Para mi sorpresa Diego no estaba en su oficina, según me dijo Anne no iría hoy a trabajar pues estaba organizando nuestra mudanza. Llamé a Diego y vino a buscarme para llevarme a nuestro nuevo hogar. Cuando llegué me encontré con una enorme casa de color blanca, había un camino de madera que llegaba hasta la puerta de entrada, la casa tenía solo una planta pero lo suficientemente enorme para caber hasta tres familias. La cocina era de madera antigua y el salón tenía una decoración similar, todo muy rustico.
La verdad que quedé sorprendida porque a pesar de que el estilo rustico no va mucho conmigo, estaba todo decorado con muy buen gusto.
Diego esbozaba una sonrisa de oreja a oreja, yo en cambio no estaba tan contenta pero intenté parecer lo más feliz posible.
Sobre las once de la noche ya estaba todo en su sitio, incluida todas mis pertenencias y ropa. Cenamos un poco de pasta y nos sentamos a descansar.
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-. ¡Por fin! Tú y yo solos, en nuestro nuevo hogar cariño. –sentí sus brazos abrazar mi cintura.
Me limité a corresponder su abrazo y nos quedamos unos segundos abrazados.
-. ¿Nos damos un baño juntos? –me susurró al oído.
Asentí con la cabeza y Diego me cogió en peso para llevarme hasta nuestra nueva habitación, donde estaba el baño con una gran bañera la cual llenó de agua y espuma.
Una vez dentro de la bañera, él estaba sentado con su espalda pegada a la bañera y yo me dejé caer sobre su torso. Comenzó a llenarme de besos y abrazos, el Diego de siempre había vuelto.
Levanté la mirada y lo miré por un rato, sus ojos brillaban de felicidad y sentí por un momento que mi vida ya estaba completa, con él a mi lado.
Agarré su barbilla y lo besé, pareció sorprenderse pero continuó con el beso, un beso lleno de amor que transmitía serenidad. Nos separamos unos segundos para respirar, frente con frente, mirándonos, por primera vez mis sentimientos hacia Diego parecían aclararse entre tanta neblina.
-. Te quiero. –susurré sobre sus labios.
Diego me respondió con una sonrisa y me volvió a abrazar, sentándome alrededor de su cadera. Comenzó a besarme de nuevo, sus labios recorrían mi cuello y poco después mis senos haciéndome estremecer, comencé a moverme sobre Diego y cuando pude darme cuenta estaba tumbada en la cama y Diego sobre mí retomando el camino de besos.
-. Te he extrañado mucho estos días. –susurró sus labios contra mi piel desnuda.
Poco después me hizo tocar el cielo con sus embestidas.
Después de terminar con el baño y cambiar las sábanas mojadas, nos fuimos a dormir.
El silencio y la oscuridad reinaban entre las cuatro paredes de la habitación, hice un pequeño balance de lo que me había ocurrido en el día –que no fue poco- y me sentí orgullosa por haberme enfrentado al estúpido de Max, dejándolo con las ganas, el muy estúpido se creía que volvería a caer rendida a sus pies. También hice balance sobre mi nuevo hogar, no estaba nada mal pero Lana no estaría conmigo para hacerme mis platos preferidos y aconsejarme cuando tuviera dudas, ni para encubrirme cuando llegara tarde… pero ya iba siendo hora de aceptarlo, en una semana sería la Señora Brummers.
Sentí un escalofrío al pensar en ello, pero la luz de mi móvil me sacó del trance. Tres nuevos mensajes recibidos.
Hola cielo, esperamos que tu nuevo hogar sea de tu agrado, ayudamos a Diego escogerlo pensando en tus gustos, mañana iremos a visitaros para cenar, un beso Papá y Mamá.
¿Pensando en mis gustos? Lo rustico no era lo mío, y ser padres no era lo vuestro. Eran las tres de la madrugada y decidí contestarles mañana.
Len, espero que te hayas decidido ya. Me acabo de enterar que ya estás en tu nueva casa, espero que no te arrepientas de haber tomado una mala decisión. Te quiero, Pat.
Pat siempre tan oportuno.
Si, ya me he decidido y estoy segura de haber tomado la decisión correcta. Helen.
Y al ver el nombre del último mensaje recibido me hizo sentir una mezcla de miedo y nerviosismo.
Que sepas que no me voy a olvidar de lo que me has dicho esta mañana, y la cachetada me la voy a cobrar. Mañana nos veremos en tu nuevo hogar, ya tengo ganas de estrenar tus sábanas contigo. Y esta vez no aceptaré un no por respuesta. Max.
Juro que si lo llego a tener delante le dejo la cara hecha un maldito cuadro.
Para tu información, las sábanas ya las hemos estrenado Diego y yo. Ah y tendrás que aceptar un no por respuesta mañana y siempre. Helen.
Volví de nuevo a cerrar los ojos pero dejé el móvil entre mis manos. Casi estaba quedándome dormida cuando sentí la vibración del móvil entre mis dedos. Un nuevo mensaje.
Ya veo que el amor ha florecido entre vosotros, aunque no deberías hacerte ilusiones, cuando vuelva a tenerte entre mis brazos te darás cuenta de que me amas a mí y no a mi querido hermano. Max.
Y realmente eso es lo que temía, volver a caer entre sus brazos y que mis sentimientos vuelvan a confundirme.
No sé lo que quieres Max, déjame vivir tranquila. Quédate con Kate y hazla feliz. Helen.
En menos de un minuto obtuve respuesta:
Te quiero a ti, conmigo, entre mis brazos para siempre. Kate tan solo es un pasatiempo para mí, en cambio tú eres diferente. No podré dejarte vivir tranquila sino te tengo a mi lado, dame el día de mañana para demostrarte lo que siento por ti. Te quiero pequeña, Max.
No os mentiré, sentí la necesidad de salir corriendo y abrazarlo. Pero también volví a sentirme un objeto, que usa cuando quiere y como quiere. Yo era como el premio de una competición entre Max y Diego.
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¡¡HOLA!!
¡Hemos pasado de las 4k visitados! Estoy muy feliz, ¡gracias a las que comentan y votan!
Y pediros perdón de nuevo, pero últimamente no estoy muy inspirada para escribir, además se hace un poco pesada, pero pronto va tomar intensidad, ¡el día de la boda se acerca!
¡Mañana respondo a los comentarios del anterior capítulo! Hoy he tenido muchos deberes y trabajos y no he tenido mucho tiempo, solo un ratito para escribir este capítulo.
Millones de besos y ¡gracias una vez más!
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No Pretendo Enamorarte
Romance"Yo no pretendo enamorarte, no quiero que le pongas nombre a lo que hacemos por placer." Helen Celotti, hija única de padres millonarios con poco tiempo libre para su única hija. Tan sólo dieciocho años recién cumplidos, con un cuerpo envidiable par...