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(En la imagen: Takeshi. Baso mi personaje en parte de la fisonomía del actor y modelo japonés: Tetsuji Tamayama)

Ya habían pasado dos días desde que mi madre viajó a Japón, mi cuerpo iba recobrando fuerzas, Alyssa me cuidaba como si fuera un bebé, cada 3 horas me alimentaba, me obligaba a tomar algún batido, un vaso de leche, yogurt, fruta o cualquier otra cosa

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Ya habían pasado dos días desde que mi madre viajó a Japón, mi cuerpo iba recobrando fuerzas, Alyssa me cuidaba como si fuera un bebé, cada 3 horas me alimentaba, me obligaba a tomar algún batido, un vaso de leche, yogurt, fruta o cualquier otra cosa. Era puntual y no se movía de mi lado hasta que me había comido o bebido todo lo servido.

Estas últimas noches he desarrollado una actitud, siempre me despierto a las 3 de la madrugada, abro mis ojos y de ellos brotan lágrimas. He pensado en el motivo de esa acción involuntaria y lo único que me consuela es pensar que mi inconsciente te extraña... ¿Cuántas veces a esta hora me habrás dado un beso en los labios, mientras yo dormía en tu cama, para luego tomarme delicadamente en tus fuertes brazos y trasladarme a mi propia cama?

Lloraba hasta que el alba irrumpía en tu habitación. Cuantas veces yo quise amanecer a tu lado, esta vez podía darme el lujo de estar en tu cama hasta que la luz de un nuevo día me envolviera, pero... tú ya no estabas. Lloraba tu ausencia, lloraba tu muerte, lloraba tu amor, lloraba por ti.

Acostado aquí con tu aroma aún presente, entre el llanto meditaba, a estas horas mamá ya se reunió con tu familia, si no había ningún contratiempo mañana por la noche ya estarán acá.

A pesar del frío que se colaba por mis huesos, me sentí con deseos de ir al jardín y sentarme en esa banquita desde la cual te veía ejercitar muy temprano todos los días. Me senté cuidadosamente en el borde de la cama, aun me sentía débil y mareado, me quedé allí y comencé a ver alrededor y reí con nostalgia entre una que otra lágrima que se escapaba de mis ojos y resbalaba por mis mejillas.

Recordé tu cara divertida al verme entrar como tornado a tu habitación y sin ningún tipo de reparo comenzar a acomodar en tu armario las cosas que había comprado para ti, las que agradecías, era tan satisfactorio ver como en el transcurso de la semana, vestías la camisa nueva, la corbata, la chaqueta.

Siempre te obsequiaba perfumes y a la fuerza hacía que los aceptaras, fue así como descubrí tu gusto en colonias, había un frasco que se iba vaciando mucho más que los demás, ese día que había comprado pantalones de mezclilla y camisas tipo sport para ti y las acomodaba en tu armario lo pude notar, ya que usabas un entrepaño en este para guardar todos los perfumes, tú decías que era por conservarlos mejor, por la temperatura y la oscuridad que les ofrecía a los frascos el compartimento.

Vi con tanta satisfacción que tú habías comprado ya el reemplazo de la colonia que pronto se acabaría, así que tome todas las demás y se las entregué a Bill para que las repartiera entre los chicos de seguridad. Yo me encargue que tuvieras una provisión bastante extensa de la colonia que según mi parecer te había gustado

Siempre reías con mis ocurrencias. Creo que al notar lo insistente que yo solía ser, te habías rendido y solo te dejabas consentir.

Yo sé que nunca fuiste más que mi guardaespaldas, porque jamás fuimos más allá de lo que me permitiste, pero, lo que yo sentía por ti y lo que yo creía que tu sentías por mí, me hacía considerar tener el derecho de inmiscuirse en tu vida. Las pocas veces que en tu día libre saliste con los chicos de la seguridad que también salían de descanso, siempre me encontrabas en tu cama esperándote con los brazos cruzados al frente y el ceño fruncido acompañado de pucheros. No nos dirigíamos la palabra, solo te observaba en silencio mientras tu buscabas ropa para dormir, luego entrabas a la ducha y salías ya vestido. Te recostabas a la par mía y el silencio era el mediador entre nosotros dos. Poco me duraba el enojo y luego volvíamos a ser los mismos.

Ya era de mañana, Alyssa había entrado con una bebida a base de leche tibia, me la había dado y se quedó a mi lado hasta que coloqué el vaso vacío sobre la bandeja. Me dijo que se ausentaría por un corto tiempo ya que iría a su casa a recoger más ropa.

Yo asentí y le sonreí, mientras seguía sentado al borde de la cama. Alyssa se acercó a mí, me abrazó muy fuerte y me preguntó - ¿Estarás bien?, solo serán unos minutos. -

Le sonreí y le dije que estaría bien, que no pensaba salir de esa habitación y que si salía al jardín me aseguraría de avisar y solicitar la compañía de alguien.

Alyssa me beso con ternura en la mejilla y luego salió.

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora