32. Sin rumbo

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Me quedé mirando aquel paquete que llevaba Grant en sus manos.‭ ‬Lo habían previsto todo,‭ ‬incluso darme un nuevo teléfono,‭ ‬seguramente ya intervenido.

‭—¿‬Qué le hace pensar que voy a aceptar‭ ‬un teléfono‭ ‬hackeado por ustedes‭?

—Nada me lo hace pensar,‭ ‬pero es‭ ‬algo que‭ ‬me ahorraré si lo acepta.

Las puertas del ascensor se abrieron y salí al pasillo por el que‭ ‬había entrado hacía más de un día.‭ ‬En las puertas ya no había rastro de las identificaciones de cada sección ni de logotipos de la Scotland Yard.

‭—¿‬No me van a dejar tranquila,‭ ‬verdad‭? —‬pregunté furiosa.

‭—‬Prometo dejarla tranquila,‭ ‬pero no vamos a descuidar tampoco nuestro trabajo, seguro que lo comprende.

Arranqué el paquete de sus manos cuando salimos al aparcamiento.‭ ‬Mi coche estaba aparcado donde yo lo había dejado.

‭—¿‬Van a seguirme‭?

—¿Va usted a hacer algo que no deba‭?

—No,‭ ‬ya se lo he prometido.‭ ‬Yo cumplo siempre mi palabra.

‭—‬Yo también,‭ ‬señorita White,‭ ‬siempre lo hago.‭ —‬Sus palabras me produjeron un estremecimiento.‭ ‬Sabía que aquello era una amenaza velada si me atrevía a contarle algo a alguien.

‭—¡‬Ja‭! —‬Era increíble escuchar eso de boca de aquel individuo.

Encontré en el interior del paquete mi bolso.‭ ‬Dentro estaban las llaves del coche.‭ ‬Pulsé el botón y se abrieron.‭ ‬También había otro mando en el bolso.

‭—¿‬Y esto qué es‭?

—Es la llave del portón exterior.‭ ‬En su cartera encontrará‭ ‬también‭ ‬una tarjeta de crédito a su nombre.‭ ‬Si necesita cualquier cosa,‭ ‬cómprelo.‭ ‬La tarjeta está dotada de un chip como el que tiene ésta‭ —‬me dijo mostrándome la que había utilizado para abrir el ascensor‭—‬.‭ ‬Si en algún momento quiere volver aquí,‭ ‬hágalo.‭ ‬Este es un lugar seguro para usted.‭ ‬Puede usar el apartamento del ascensor.‭ ‬El edificio está controlado y vigilado,‭ ‬pero el apartamento no tiene ni cámaras ni micrófonos.‭ ‬Cualquier cosa que pueda necesitar lo encontrará ahí.

‭—‬Tenga esto,‭ ‬no voy a volver‭ aquí —‬le dije cuando localicé la tarjeta de crédito‭—‬,‭ ‬y además no quiero su dinero.

‭—‬No estoy comprando su dolor,‭ ‬señorita,‭ ‬tampoco su silencio.‭ ‬Estoy ofreciéndole una escapatoria si se ve en problemas.‭ ‬También estoy pidiéndole que se lo piense y me llame.

‭—‬No voy a hacer nada por usted,‭ ‬Julius Grant‭ —‬dije remarcando las sílabas de su nombre mientras me subía al coche y lo ponía en marcha.‭ ‬Puse la marcha atrás y salí por la rampa hacia un destino incierto.

‭—‬No es por mí por quien se lo pido,‭ ‬señorita White‭ —‬dijo Julius en voz baja mientras quedaba en el aparcamiento viéndome marchar.

‭—‬No,‭ ‬claro,‭ ‬es por la humanidad‭ —‬dije al atravesar el portón que me llevaba a la calle.

Al salir de la calle Dacre St.‭ ‬y girar por Broadway,‭ ‬encaré con mi escarabajo por Victoria Street para‭ ‬escapar a‭ ‬algún sitio lejos de allí.‭ ‬Ya era entrada la noche y no sabía qué hora era.‭ ‬Mientras conducía, busqué‭ ‬a tientas‭ ‬entre mis pertenencias mi reloj de pulsera y me lo puse.‭ ‬Eran las‭ ‬21:10‭ ‬del lunes.‭ ‬Había pasado encerrada entre las paredes de aquel edificio demasiadas horas.‭ ‬Necesitaba respirar pero también necesitaba comer,‭ ‬lavarme, gritar,‭ ‬llorar y dormir.‭ ‬En ese preciso orden.

‭—¿‬Cuánta gente podría llegar a llamarte si desaparecieras durante dos días‭? —‬En mi mente se dibujaban ahora preguntas sin demasiado sentido‭—‬.‭ ¿‬Cuánta gente te quiere de verdad‭? ¿‬Cuánto tardarían en encontrarte si mañana te murieras en tu casa,‭ ‬sola‭? —‬Aquello era una especie de automutilación que yo misma me estaba infringiendo‭—‬.‭ ¿‬Cuánto tiempo tardarían los habitantes de Londres en morir a miles si no existiera la tecnología que mantiene sus luces encendidas,‭ ‬sus hogares calientes y sus coches en funcionamiento‭? ¿‬Cómo empezarían los disturbios‭? ¿‬Cómo se coordinaría la policía para evitar saqueos,‭ ‬violaciones y muertes‭? —‬Traté de borrar aquellos pensamientos de mi mente.‭ ‬Solamente me provocaban más angustia. Pero el nombre Renasci continuó repiqueteando en mi cabeza.

Mientras conducía‭ ‬hacia ninguna parte, pensé que aquel día no había dado señales de vida en el trabajo y tampoco había atendido al teléfono.‭ ‬La ansiedad se apoderó de mí cuando‭ ‬en mi cabeza se formó la idea de‭ ‬que tal vez me estuvieran buscando.‭

—¿Quién me habrá llamado‭? —‬mi pensamiento de nuevo se desviaba hacia las mismas preguntas.‭ ‬Era demasiado dependiente de un teléfono y pensé que ojalá pudiera acabar con todo aquello lanzando el teléfono al río.‭ ‬De nuevo me vi lanzando con toda mi furia el teléfono contra aquel espejo de la sala blanca pero en mi imaginación, cada vez que lo lanzaba, volvía a recomponerse y aparecía de nuevo en mi bolso, intacto.

Tenía un nuevo teléfono,‭ ‬idéntico que el mío.‭ ‬Así que tampoco me habría servido de mucho.‭ ‬Seguramente si lo tiraba al Támesis,‭ ‬Julius Grant habría aparecido al girarme para darme uno nuevo.‭ ‬Lo cogí y miré la pantalla. El teléfono se había conectado al bluetooth del coche. Era terriblemente incómodo saber que tu teléfono estaba intervenido.‭ ‬Me sentía desnuda y herida en lo más profundo.

‭—¡‬Que te jodan Julius‭! —‬dije gritando mirándolo.‭ ‬Aquello no podía limitar mi vida,‭ ‬aunque tampoco sabía qué podía hacer para cambiarlo.‭ ‬Si lo tiraba, volverían a violar mi intimidad para hackear el que comprase y eso era peor todavía. Me consolé con la esperanza de que mis palabras las estuviese escuchando en ese momento.

Al cabo de media hora conduciendo,‭ ‬salí de la autovía y tomé una carretera secundaria.‭ ‬No sabía dónde estaba yendo,‭ ‬pero me daba igual.‭

—¿Cómo se te ocurre que yo pueda ser tu‭... ‬espía‭? —‬Al pronunciar estas palabras me entró la risa tonta.‭ ‬En ese momento era una bomba emocional‭—‬.‭ ¡‬Espía para mí,‭ ‬por favor‭! —‬dije en voz alta imitando la cavernosa voz de Grant‭—¡‬Salva el mundo,‭ ‬Charlotte‭! ¡‬Porfi,‭ ‬porfi‭! —‬no podía parar de reírme.

Pensé que me estaba volviendo loca. Estaba agotada y noté cómo mis párpados se cerraban.‭ ‬Frené el coche y me eché a un lado de la carretera.‭ ‬Me arrepentí en ese momento de no haberme dirigido a mi casa a descansar.



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‭¿No lo esperabais? Yo tampoco, pero me ha dado tiempo a escribir un capítulo más antes de descansar por hoy...

‭Se me ha olvidado estos días daros las gracias por estar aquí, leyendo, votando, preguntando, indignándoos y dándole vueltas a esas lindas cabezas que tenéis sobre los hombros.

‭Gracias por todo el apoyo que estoy recibiendo de vuestra parte en todas mis obras. Sin vosotros, nada de esto sería posible.

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Renasci - La forja de una espíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora