Capítulo 19

1.8K 141 5
                                    

Ragnor miraba con pena a Jocelyn. La pobre mujer se veía destrozada. En esos pocos días había perdido bastante peso y, teniendo en cuenta que ya era muy enjuta, eso le hacía verse demacrada. Ambos estaban sentados en la sala de estar del brujo. En una mesita auxiliar frente a ellos había dos tazas de humeante té y el Libro de lo Blanco abierto. 

-¿Entonces, podrías?- Preguntó con un pálido e insignificante brillo en los ojos. 

-Sí, pero eso sería muy peligroso. 

-Por favor Ragnor, ese loco tiene a mi hija...- suplicó. 

-También es su hija, Jocelyn. Dudo que le haga daño.

-Tú sabes bien lo que le hizo a Jonathan, no puedo permitir que le haga algo parecido a Clary. 

El submundo posó su mirada sobre el vapor que desprendía el té caliente. Los Fairchild y él habían sido muy buenos amigos desde tiempos inmemorables pero lo que Jocelyn le estaba pidiendo era demasiado arriesgado, ya no solo para él sino para ella también. Cerró los ojos durante unos escasos segundos. La imagen de una pequeña niña pelirroja apareció borrando todo otro tipo de pensamiento. Suspiró pesadamente mientras redirigía su mirada a la Nefilim. 

-Te ayudaré pero primero tendremos que pensar en un plan para después de recuperar a Clary. Todo tiene que salir a pedir de boca. 

***

Clary abrió sus ojos encontrándose con la absoluta oscuridad. Estiró su brazo hacia su mesilla de noche y tomó la piedra de luz. Un tenue brillo iluminó la habitación. La pelirroja miró hacia su derecha encontrándose con su hermano dormido a su lado. Zarandeó con suavidad a Jonathan quien se despertó con el cuerpo en tensión. Al encontrarse con sus ojos se relajó. Abrazó a su hermana con fuerza y esta le devolvió el abrazo, sorprendida. 

-Tengo hambre, Jonathan- susurró aún siendo estrujada por él.

El rubio se separó de ella, bajó y salió de la sala sin decir ni una sola palabra. Minutos después reapareció con dos manzanas las cuales tendió a Clary. Ella le agradeció dándole un beso en la mejilla y comenzó a comer. Una vez hubo terminado tiró ambos corazones a una papelera y se tumbó junto a su hermano quien la abrazó protectoramente. La pelirroja apoyó la cabeza en el pecho de Jonathan.

-No vuelvas a darnos un susto como ese, ¿de acuerdo?

-¿De qué estás hablando?- Preguntó sin comprender.

-Nada hermanita- dijo tras un fuerte resoplido. Besó su frente y la atrajo más a él-, duerme.

***

-¡Valentine! ¡Valentine!- Gritó Jocelyn desesperada.

Llevaba casi cinco horas gritando el nombre de su esposo esperando a que hiciera acto de presencia. La pelirroja maldijo internamente. No esperaba que él se hubiera vuelto amante de lo misterioso. Llenó sus pulmones de nuevo preparándose para llamarle.

-Hola Jocelyn. ¿Y bien? ¿Te has decidido ya?- Preguntó con una sonrisa arrogante.

Una Pequeña MorgensternDonde viven las historias. Descúbrelo ahora