54. Summa Omnium

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Fuimos al bar del hospital. Szczesny pidió café para ambos. Conocía mi debilidad por esa bebida y, pese a mis protestas de la habitación, sabía que me gustaría tomar uno.

—Charlotte, antes de nada quiero disculparme.

—Son disculpas que llegan tarde, Szczesny.

—Lo sé, pero tiene su justificación, déjame contarte algo, pero antes, necesito que confíes en mí.

—No confío en ti, lo siento —le dije con total sinceridad a Szczesny.

—Por favor, Charlotte, esto mucho más importante que tú o yo. Esto tiene un alcance global. Afecta a todos los que estamos aquí, afecta a la humanidad.

—Muchas cosas afectan a la humanidad, no veo por qué esto ha de ser distinto. Esto me afecta a mí, afecta a cómo te veo y a la confianza que tenía depositada en ti, Szczesny. Te amé durante un tiempo y ayer, mejor dicho, hace tiempo, rompiste esa confianza. La hiciste añicos. No esperes que vuelva a confiar en ti.

—De acuerdo, no lo hagas hasta que no hayas escuchado lo que tengo que decirte —Szczesny sacó del bolsillo una cajita y la abrió—. Necesito que pongas aquí tu teléfono.

—¿Mi teléfono? ¿Ahí? ¿Por qué habría de hacer semejante estupidez?

—Estoy seguro que tienes pinchado el teléfono y no sé si alguien pueda estar escuchando esta conversación ahora mismo. Confía en mí, por favor —dijo alargando la cajita sobre la mesa. Era de color negro, sólida y de algún tipo de metal que no brillaba, posiblemente plomo.

Titubeante saqué el teléfono del bolso y lo introduje en la cajita que Szczesny cerró y dejó sobre la mesa.

—Gracias —me dijo.

—No sé de qué va todo esto Szczesny, pero tu explicación va a tener que sonar muy convincente para creerme lo que me tengas que decir —dije tratando de mantenerme firme mientras pensaba que acababa de perder todo contacto con la ayuda exterior.

Miré a un lado y a otro, tratando de encontrar alguna cara conocida o que pudiese haber visto antes y que me asegurase que los espías de La Agencia seguían conmigo. Escuché atenta y sin interrumpir sus explicaciones.

—Las personas que te secuestraron el otro día no son agentes de la Scotland Yard. En realidad son parte de una organización llamada Summa Omnium. Es una especia de logia masónica que ejerce desde las sombras un poder global e inimaginable y se atribuyen a sí mismos la dudosa cualidad de ser "la suma de todo"o "el total de todo". Empresarios que controlan la economía mundial, políticos capaces de legislar y cambiar las normas, religiosos que manipulan las mentes de la masa informe en la que nos hemos convertido, jueces que declinan la balanza al margen de la propia ley; filósofos, científicos, artistas... hay todo tipo de influyentes personas en todos los estamentos de poder de la sociedad. Dirigen los destinos de la humanidad y nos mantienen ciegos, todo al amparo del "bien mayor". Sus intenciones son seguir manteniendo el control de todo, del mundo, de la sociedad, y para eso están dispuestos a hacer lo que sea necesario, sin tener en cuenta al pueblo, atándonos con una venda los ojos y drogando nuestra voluntad con falsas sociedades del bienestar.

Hizo una pausa. Yo permanecí en silencio mientras asimilaba en enfoque que Szczesny le estaba dando a todo aquello.

—Esas personas son despojos humanos. Lo peor de una sociedad piramidal absolutamente corupta. Su poder es casi ilimitado, hasta el punto que poseen su propia agencia de inteligencia. Manipulan la información que nos llega a través de los medios de comunicación y sabotean cualquier intento de expresar la libertad y las ideas colectivas de las personas que pensamos que todo esto no puede seguir así, que merecemos un despertar.

Renasci - La forja de una espíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora