nervioso.

—Jace...No me hagas repetir la pregunta— dijo despacio, enfadado.

—Yo... Yo le he dicho a Clary que...— miró a Jonathan de reojo buscando su ayuda. El rubio sonrió a la vez que desviaba sus ojos hacia la arboleda disfrutando de aquel momento— su madre os abandonó a los tres porque os odiaba— confesó de carrerilla.

Valentine miró perplejo al chico. Alzó el brazo con una hábil rapidez y le golpeó en la cara. Jace cayó al suelo. Llevó su mano a su mejilla y contempló el suelo temeroso de mirar a su "padre".

—Vas a quedarte aquí, hasta que la noche caiga, entrenando. No comerás nada hasta mañana y no entrarás en la casa hasta que yo te lo ordene. ¿Entendido?— Ladró.

—Sí, padre— afirmó mientras se levantaba.

—Jonathan— apeló fijando sus oscuros ojos en su primogénito —, busca a Clarissa y llévala a mi estudio.

***

Clary se encerró en su habitación. Se sentó en la cama recogiendo sus piernas y hundiendo su rostro entre estas. Ni siquiera notó como las lágrimas perfilaban sus mejillas. Eso no podía ser verdad. Su madre la quería, de eso estaba más que segura.
El tintineo del picaporte la hizo estremecer. Alguien golpeaba la puerta, llamándola. Clary posó sus manos en sus oídos. No quería hablar con nadie.

—¡Clary!¡Clary por favor ábreme la puerta!— Gritaba Jonathan.

Tomó una profunda bocanada de aire. Sacó su estela del bolsillo e hizo la runa de desbloqueo en la puerta. La abrió rápido. Un pequeño quejido salió de la pelirroja. Jonathan se acercó a su hermana quien se había golpeado con la puerta en la cabeza. Un leve hilillo de sangre caía por su frente.

—¡Clary!— Gritó el rubio arrodillándose.

La pelirroja abrió los ojos con lentitud. Se llevó una de sus manos a su frente y reprimió un quejido por el dolor.

—¿Clarissa estás bien?

Ella asintió alejándose de él. Miró al chico, desconfiada. ¿Qué había pasado?¿Por qué estaba tirada en el suelo con el hijo de aquel hombre?

—Jonathan— apeló Valentine quien apareció en el marco de la puerta—, ¿por qué no la has llevado a mi despacho?

Clary, al ver al ojinegro empalideció y se levantó. Se alejó lo más que pudo de ellos, temblando.

—Clarissa, ¿qué ocurre? ¿Por qué estás sangrando?

Al ver que no le contestaba se acercó a ella quien, al notar que pretendía tocarla, se estremeció y alejó de su toque. Valentine miró interrogativo a la pequeña quien solo le observaba con miedo.

—Ella se golpeó con la puerta en la cabeza, padre— informó Jonathan.

—¿Por qué me miras así, hija? Ven aquí pequeña— alargó los brazos en dirección a ella quien se volvió a estremecer.

Dio un par de pasos hacia atrás hasta chocar con la pared. Imágenes de aquella noche surcaron su mente haciéndole rememorar como el rubio se la llevaba lejos de su madre y de su "tío". El ojinegro, desesperado al ver que su hija le rehuía, la tomó en brazos y comenzó a caminar hacia su habitación. Clary comenzó a llorar de nuevo, golpeando débilmente el torso de su padre.

—Clarissa, basta. Para, ¿por qué te comportas así?

—¡Suéltame! ¡Quiero volver con mamá!

—Tranquila hija, ella vendrá pronto a casa.

—¡Esta no es mi casa!— Gritó desesperada.

Valentine se paró en seco. Miró a la pequeña y comprendió enseguida lo que estaba pasando. La abrazó con fuerza mientras retomaba su camino. Necesitaba a otro brujo. Y rápido.


Una Pequeña MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora