Eran las seis y media de la tarde cuando Helen entraba por la puerta de su casa con varias bolsas colgando de sus manos.
-. ¡Hija! ¿dónde te metiste? Es muy tarde, el señor Brummer está a punto de llegar – A la madre de Helen le había entrado la histeria. Jimena ya estaba vestida y bastante repeinada, con un estilo bastante clásico.
El papá de Helen interrumpió a Helen antes de que pudiera contestar.
-. Sabía que nos la tenías que jugar niña malcriada.
-. Christopher por favor, ahora no. – Dijo Jimena tocándole un hombro
-. Bajen su histeria, me voy a duchar y bajo. – Interrumpió Helen con cara de asco.
Helen abandonó el recibidor donde se había llevado a cabo aquella conversación y se marchó a arreglarse.
-. Jimena, esta niña solo nos trae dolores de cabeza, Alfonso y su mujer están a punto de llegar. – Dijo Christopher tocándose la nuca.
-. Tranquilo cariño, confío en Helen, he hablado con ella esta mañana y me prometió comportarse.
-. Más le vale o se despedirá de la tarjeta de crédito durante una década.
Helen seguía sumergida en un baño de espuma hasta que alguien tocó la puerta de su habitación.
-. Señorita soy yo, Lana. Voy a pasar. – Dijo Lana mientras abría la puerta del baño que se encontraba dentro de la habitación de Helen. – Cariño, acaban de llegar los invitados, sería conveniente de que bajaras lo antes posible… tu papá no tiene muy buena cara y lo escuché amenazarte sin tarjeta de crédito durante un buen tiempo. – Dijo Lana mientras le acariciaba la cabeza mojada de Helen, que estaba apoyada al filo de la bañera.
Lana quería mucho a Helen y siempre trataba de darle consejos y advertirle de todo lo que sus padres hablaban sobre ella para que Helen estuviera preparada y era por eso que Helen la quería como una segunda madre, gracias a Lana se había librado de muchos castigos y broncas con sus papás.
-. Intentaré tardar lo menos posible Lana, pero entiéndeme, no voy a salir con el cabello mojado y vestida de cualquier manera. – Decía Helen mientras se pasaba una toalla por el cuerpo y sacudía su larga melena, por debajo de la mitad de su espalda.
-. Lo sé cielo, pero ya sabes cómo es tu papá de impaciente. Yo voy a bajar a terminar la cena y a servirles a los invitados, aligérate mi niña.
Dicho esto, Lana se marchó y Helen comenzó a secarse el cabello con su potente secador, una vez el cabello casi seco, se hizo una trenza mientras se maquillaba. El maquillaje era con ojos ligeramente delineados en tono negro, un blush muy sutil con un toque de iluminador y unos labios bastante marcados en tono cereza oscuro. En cuanto a la vestimenta, optó por el vestido que se compró esta tarde con Pat. El vestido era negro, de mangas largas y cuello redondo, a medio muslo, bastante simple visto de frente pero la espalda era completamente descubierta, hasta la zona más baja de la espalda, así que optó por un sujetador sin tirantas ni cerraduras para lucir una magnifica y sensual espalda. Usó unos tacones bastante altos con plataforma delantera en color negro, se colocó un collar en tono dorado de grandes eslabones pegadito al cuello y cuando terminó se desató la trenza para dejar suelta la melena, había conseguido unas pequeñas ondas muy naturales gracias a la forma de la trenza, se onduló un poco el flequillo y usó un poco de su perfume favorito que era el de Ralph Lauren.
Lista, eran las 20:35 p.m. perfecto, los invitados llevaban allí una hora y veinte minutos mi padre tiene que estar que arde.- Pensó Helen.
Se miró por última vez en el gran espejo que colgaba detrás de su puerta y tras esto salió de su habitación – hecha un desastre por cierto – y caminó escaleras abajo.
ESTÁS LEYENDO
No Pretendo Enamorarte
Romance"Yo no pretendo enamorarte, no quiero que le pongas nombre a lo que hacemos por placer." Helen Celotti, hija única de padres millonarios con poco tiempo libre para su única hija. Tan sólo dieciocho años recién cumplidos, con un cuerpo envidiable par...