IX

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Esa noche no dormí, solo daba vueltas sobre la cama, pensaba en tantas cosas y al amanecer ya había tomado una importante decisión.

Me levanté, tomé una ducha larga, me coloqué ropa abrigadora y cómoda. Estuve un largo tiempo parado frente a la ventana de mi habitación. Bajé esperando encontrar a papá, al pasar frente a tu puerta la acaricié con la punta de mis dedos sin detener la marcha, llegué a la cocina, saludé a Bill y a las muchachas de servicio, les pedí que por favor me subieran comida a la habitación, pregunté si Kazuki ya había bajado a comer y me indicaron que no, les pedí que también le llevaran comida y le encargué a una de las muchachas que ella personalmente estuviera al cuidado de su alimentación.

Tío Armand y papá estaban reunidos en el despacho, pedí permiso para ingresar y luego de hablar con ellos subí de nuevo a mi habitación. Pasé encerrado el resto del fin de semana.

El domingo por la tarde Bill me llamó, me dijo que Kazuki estaba listo para volver a la Universidad. Le pedí que tuviera cuidado y que no regresara hasta ver que Kazuki estaba seguro en su habitación.

Bill guardo silencio y yo esperé su reacción....

- ¿Scott, tú no iras? -

Le respondí que no y le indiqué que esta semana no iría a la corporación, que me enviarían el trabajo para que lo hiciera desde aquí.

Todas las mañanas mi secretaria llevaba los documentos que debían verse, como agradecimiento le permitía que estuviera en la mansión e hiciera uso de la piscina si quería. Yo me encerraba en el despacho de papá y allí trabajaba para que a medio día ya estuvieran los documentos listos y mi secretaria se los pudiera llevar.

Por las tardes subía a mi habitación y no se me veía más, me alimentaba, no dormía muy bien, no hacía más que pensar en Kazuki, un par de veces sentí hambre entrada la noche y deseé con todo el corazón que él estuviera aquí, para escabullirnos a la cocina y comer los dos juntitos, solitos, con la confidencia de la luna. Muchas veces tuve el celular en la mano, viendo su número, acariciando la pantalla con su imagen de fondo. Me hacía mucha falta, lo extrañaba.

El viernes de esa misma semana, llamé a Bill y le pregunté si ya había ido a traer a Kazuki, me indicó que en ese momento iría, yo le pedí que tuvieran mucho cuidado y que me llamara cuando estuvieran de vuelta.

Mi fiel guardaespaldas obedeció, llamó para contarme que Kazuki ya estaba seguro en la mansión y que la jefa de cocina le había preparado un hermoso pastel para celebrar sus excelentes calificaciones. Sonreí, si alguien estaba seguro que el bello joven de ojos rasgados iba a obtener un resultado magnífico, era yo que lo había visto esforzarse y estudiar los días que permanecía en la mansión, estaba tan feliz y me sacó de mis pensamientos la pregunta que me hizo Bill.

- ¿¡Scott, vas a bajar, te esperamos para partir el pastel!?-

Respiré profundo y con dolor en mi corazón le respondí:

- ¡No! Estoy muy ocupado y quiero terminar lo que estoy haciendo lo más pronto posible. -

Se hizo un profundo silencio y sin más terminamos la comunicación.

Dos días después, mamá llegó a mi habitación de la que no había salido ni un solo momento, al verme se alteró, estaba barbado, desaliñado y ojeroso, sentado en la mesa de lectura. Se sobrepuso a mi aspecto, se sentó en el borde de la cama que estaba desarreglada porque dormía por momentos cuando el cansancio era extremo. Ella me comentó preocupada que Kazuki se iría a Japón al día siguiente, que volvería después de sus vacaciones y que lo notaba muy triste.

Suspiré agotado y tratando de sonreír le dije:

-No te preocupes mamá, Kazuki y yo nos estamos dando un tiempo. -

Mamá se sorprendió...

- ¡¿Scott...?!-

Nuevamente trate de esbozar una sonrisa. Sin darle la mirada concluí como tratando de convencerme a mí...

- ¡Todo estará bien! ¡Al final todo se arreglará porque Kazuki y yo nos amamos! -

Mamá se incorporó, me abrazó y me dijo que confiaba en mi criterio, además me contó que esa semana habría mucho ruido en la mansión porque con la ayuda de Alyssa que era experta en diseño de interiores, había decidido hacer unos cambios, algunas remodelaciones. Sonreí cuando me conto todo lo que planificaban hacer. Me dio un cariñoso beso y luego me dejó nuevamente.

Al día siguiente de mañana, Bill llamaba a mi celular, al contestarlo me informó que en ese momento partirían al aeropuerto, esperó unos segundos y luego colgó.

Mientras trataba de alcanzar oxígeno, apoyé mi cabeza hacia atrás sobre el respaldar de la silla, cerré fuertemente los ojos procurando contener las lágrimas mientras apretaba el celular en mi puño, no podía más, me puse de pie abruptamente haciendo que la silla se precipitaba al suelo, salí corriendo y al llegar al jardín noté como el vehículo que llevaba a mi amado se perdía en la distancia, corrí por todo el sendero hacia la entrada. No lo pude alcanzar, solo vi como el auto traspasaba la reja que da hacia la calle, como la mano de Bill se asomaba por la ventana despidiéndose de los guardias del ingreso.

Llegué corriendo y jadeando, al verme uno de los guardias corrió a la cabina y tomó el teléfono mientras me preguntaba si quería que detuviera el vehículo. Llevé una de mis manos a la rodilla y con la otra le hice una señal de negación, mientras trataba de recuperar el aliento.

Me preguntaron si todo estaba bien y yo les dije que sí, suspiré profundamente mientras recobraba la compostura, daba media vuelta y me dirigía a la mansión, mientras volvía a repetir que todo estaba bien.

Unas horas después llamaban a la puerta del despacho de papá, Bill ingresó luego que di mi autorización, solo se quedó de pie frente a mí, con el ceño fruncido, en silencio. Al ver que yo no decía nada, dio media vuelta y empezó a caminar hacia la salida, mientras decía...

- ¡¿Cuando quieras hablar, solo llámame?!-

Me puse de pie y apresurado le hablé...

- ¡Bill! -

-Kazuki leyó mi diario. -

Mi amigo, mi confidente, sabia de lo que hablaba, desanduvo sus pasos y consternado se sentó en el sillón de enfrente, ¡era el tiempo de hablar!

-Kazuki me dijo que debíamos darnos un tiempo. -

Primero sentí que Bill me atacaba, luego me di cuenta que lo que pretendía era que yo reaccionara.

- ¿Cuánto tiempo más Scott? -

- ¿Otros 5 años? -

- ¡Ese chico el domingo, ya estaba listo para arreglar las cosas contigo, estuvo esperando por ti para que lo llevaras a la universidad! -

- ¡Ese chico el viernes siguiente, venia corriendo muy feliz al salir de la universidad y al ver que no estabas allí, su sonrisa se esfumó! -

- ¡Él no quería comer su pastel, porque te esperaba a ti! ¡Al final se lo comió en seco, solo por no hacer sentir mal a las muchachas que se lo habían preparado con cariño! -

- ¡Ese muchacho, Scott, en el aeropuerto no quitó su vista de la entrada, fue el último en abordar, esperó hasta la última llamada y aun así antes de perderse de vista veía hacia esa puerta, esperando por un milagro que no llegó! -

Para cuando Bill terminó de hablar, estábamos parados ambos viéndonos de frente y lo único que nos separaba era el escritorio. Mi amigo concluyó:

- ¡Ve por él Scott! -

Me sentí escoria al saber cuánto había decepcionado a Kazuki. Vi con sinceridad a Bill y le dije:

- Hablaré a mi secretaria, haré los arreglos para viajar a Japón. Bill, me gustaría pedirte que me acompañes. Voy a terminar lo que estoy haciendo, para dejar todo listo. Por favor diles a los encargados de la remodelación que procuren hacer menos ruido, necesito concentrarme y no puedo. -

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora