- Vine porque tus padres me invitaron anoche –respondió Jack Cooper ante mí.
Ash, yo odiaba a este sujeto. Era tan misterioso, y tan repulsivo. Además se vestía mejor que yo. Y para que quede claro, la única diva aquí soy yo. Ni siquiera Mac. Lo cual me enfurecía aún más.
- Bueno, cuando ellos se levanten, pasas –respondí y le cerré la puerta en la cara.
Sacudí mis manos, orgulloso, hasta que me di la vuelta y encontré a mi madre detrás de mí.
- Thiago Steven Marshall –dijo con el ceño fruncido y sus brazos cruzados sobre su pecho.
- Holis, mami –le di una pequeña sonrisa, tratando de parecer inocente.
- ¿Esos son los modales que te he enseñado? –me preguntó enojada.
- Pero te acabo de saludar... -contesté, haciéndome el tonto.
- Hablo de Jack –soltó-. Abre la puerta en este instante, le pides disculpas y lo dejas entrar.
Maldito Jack, seguro me acusó.
Enojado abrí la puerta-. Pasa, Cooper.
- Gracias... -él me dio una pequeña sonrisa y entró a la casa algo asustado por mi mirada.
Antes de que mi madre me regañara nuevamente, decidí acotar algo más:
- Seh, seh. Discúlpame por haberte cerrado la puerta en la cara –miré hacia otro lado, ofendido-. Pero tú no tendrás panquesitos en tu desayuno –finalicé y volví a mi trabajo, la cocina.
Oía cómo mi madre se disculpaba con él y lo invitaba a sentarse a la mesa.
Dios, ni siquiera sabía por qué mis padres siempre lo invitaban a estar con nosotros. Mac lo odiaba, yo no lo soportaba, a Drew le daba igual.
La única que había hablado más con él era Emma, que recién llegó ayer y no sabía el tipo de persona que era este mequetrefe.
Mi celular sonó sacándome de mis pensamientos.
- ¿Aló? –respondí con una sonrisa al darme cuenta de quién era.
- Hola mi amor –me decía mi novia desde el otro lado-. ¿Cómo amaneciste?
- Pues bien, cariño. Todo iba bien hasta que ese badulaque de Cooper llegó a mi casa. ¿Por qué tiene que venir justo hoy que preparé un desayuno especial para la familia? –rodé mis ojos y acomodé el celular entre mi hombro y mi oreja. Debía seguir batiendo los huevos.
- ¿Desayuno para la familia? –ella comenzó a reír.
- Sí, bella. Disculpa que no te haya invitado, es que mi hermanita recién llegó ayer, y la verdad trato de ayudarla a que se adapte a nosotros. Esto le costará... pero te la presentaré en cuanto la vea más segura, ¿sí? –comenté mientras le echaba sal a recipiente de los huevos.
- Claro, cariño, tranquilo. Yo lo entiendo, en fin. Solo quería saber que estuvieras bien, ya me estoy yendo al trabajo. ¿Te veo mañana? –dijo y podía apostar a que estaba sonriendo.
- Sí, amor. Nos vemos, te mando un beso enorme –dije y colgué.
- l'amour l'amour –alguien decía detrás de mí.
Me di la vuelta y divisé a Emma, ella se acercó a mí y me dio un corto abrazo.
- Buen día, hermanita –le dije-. No sabía que hablaras francés.
- Hay muchas cosas que no sabes de mí –me guiñó un ojo-. También hablo italiano.
- ¿Sí?
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La Chica de la Biblioteca
Novela JuvenilUna historia llena de sorpresas, aventuras y... Secretos. ¿Te atreves a descubrirlos? ©Obra registrada en Safe Creative. ©No se aceptan copias y/o adaptaciones. ®Recuerda que lo más valioso que tenemos es la imaginación. ¡No uses la mía!