36. Ayúdame por favor.

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“Y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres, porque el amor cuando no muere mata, porque amores que matan nunca mueren.”

Sentí descargas eléctricas en mi interior, me quedé muda.

-. ¿No vas a decirme nada? –Max se acerca de nuevo a mí.

Para que mentir, claro que quería irme con él muy lejos de aquí pero la situación me retiene.

-. No puedo, no podemos. Esto es una locura. –le devuelvo el sobre.

-. Sí que podemos, hagamos de esto nuestra locura. ¡Vámonos juntos!

Quiso besarme pero me aparté y salí de allí a paso acelerado, dejando a Max sin expresión en el rostro ante tal actuación. Mientras caminaba al exterior de la oficina, recé por no encontrarme a Diego.

Caminé por la calle con lágrimas en la cara, pensando en la propuesta de Max, era tan tentadora, pero no. No podía aceptar eso, mi boda era en cuatro días. ¿Pero y si me marchaba con él y no me casaba? Sin duda es lo que deseaba, pero ¿Y mis padres que dirían de esto? ¿Qué haría Diego cuando se enterase?

El sonido de mi nuevo teléfono me sacó del pensamiento, me percaté de que la gente me miraba debido a mi estado, sequé mis lágrimas y contesté:

-. ¿Qué quieres Pat? –dije tratando de disimular mi ánimo.

-. ¿Qué que quiero? Llevo desde el cumpleaños de Luís sin hablar contigo y sin verte. Además con tu mensaje me has preocupado. ¿Por qué no quieres que hable con tus padres? ¿Qué pasa Helen? –pregunta enfadado.

-. ¿Estás en casa? –demasiadas preguntas para contestar por teléfono.

-. Sí.

-. Voy a verte, no tardo. –cuelgo antes de que pueda despedirse de mí.

Decido coger un taxi y en menos de quince minutos llegué a la casa de Pat.

Cuando me abrió la puerta me abalancé a él, lo abracé con todas mis fuerzas mientras lloraba.

-. ¿Qué te pasa Len? No llores. –dice Pat mientras me abraza.

-. Ayúdame por favor. –suplico en llanto.

Caminamos hasta el salón, los padres de Pat estaban trabajando y no llegarían hasta la tarde.

-. Cuéntame cómo te puedo ayudar. –acaricia mi pelo.

-. Tienes que prometerme que no vas a contar nada de lo que te voy a decir. –digo tratando de calmar mi llanto.

-. No deberías dudar de mí. –agarra mi mano.

-. Max me ha propuesto irnos el viernes a España, los dos juntos. –respiro hondo.

-. ¿CÓMO? ¿Sigues viéndote con Max? No entiendo nada Len. ¡Explícame! –exige.

-. Estos días han pasado muchas cosas Pat. –susurro.

-. Cosas como qué, cuéntame. –insiste Pat.

-. He descubierto una faceta de Diego que no conocía. –siento un escalofrió recorrerme el cuerpo.

-. ¿Cuál? –pregunta curioso.

-. Diego se pone agresivo a veces. –contengo las lágrimas.

-. ¿Me estás queriendo decir que te está pegando el cabrón ese? –se levanta del sofá.

No contesto, sólo agacho la cabeza y comienzo a llorar.

-. ¿¡Qué te ha hecho el cabrón!? –grita Pat. -. ¡Contesta Helen! –insiste furioso.

No Pretendo EnamorarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora