Comienza el plan.

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Me desperté súper temprano a organizar mi vida de nuevo. Ya estaba decidida. Si la vida quería darme pelea, le daría una guerra.

Me levanté, me bañé y comencé a investigar en internet. Comenzaría yoga, haría más ejercicio, quizás probaría comer cosas nuevas, y hablaría con mis padres para que no me cambiaran de escuela. Allí había pasado más de media vida, y quería terminar mi etapa allí. No importaba si tenía que viajar una hora.

Rápidamente fui a desayunar, quería hablar con mis padres antes de ir a mi cita con mi novio, Matt.

- Buenos días –saludé entrando a la cocina. Allí se encontraba Mac.

- Hola –dijo con simpleza.

No le di importancia, hoy solo me preocuparía por mí y por mi paz mental y emocional.

Me preparé un delicioso café, aunque antes de sentarme a beberlo, encontré un pedazo de pastel con una nota que decía "Para Emma". Me dispuse a leerla, decía: "Buenos días, querida hermanita. Espero que esto endulce un poco tu día, te quiero mucho. Hoy tuve que irme a trabajar temprano, porque los libros no se pagan solos. Espero que tengas un lindo día, llámame cuando termines tu cita con Matt y paso por ustedes para la cena familiar. Suerte, cuídate"

Sonreí como tonta, realmente tenía un hermano increíble. Tomé la rebanada de pastel y lo comí junto con mi café.

Ojeé mi celular mientras desayunaba. La librería que estaba cerca de mi antigua casa tenía nuevos libros. Dios, debía ir. Tenían tantos libros que yo buscaba hace meses.

Rápidamente terminé mi desayuno y me fui al despacho de mi padre a hablar con él. Golpeé antes de entrar.

- Buenos días –dije.

- Buen día, querida –me saludó-. Pasa cariño, ¿cómo dormiste?

- Bien... dentro de todo. Vengo a despedirme, Matt pasará por mí –le dije.

- De acuerdo, ve con cuidado y me llamas si necesitas algo, ¿está bien?

- Sí, solo que... quería hablar contigo antes de irme.

- Dime, cariño...

- Yo, eh... quiero pedirte que no me cambies de escuela.

Al parecer él iba a interrumpirme pero me adelanté.

- Sé que está algo lejos de la casa, pero no quiero dejar a mis amigos. Llevo mucho tiempo en esa escuela, y además, tan solo me queda este año y el año que viene... y quiero terminarlo en mi escuela con mis amigos, por favor, papá.

Él me miró atento.

Esperé atenta una respuesta, hasta que por fin se dignó a dármela.

- De acuerdo, escucha, por mi parte, puedes quedarte en tu escuela. Hay que hablar con tu madre, pero por mí no hay problema –me sonrió.

- ¡Gracias! –me acerqué rápido a abrazarlo-. En serio gracias.

- Tranquila, trataré de convencer a tu madre, ¿de acuerdo?

Asentí sonriendo-. ¿Crees que puedas?

- Nada que una cena, unas rosas y unos chocolates no solucionen –me guiñó un ojo.

- Eres increíble –dije riendo.

- Obvio –respondió él en modo diva. Ahora entendía por qué Thiago era así.

De pronto el timbre de la casa sonó.

- Debe ser Matt, bien... ya me voy, gracias pa, te quiero –le di un beso en la mejilla y salí. No sin antes escuchar que murmuraba "no tanto como yo, pequeña".

La Chica de la BibliotecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora