44. Somos libres.

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-. Voy a hacer que jamás vuelvas a derramar una lágrima de dolor, ahora las lágrimas solo serán de felicidad, porque yo voy a hacerte feliz hasta que me muera.

“Cada momento de nuestra vida puede ser el principio de un gran suceso, todo depende de las decisiones que tomes a lo largo del camino.”

Las palabras de Max hicieron que se me encogiera el corazón, sintiéndome como una niña protegida, haciéndome sentir viva de nuevo.

***

Hoy era el gran día, apenas eran las cuatro de la madrugada y Max vendría por mi para marcharnos a Miami.

Mi papá seguía de viaje, mi madre dormía plácidamente, no había sabido nada más de Diego en el día de hoy y me había despedido de Pat, lloramos y permanecimos abrazados por horas.

Y cómo no, Lana me ayudó de nuevo, ella me ayudaría con mi equipaje y le entregaría la carta que había escrito a mi mamá.

-. Mi niña, prométeme que volverás a visitarnos y que llamaras todos los días. –dice Lana mientras me abraza en la puerta de casa.

-. Te lo prometo Lana. –beso su mejilla y seco sus lágrimas.

-. Ya es hora de que te marches, el señorito lleva esperando fuera quince minutos, perderán el avión. –abre la puerta y me ayuda con el equipaje.

-. No te olvides de darle la carta a mi madre. Te quiero mucho Lana.

Lana y yo nos abrazamos por última vez, la extrañaría demasiado.

Salí de casa y me encontré con Max apoyado en el coche, mirando a la nada.

-. Pensaba que te habías arrepentido. –Max camina hacia mi y guarda el equipaje en el maletero.

-. Jamás me arrepentiré de esta locura. –me aferro a su torso mientras sus brazos me aprietan contra él.

-. Tú eres mi locura pequeña. –besa mi frente.

Max condujo hasta el aeropuerto, en menos de una hora saldría nuestro vuelo. Caminamos a toda velocidad, cogidos de la mano y ambos lleno de felicidad y alegría que podía verse reflejada en nuestras caras.

Después de facturar las maletas escuchamos que nuestro vuelo estaría a punto de salir y corrimos a la pista para subir al avión.

-. No hay vuelta atrás, en unas horas estaremos lejos de aquí. –dice Max agarrando mi mano con fuerza sentados en el avión.

-. No sabes cuánto lo deseo. –suspiro dejando caer la cabeza en el sillón.

En unas horas ya estábamos frente a la nueva casa, Max me abrazaba por la espalda observando la belleza de nuestro nuevo hogar.

-. Somos libres pequeña, somos libres. –besa mi cuello.

-. Te amo Max. –me giro y beso sus labios.

-. Nunca imaginé que podía amar a una mujer de esta manera, tú me has hecho creer en el amor Helen.

Quise contestarle, besarle, pero un leve mareo me hizo cerrar los ojos y sentí como todo me daba vueltas.

-. ¿Estás bien Helen? –siento los brazos de Max agarrándome con fuerza para no caerme.

Negué con la cabeza ligeramente, no podía hablar, unas nauseas revolvían mi estómago apunto de vomitar.

***

3 años después, Miami.

Hoy era el cumpleaños del pequeño de la casa, Matt cumplía tres años y los padres de Helen junto con Lana y Pat vendrían de visita. Helen y Max estaban nerviosos, hacía tres años que no veían a los padres de Helen. Los de Max no habían querido saber nada de ellos.

No Pretendo EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora