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Esta vez no me transporté en tren, me urgía llegar, necesitaba verlo cuanto antes, por eso le pedí a Bill que me acompañara para rentar un vehículo y que él me llevara lo más pronto posible al lado de mi amado. Las pocas horas de sueño fueron las que pude conciliar en el vuelo. Lo que me había propuesto lo cumplí, causé sorpresa a tus padres que me recibieron cortésmente, tomamos té y yo con ansias esperaba verlo.

Ya no pude soportar la espera y pregunté directamente por él, tu mamá me indicó que Kazuki había ido a caminar, en sus ojos había un poco de preocupación y me atreví a preguntar...

- ¿Ocurre algo? -

Un poco insegura relató:

-Kazuki por mucho tiempo estuvo muy triste, desde que cumplió los 17 años el había salido con un chico y cuando cumplió los 20 por algún motivo se separaron. Cuando se dio la oportunidad de ir a estudiar a tu país se animó a dar un cambio de ambiente, nos costó convencerlo, pero al final aceptó ir. Él comenzó a ser feliz de nuevo, cada vez que hablábamos se le notaba en su voz y en su risa. Pero ahora que volvió, de nuevo se tornó muy distante, como si la tristeza hubiera vuelto a su vida. -

Suspiré profundamente, me armé de todo el valor que pudiera existir en mi ser y muy formalmente les dije:

- ¡Tenemos que hablar de algo muy importante, me habría gustado que Kazuki estuviera aquí, pero realmente tienen que saberlo cuanto antes......! -

Pasé más de una hora hablando con tus padres, en un principio se sorprendieron y les costaba asimilar lo que yo les narraba, pero al final me dieron su bendición y me encargaron a su hijo, tu madre me indicó los lugares que frecuentaba Kazuki y salí en su busca.

En el vehículo estaba pensativo, miré muy serio a Bill y le dije - ¡Llévame al cementerio! - no sé por qué, pero estaba seguro que lo encontraría allí. No me equivoqué, estaba parado frente a tu tumba, procurando darse abrigo con sus propios brazos porque hacía un poco de frío.

Me fui acercando sigilosamente, él dio un salto y un grito cuando mis brazos lo rodearon y mi pecho se ciñó a su espalda, me apresuré a tranquilizarlo:

- ¡Kazuki, soy yo cariño! -

Su cuerpo se estremeció violentamente, su llanto se soltó, yo empecé a besar su cabeza, mientras mis lágrimas se sumaban a las suyas, ahora era su hombro el que recibía las gotas tibias que yo no podía contener. Tratando de ajustar la voz le dije:

-Ya no quiero más tiempo, ya no quiero estar sin ti, desde el día que nos encontramos por primera vez en ese club ya sabía que te amaría con toda el alma y te amo Kazuki. - - ¿Tú necesitas más tiempo? -

Kazuki negó con la cabeza. Lentamente fue dándose vuelta, con sus manos apretó la solapa de mi abrigo y con la cara más tierna que alguna vez haya contemplado en la vida, entre sollozos me dijo:

- ¡¿Por qué tardaste tanto?! Llegué a pensar que no vendrías jamás por mí. -

Sonreí para él y devoré sus labios que durante estos días me hicieron mucha falta.

Me separé un poco, me senté en la vereda adoquinada frente a tu tumba, lo invité a sentarse entre mis piernas flexionadas, a manera que mi pecho le sirviera de respaldo, mis brazos tirados hacia atrás con mis manos apoyadas en el suelo, para tener un mejor equilibrio.

Ambos viendo a tu tumba, lo arropé con los bordes de mi chaqueta y de esta extraje el diario que coloqué entre sus manos. Él se sorprendió y antes que pronunciara palabra le aclaré que cuando lo leyó se enteró de la verdad a medias, le dije también que en todos estos días he estado poniendo al día el pequeño libro con forro de cuero color negro.

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora