Sentí el sabor amargo de la traición. El dolor era infinito. Mi vida había desaparecido, se había esfumado en dos días. Estaba aniquilada como persona. Había caído demasiado hondo como para poder recuperarme, o al menos es lo que pensé en aquel momento.
Mis lágrimas cesaron de inmediato. No iba a mostrarle a Julius Grant más dolor. No iba a mostrarle al mundo más amargura. Aquello había sido una pesadilla y pronto despertaría de ella. Me puse en pié.
—Señor Grant, no quiero saber más —le dije muy seria.
—Pero señorita White, no he terminado de contarle...
—No quiero que siga contándome más —le espeté interrumpiendo sus explicaciones—. Ya se todo lo que tengo que saber y no necesito conocer más detalles escabrosos sobre sus operaciones. De hecho, cuanto menos sepa, creo que será mejor para mí.
—Pero debe saber que...
—¡Ya basta! —grité—, le he dicho que no quiero saber más. Voy a marcharme de aquí. Ustedes ya tienen todo lo que necesitaban y no me necesitan a mí para nada.
—No lo comprende, Charlotte...
—Lo comprendo perfectamente —le dije muy seca—. Quiero que me devuelvan mi teléfono, o lo que quede de él. Me voy a mi casa.
—Señorita White, por favor.
—¡Déjeme en paz! Deme mi teléfono y deje que siga con mi vida de mierda.
—No puedo dejarla ir así, he de explicarle que...
Mi mirada se cruzó con la suya con violencia extrema. No iba a consentir que aquel hombre siguiese humillándome y encima contándome los detalles de mi humillación. Sabía todo lo que tenía que saber.
—¡Cállese y escuche maldito desgraciado! —Grant se calló—. Usted tendría sus motivos para hacer lo que hizo, no voy a discutirle eso, pero yo tengo mis propios motivos para no seguir aquí y me voy. Puede estar tranquilo, no voy a decirle nada a nadie y como bien me ha dicho, tampoco me creería nadie si lo hiciera. No quiero saber quién es usted, ni quiero saber dónde estoy, ni para quién trabaja. No quiero saber nada más de nadie. Solamente quiero continuar con mi vida. Hoy mismo presentaré mi dimisión en AESystems y me iré lejos. Lejos de usted, lejos de Londres, lejos de toda la inmundicia que me ha traído. Sus operaciones secretas están a salvo, pero no voy a consentirle que sigan utilizándome.
—No vamos a permitir eso, Charlotte —me dijo con mucha calma—. Si usted abandona AESystems, Renasci sumará uno más uno, darán con usted y el rastro de migas de pan que ha ido dejando. La matarán Charlotte. Necesita protección. Necesita una coartada válida para abandonar AESystems y no la tiene. Piense en los suyos, recapacite.
Aquel hombre tenía razón. Si Renasci tenía todo ese poder que me había contado, no dudarían ni un momento en aniquilar cualquier esperanza que yo tuviese de vivir en paz. Necesitaba una coartada, protección, algo. Necesitaba a un ejército protegiéndome y aquel hombre no podía darme aquello. Mi vida estaba acabada y Julius Grant había acabado con ella.
—¿Qué me sugiere que haga entonces?
—Tal y como yo lo veo, tiene dos opciones solamente. La primera es que continúe trabajando en su empresa como hasta ahora. Necesitamos que demore lo más posible sus avances. Nosotros le ayudaremos en eso. Contratará a un ayudante que le brindaremos y buscaremos el medio de continuar nuestras investigaciones desde dentro de la organización..., y créame—dijo pausadamente— que haremos lo que sea necesario para lograr nuestros objetivos, la vida humana depende de ello. Seguiremos nuestro plan, trataremos de alcanzar la organización, desmembrarla, eliminarla... y rezar a cualquiera de los dioses que existan para que lleguemos a tiempo.
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Renasci - La forja de una espía
AcciónLa sombra de un poder inimaginable se cierne sobre el planeta. El mundo tal y como lo conocemos, está próximo a su final. La Agencia ha recibido el encargo de evitarlo y le queda una última oportunidad para detener lo que está por venir. Para lo...