¡Mierda! El subconsciente me había traicionado.
-. Nada, se me hace tarde. Me marcho, ya te aviso si salgo o no.
Le di un enorme beso en la mejilla y me marché a mi casa. Poco después de cinco minutos llegué a casa. Busqué a mi madre y me encontré con Lana.
-. Lana, ¿y mi mamá?
-. Se marchó de viaje con su papá señorita, ¿no lo sabía?
-. No. – no era la primera vez que mis padres me dejaban sola sin saberlo si quiera.
-. Oh, pensé que lo sabía… además me dieron la noche libre y dos días más.
-. ¿Me vas a dejar sola, aquí?
-. Si me necesita sabe que no me marcharé.
Lana no tenía ni hijos ni marido, su familia eramos nosotros, pero si tenía una hermana que vivía a las afueras de Manhattan y la visitaba cada vez que mis padres le daban vacaciones.
-. No te preocupes Lana, me quedaré con Pat. Mejor que vayas a ver a tu hermana.- le sonreí y la abrace.
-. Eres un cielo de niña.- me abrazó como mi madre poco lo hacía.- De todas formas he ido a comprar y hay de todo en la nevera, todo limpio y toda tu ropa en tu armario.
-. ¿Te he dicho alguna vez que te quiero mucho Lana?
-. Alguna que otra.- se sonrojó.
Me despedí de Lana y se marchó en un taxi.
Pues estaba sola en una casa tan grande, tenía un poco de miedo la verdad. Me preparé una ensalada y un sándwich para almorzar ya que no era muy manitas en la cocina. Mi teléfono sonó.
-. Hola Diego.- contesté.
-. Hola amor, ¿qué tal?
-. Bien, descansando.- justo en ese momento me estaba tumbando en el frío sofá de cuero blanco. - ¿y tú?
-. Yo aun recuperándome de lo de esta mañana cielo.
Nos reímos y de repente se me vino Pat a la mente.
-. Oye, ¿salimos esta noche?
-. ¡Claro! Creo que mañana me cogeré el día libre en la oficina, aún esperamos respuestas sobre tus fotos y algunas otras más, no hay mucho trabajo que hacer.
-. Genial, te presentaré a mi amigo Pat y su novio.
-. Ah, pensé que saldríamos los dos solos
El silencio se hizo en la línea.
-. Bueno… si quieres podemos pasar un rato con ellos y luego nos vamos tú y yo a otro lado ¿te parece?.- me dijo Diego
-. Mm sí, ya veremos allí. Quedamos a las ocho ¿va?
-. Perfecto, te paso a buscar amor, hasta la noche, te quiero.
-. Hasta la noche, y yo.- susurré y colgué.
Sin ninguna novedad en mí me quedé dormida en el sofá y me despertó el continuo ruido del timbre, me levanté de un salto y me encontré con Pat, que entró dentro.
-. Apuesto que estabas dormida.
-. Sí.- me reí
-. Lo sabía. ¿Vienes o no?
-. ¡Joder! ¿qué hora es?
-. Las siete, he venido a buscarte porque no me contestabas al móvil…
-. Mierda, sisisisi voy, me voy a dar un baño y me visto. Por cierto, Diego viene, hemos quedado dentro de una hora.
-. ¿Tiene coche verdad?
-. Sí, ¿por?
-. Para que nos recoja a mí a Tom –el pelirrojo-
-. Já, convenido.
Ambos reímos y Pat se fue y yo aproveché para darme un baño y me vestí. Sabía que saldríamos a cenar, pero no sabía si iríamos a alguna parte más. No sabía que ponerme de nuevo para la ocasión. Esto de salir y no saber el lugar me irritaba.
Finalmente, opté por unos jeans desgastados bastante pegados al cuerpo, tanto que me hacía un culo de infarto, -que modesta yo eh?- además, me puse una blusa celeste de seda y una americana negra, junto con unos botines con tachuelas en color negro.
Justo cuando me di la vuelta en mi espejo antes de salir de mi habitación sonó el timbre, supuse que era Diego así que cogí el bolso y baje para abrir la puerta.
-. ¡Hola amor!.- me dio un beso en los labios.
Caminamos hasta su coche y pasamos a por Pat y Tom, una vez dentro del coche Diego me tocó la rodilla y me habló, Tom y Pat estaban en silencio.
-. Oye, se me olvidó comentarte que mis hermanos también vendrán a cenar.
Mi cara la podéis imaginar.
-. ¿Por qué no me has avisado antes? Ya habíamos quedado con ellos .- me refería a Pat y Tom.
-. Me llamó Max cuando venía de camino a buscarte, al parecer a Kate se le había antojado salir y al final mañana no abriremos la oficina y Kate invitó a Anne por lo tanto vienen los cuatro.
Por el espejo pude ver la cara de Pat, se mordía las uñas mientras me miraba, en el fondo Pat estaba disfrutando con esta situación, lo sé.
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No Pretendo Enamorarte
Romance"Yo no pretendo enamorarte, no quiero que le pongas nombre a lo que hacemos por placer." Helen Celotti, hija única de padres millonarios con poco tiempo libre para su única hija. Tan sólo dieciocho años recién cumplidos, con un cuerpo envidiable par...