38. Bésame, por favor.

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 “Que ser feliz es sólo un sueño, un falso invento, que sólo existe poder serlo por momentos...”

Me quedé petrificada ante tal comentario, llevé mi plato a la cocina y lo lavé junto al de él.

-. ¿Tú no saldrás verdad? –pregunta tras mi espalda.

-. Lo dudo. Para un amigo que tengo me haces alejarme de él. –contesto con reproche.

-. Eso está bien, no me gustaría verte rodeada de tíos babosos en medio de una discoteca ni mucho menos con boys. –agarra mi cintura y me abraza por detrás.

Se me resbala el plato de las manos debido al jabón y su gesto inesperado.

-. ¿Nerviosa cielo? –ríe y comienza a besarme el cuello.

-. No. –intento recoger los cristales del plato y me aparto de él.

-. Será mejor que te deje, te veo receptiva hoy cielo. –ríe mientras se marcha.

Parecía que hoy la suerte estaba de mi lado.

La tarde se me pasó volando ya que Diego se quedó dormido viendo la televisión en el salón y yo también me quedé dormida en la cama.

Diego me despertó diciéndome que se marchaba, reaccioné cuando lo escuché salir de la casa dando un portazo.

-. ¡Mierda! –exclamé mirando el reloj.

Eran las diez de la noche y en media hora Max vendría a recogerme.

Quería salir de la rutina de los jeans, así que opté por un vestido negro, con encaje en los brazos y en el escote, unos tacones color negro bastante altos y además utilicé unas medias negras para esconder los hematomas causados por el cinturón días atrás. Abusé un poco del corrector, para tapar las ojeras y también un poco de color en las mejillas, varias capas de máscara de pestañas y el pelo ondulado.

Después de tantos días conseguí verme más como era yo.

Siempre me había gustado estar arreglada, siempre había sido una mujer muy coqueta y presumida, me encantaba verme bien y lucir impecable. Pero desde que mi vida tomó un camino turbio me había olvidado por completo de mí misma, estaba perdiendo mi carácter, mi esencia.

Tomé el móvil que estaba en silencio escondido entre abrigos y jerséis y vi dos llamadas perdidas de Max y un mensaje:

Te espero fuera, no tardes. Quiero aprovechar hasta el último minuto contigo esta noche, Max.

Cogí las llaves y las metí en un bolso de mano y salí pitando de la casa, visualicé el coche de Max en la acera de en frente, me monté en el copiloto.

-. Que ganas tenia de verte. –sonríe y besa mi mejilla.

No contesto, simplemente le dedico una sonrisa y arranca el coche. Condujo durante unos quince minutos y comencé a recordar aquellas calles. Estábamos frente a su apartamento.

-. Ya hemos llegado. –apaga el motor y salimos del coche.

Caminamos hasta llegar a la puerta del departamento, se paró y sacó un antifaz negro.

RECOMENDACIÓN: Escuchar Gorilla de Bruno Mars.

-. Ven. –toma mi mano y me jala hasta él.

Siento el frío de las yemas de sus dedos rozarme el rostro, colocándome el antifaz. Siento que se aleja de mí durante unos segundos, escucho las llaves abriendo la puerta. De nuevo noto su respiración muy cerca de mí y coge mis manos para guiarme.

No Pretendo EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora