43. Todavía no he acabado contigo.

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-. Jugando con mi hermanito ¿verdad? –suelta una carcajada y se acerca a mí.

“Lo más bonito es despertar cada mañana con la idea de que algo maravilloso está a punto de suceder…”

-. ¿Qué? No no, para nada, sólo dormía. –contesto nerviosa.

-. ¿Sí? Pues fíjate que casualidad, pero el coche de Max está aparcado fuera. –agarra mis muñecas y me pega a él.

-. Pues no sé pero él no está aquí. –comienzo a temblar.

-. Más le vale, sino te arrepentirás angelito. –comienza a besarme de forma salvaje.

-. Diego. –grito su nombre como puedo, intento soltarme de sus manos pero sólo consigo hacerme daño.

-. Será mejor que vayamos a tu habitación. –dice tras despegar su boca de la mía.

-. ¡NO! –grito y le retengo como puedo.

-. ¿Por qué? ¿Escondes a alguien allí cielo? –sonríe divertido.

-. No, pero prefiero ver una película aquí, ¿te apetece? –trago saliva.

-. No.

Acto seguido me coge en brazos y camina hasta mi habitación, ¿dónde estaba Lana? Juraría haber gritado lo suficientemente alto para que pudiera escucharme.

Me temblaba el cuerpo, Max estaba allí dentro y Diego lo iba a ver.

Diego abrió la puerta y encendió la luz, allí no había nadie.

-. ¿Ves? No hay nadie. –toso con las manos sudorosas.

-. ¿Y por qué huele a colonia de hombre? –se gira para mirarme y cierra la puerta.

-. Vino Pat a verme hace un rato. –contesto pensando dónde se había podido meter Max.

-. ¡Te dije que no quiero que te relaciones con él! –me coge fuertemente de las muñecas.

-. ¿Y qué iba a hacer? No podía negarle la entrada. –contesto furiosa.

-. ¡Bájate los humos estúpida! –me empuja y caigo en la cama.

Diego se coloca sobre mí, aplastándome y llenándome de besos babosos que tanto me repugnaban.

-. Diego por favor, para. No me encuentro bien. –suplico intentando zafarme de sus brazos.

-. No me importa cómo te encuentres, te voy a follar aquí y ahora.

Rompe mi camiseta de tiranta en dos, y comienza a lamer mis pechos sobre el sujetador.

-. ¡Para! –suplico a punto de llorar.

-. Cada vez que me supliques, más fuerte te lo haré. –ríe mordiendo mi clávicula.

De pronto un estruendo hace que Diego levante su cabeza y puedo observar a Max a punto de golpearle. Pero Diego es más rápido y se levanta de la cama quedando a su lado, golpeándole un costado.

-. ¡Sabía que estabas aquí! –grita Diego furioso.

-. ¡Y yo sabría que vendrías! –grita Max.

Max comienza a lanzar puñetazos en el rostro de Diego, haciendo que éste se tumbe en el suelo.

-. ¡Voy a golpearte por cada lágrima que ha derramado Helen por tu culpa! Maldito desgraciado. –gritaba furioso Max sobre Diego.

-. ¡Max! Para por favor. –suplico después de ver la boca ensangrentada de Diego y los nudillos rojos y llenos de sangre de Max.

-. Hazle caso a tu zorra o no vas a poder contar esto niñato. –grita Diego consiguiendo tumbar a Max de un puñetazo en la barbilla.

No Pretendo EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora