Diario de Takeshi -III-

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. . .Boston, MA., Estados Unidos,
Enero 15, 2005.

Me sentía muy bien, Richard sama había traído ya a Bill, él se quedaba con los guardias de seguridad que se quedaban a tiempo fijo dentro de la mansión. Poco a poco nos fueron asignado pequeñas diligencias. Me llevaba muy bien con todas las personas que trabajaban allí, pero era muy diferente el tener a quien consideraba a mi mejor amigo tan cerca.

El día que Bill se mudó estaba muy alegre mientras desempacaba sus cosas y las colocaba en el lugar que se le había asignado, él me decía que con el salario que se le ofrecía, el no tener que pagar más por el apartamento y por la comida, ahorraría y podría enviarle un poco más de dinero como ayuda a su familia.

En un principio a mí se me asignó que acompañara a los guardaespaldas de Armand sama. Básicamente era llevarlo de la mansión al trabajo y viceversa. Una que otra diligencia y lo único que escapaba a esa rutina era el miércoles cada quince días, ese día al salir del trabajo no regresaba a la mansión sino que se quedaba en un edificio de apartamentos lujosos. Algunas veces él volvía a la mansión el jueves por la noche, otras el día viernes se iba directo a la corporación.

Los encargados de su seguridad muchas veces hablaban y yo escuchaba. Armand sama tenía un amor y este era el lugar en el que podían verse. Según escuché, el padre de la pareja del heredero al que cuidábamos, había prohibido que estos vivieran libremente su amor.

Yo no podía creer que con las influencias, el poder económico y social que representaba a la familia Johnson, alguien viniera a prohibirle algo a alguno de sus integrantes, hasta el miércoles pasado que fue la primera vez que vi a la persona por la que Armand sama sentía un profundo amor.

Llegamos al estacionamiento de color blanco hueso y totalmente iluminado en el que parqueábamos el automóvil, entre las columnas y al fondo únicamente había un ascensor que de este nivel llevaba directa y exclusivamente al pent-house del edificio, lo único que variaba es que no estaba ninguno de los vehículos que siempre estacionaban allí.

Él estaba agotado, se le notaba en la postura y en su rostro. Esta semana había sido particularmente agitada en la corporación. Se despojó de la corbata y el saco, se remangó la camisa y marco en su celular, dejó un mensaje informando que ya había llegado y luego lentamente y muy serio caminaba al ascensor. Estaba por llegar a la puerta cuando se giró y en su rostro se dibujó una enorme sonrisa, el auto deportivo que muchas veces vimos aparcado en el rincón llegaba rechinando llantas, detrás otros dos vehículos trataban de llevarle el paso al primero.

Al abrirse la puerta del Corvette se escuchó a todo volumen Forrest del grupo System of a Down, lo sé porque era una de las agrupaciones favoritas de Bill y cuando solíamos salir en su auto la escuchábamos muchas veces.

Del vehículo descendió un joven de cabello alborotado, rubio oscuro y ojos azules, que en un principio daba pasos rápidos y luego corría y se arrojaba a los brazos del que a luces era un par de años mayor que él, enredó sus piernas a la cintura de Armand sama y lo abrazó y besó con mucho amor.

Todo el cansancio que el mayor reflejaba en su rostro desapareció mientras expresó - ¡llegaste! -, el joven que era cargado, con una sonrisa radiante respondió: -se me hizo tarde en el almuerzo con mi madre, no nos dimos cuenta de la hora que era, pero ya estoy aquí. -

Era de suponerlo, el joven amante de Armand sama iba escoltado por el doble de seguridad que él, por lo que debía de suponerse que su familia tenía mucho más poder económico que la familia Johnson y es por eso mismo y por la prohibición que se les había impuesto que tenían que ocultarse y ocultar ante el mundo su amor.

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora