34. Mesa de Crisis

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—¿Cuál es su valoración? —preguntó Thomas Scott a Julius Grant.

La reunión de la mesa de crisis, concentraba a la plana mayor de La Agencia. A izquierda y derecha del Presidente, se sentaban los responsables de las distintas direcciones, dando cabida también a los principales responsables de área que tuvieran que tomar parte activa en una investigación.

Aquel día, había sido convocada la mesa para poner en común los distintos aspectos operativos y estratégicos que Julius Grant, como máximo responsable de Operaciones, había ordenado. A su lado estaba Sarah Flynn, responsable de Equipos y Operaciones Encubiertas, pieza clave en aquel trabajo.

—La operación, aunque muy precipitada, ha sido un éxito total; aunque nos hemos topado con algunos inconvenientes de última hora que deberemos resolver —respondió Grant mirando a Sarah Flynn, que se sentaba a su izquierda.

—¿Y qué hay de los avances en la investigación? —cuestionó el Presidente a Irene Metaxas, directora de Inteligencia y ex miembro del NEI, el Servicio de Inteligencia Nacional Helénico.

—Con el debido respeto, señor, creo que Julius está siento muy optimista —dijo en tono de pesar—. Aunque fuese verdad que pudiéramos captar a Charlotte White como agente infiltrado, las probabilidades de que consiga desestabilizar la organización a tiempo son muy limitadas.

Aquella mujer debía poner sobre la mesa las cuestiones de inteligencia, es decir, el análisis que se realizaba de todas las fuentes posibles de información y que concluía la situación real de cualquier operación.

—Además, hay otro problema que no está teniendo en cuenta Julius...

—¿En qué consiste el problema? —intervino Grant.

—¿Qué vamos a hacer con el mensaje que envió Charlotte? No sabemos todavía lo que contiene, pero podría ser un aviso a la organización o, si era un mensaje de socorro, podría haber sido enviado a alguien demasiado próximo a Renasci. Ellos podrían estar ya sobre la pista de nuestros avances.

—Y por eso su prioridad ha de ser descifrarlo, ¿no cree usted? —indicó Scott a Irene.

—Por supuesto, señor. Por eso estamos utilizando todos nuestros recursos para averiguar no solamente el contenido del mensaje, sino la identidad de su destinatario. Nuestros avances están siendo escasos. Sabemos que la cuenta de correo a la que se envió el mensaje, jamás ha conectado con una IP válida para ser rastreada. El destinatario es alguien muy precavido, señor. Lleva utilizando nodos de conexión anónima desde siempre, así que no podemos concretar su ubicación física. En la deep web no hemos encontrado referencias con ese correo y en el historial del correo electrónico de Charlotte, aparecen distintos mensajes, también cifrados, que datan de su paso por la universidad. Creemos que es alguien de su entorno de amistades pero no hay ningún nombre de momento.

—¿Y qué deberíamos hacer? —En esta ocasión Scott se dirigió a Quian Wu.

Aquel hombre, probablemente el mejor analista con el que había contado el Ministerio de Seguridad del Estado chino, el MSN. E La Agencia era el responsable de la Dirección Estratégica. Su misión principal era decidir, a la vista de la inteligencia de la que se disponía, las líneas de actuación operativa que debía llevar a cabo la organización secreta. Qué investigar y cómo, eran sus áreas de decisión.

En aquellas 4 personas, residía un poder y un conocimiento de dimensiones colosales. Su capacidad de generación de inteligencia y puesta en escena eran envidiables por cualquier servicio nacional. Su capacidad operativa no era tanto debida a que tuviesen mucho personal en plantilla, sino a que tenían la potestad de hacer uso de cualquier servicio de inteligencia del mundo para obtener la información que requerían o la capacidad humana y tecnológica necesaria en cualquiera de las operaciones que desarrollaban.

Renasci - La forja de una espíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora