Gracias.... Dylan

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Voy hacia la puerta y al abrirla diviso a Dylan.

- Hola Emma -dice con una pequeña sonrisa.

- ¡Dylan! -exclamé y lo abracé, lo extrañaba. Tenía que agradecerle su apoyo del día de la fiesta.

- ¿Cómo estás? ¿Qué tal está Mattew? -preguntó.

- Muy bien, gracias. Pasa -dije y nos adentramos en la casa. Fuimos a la cocina, y ahí se encontraba Matt, sacándose la cinta de su boca.

- Hola Mattew -dijo Dylan- ¿Cómo estás?

- Hola Dylan, estoy mejor, gracias por preguntar. Yo quería hablar contigo -dijo y Dylan y yo lo miramos sorprendidos.

- Dime... -respondió Dylan.

- Quería agradecerte -Dylan lo miró aún más sorprendido- Sé que cuidaste de Emma mientras me golpeaban, y también que la ayudaste mientras ella intentaba hacer que despertara. Muchas gracias.

- Oh... No hay problema, haría lo que fuera por Emma -dijo y sonreí inconscientemente- Es una buena amiga, y bueno... Ya sabes.

- ¿Qué sabe? -pregunté y los dos me miraron recordando que estaba allí, pero ninguno respondió- ¿Pueden explicarme? No entiendo nada.

- Uy pero que curioso tomatito -dijo Matt agarrando mis mejillas, luego besó la punta de mi nariz. Lo cual hizo que me pusiera roja- Amo que seas así -dijo con esa sonrisa perfecta que tiene. Esperen ¿Qué?

¿Sonrisa perfecta? Ay Dios, Ay Dios. Por favor no.

Nos quedamos viendo a los ojos durante varios segundos, después un carraspeo nos interrumpió. Oh cierto, Dylan - Muy bien... Considerando que estás mejor... Me iré.

- Dylan espera -dije y Matt me miró esperando a ver que es lo que decía- ¿Cuándo haremos el trabajo de música?

- Uh, ¿No recuerdas Emma? El profesor dijo que lo tomaría la otra semana porque cuando volvamos a clases nos tiene una "sorpresa" -respondió.

- Ahhhhhh si. Es cierto jejeje -dije inocentemente.

Dylan rió, se despidió nuevamente y se fue.

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Matt se rió a carcajadas.

- ¿Qué ocurre? -pregunté incrédula.

- Es que creí que lo invitarías, o le pedirías que se quedara. No lo sé -respondió entre risas.

- ¿Y eso te hace feliz que ríes tanto?

- Si y mucho -dijo y lo miré sorprendida- No sabes cuanto, porque prefieres estar conmigo a estar con él.

- Ya quisieras -dije riendo- Es sólo que tu... Tu... Estás mal y tienes que estar tranquilo.

- Ajá. Ve a cambiarte Emma -dijo.

- ¿Acaso estás diciendo que mi pijama es feo? Tiene unicornios, mis favoritos. No puedes decir nada -dije orgullosa.

- Para nada, amo tus unicornios, la forma en que mientes, te sonrojas -comenzó a acercarse- Me prefieres. Pero vamos a salir a dar un paseo y dudo que quieras ir de unicornios de colores.

- Ay ajá, admite que te encantan mis unicornios -dije y reí.

- Me encantas tu -dijo aún más cerca de mí- Oww, el tomatito ha vuelto. Y yo haré que se torne bordó -se acercó mucho más y tomó mi mejilla.

Me quedé tiesa- Okey, iré a cambiarme -dije rápidamente y subí las escaleras.

- ¡Huye! ¡Huye como la cobarde que eres! -escuché que gritaba.

La Chica de la BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora