"Mi vida después de ti"

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Si fuiste feliz, sufriendo, llorando y encontrando la felicidad de Scott al lado de Kazuki abstente de continuar leyendo, o tal vez te gustaría leer lo que vendría a ser como un final alternativo de la historia, pero si decides continuar leyendo no te vayas a enojar conmigo, este final lo hago para todos aquellos que una y otra vez me han pedido que reúna las esferas del dragón y le pida a Shenlong que le vuelva a dar vida al primer amor de Scott. Quiero que sepan que no solo Ustedes han llorado, también lo he hecho yo, al fin y al cabo, esta historia la comencé como un mantra para expiar mi propio dolor. Hay capítulos que me ha costado escribirlos mucho más que los otros y me ha costado salir de la depresión luego de haberlos escrito.

No estaba muy segura de hacer este final, así que le consulté a mi mejor consejera, a mi querida hermana menor, que ha seguido la historia de cerca desde un principio y ella me dijo que hiciera un borrador, si la convencía a ella los convencería a Ustedes y al final de leer el primer borrador de lo que vendrá a continuación lo único que dijo fue: -LO HICISTE- y aquí me tienen publicando para Ustedes, ahora les pido que por favor vuelvan a llorar conmigo.

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Desde el momento que salió del vehículo, se accionaron varias armas que soltaron ráfagas, se escuchaba el seco y metálico sonido que los proyectiles hacían al impactarse en el acero blindado del vehículo detrás del cual Takeshi se guarecía. A poca distancia se podía escuchar el silbido de los proyectiles que seguían de largo al no encontrar superficie sólida en donde impactar.

Takeshi tenía sus dos armas y unas tolvas más para recargar y continuar repeliendo el ataque, mantenía a raya a los rufianes y no permitía que se acercaran más de lo que ya lo habían hecho. Cerró sus ojos por breves segundos y con el corazón oprimido escuchó los gritos de Scott que le suplicaba que volviera dentro del vehículo, los golpes que daba con sus manos y sus pies para tratar de quitar los respaldares que estratégicamente había colocado sobre su niño casi hombre amado, antes de bajar del auto.

Observó cómo varias municiones cambiaban de trayectoria, ahora los veía pasar de manera transversal y al agudizar más sus sentidos escuchó cómo los casquillos caían al suelo al lado izquierdo. Sabía que uno o más venían avanzando y esto lo puso intranquilo, su objetivo era mantener a los agresores a distancia mientras llegaban refuerzos. Tomó con fuerza sus armas y se dispuso a avanzar a una mejor posición para continuar repeliendo el ataque, antes de impulsarse haciendo presión con su espalda contra el duro metal del vehículo y sabiendo que, al otro lado de la línea de su celular, su mejor amigo lo escuchaba dijo:

—Por favor Bill, no tardes mucho. Amigo, te lo suplico, por nada del mundo permitas que se acerquen a Scott.-

Se impulsó y sus armas apuntaban al frente, a discreción comenzó a accionarlas, el tipo que venía acercándose cayó fulminado, Takeshi continuó disparando hacia el vehículo que los había impactado, sintió calor y un fuerte dolor en su hombro izquierdo y a unos milímetros más arriba de su clavícula del mismo lado, sentía el mismo dolor en su abdomen y debajo de las costillas y dio gracias a Dios por tener puesto el chaleco de kevlar que cubría su tórax, aunque este no le cubría su brazo y parte de su cuello, lugares en donde empezó a sentir que su ropa se humedecía y a través de su olfato percibió el escandaloso olor de su sangre.

Se sentía mareado a pesar que tenía la adrenalina al máximo, las fuerzas de su cuerpo lo estaban abandonando debido a la pérdida de sangre. Se escuchó el rechinido de varios vehículos más allá de donde estaba el auto que había traído a los malhechores, pero solo se dejó caer al suelo luego de haber escuchado los gritos de Bill que guiaba a sus hombres repeliendo el fuego y eliminando a los asaltantes.

Fue una eternidad que transcurrió en cuestión de segundos, trataba de abrir sus ojos para poder ver a las dos personas que trataban de frenar las correntadas de líquido rojo y viscoso que emanaba de sus venas, pero no podía, si los abría únicamente podía ver sus sombras.