VII

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Pasado casi un año desde que Kazuki se quedara aquí, se diría que la rutina se repetía una y otra vez, pero no era así, todos los días que no estaba a mi lado lo extrañaba, el viernes iba por él y el domingo era duro al tener que despedirme y dejarlo una semana más; algo había diferente, algo en mi iba cambiando, mi corazón se abría y lo dejaba alojarse.

De nuevo llegó el viernes, mi corazón latiendo al máximo, Kazuki se asomaba y al verme sonreía como siempre; de camino me informó que esta semana no habría universidad ya que debían estudiar para los finales, decidimos ir al club, dejar el estrés atrás y divertirnos por lo menos ese día. No había planes, no había reservación, éramos él y yo y eso era suficiente. Al llegar el recepcionista nos invitó a acompañarlo, se disculpó ya que solo un salón estaba libre, era diferente, tonos rojos y dorados, una mesa diminuta al centro y almohadones al rededor, lo único que era semejante al otro era el enorme vidrio por el que se veía la pista.

Quienes me conocían, a nuestro paso se admiraban, por primera vez llegaba acompañado, mucho más causó sorpresa al recepcionista que al preguntarme si me servían lo mismo yo le dijera que esta vez no, le pedí una botella de su mejor whisky y un platón de fresas. Kazuki estaba distraído viendo hacia la pista mientras yo me sentaba en la alfombra y apoyaba mi codo en el almohadón.

Al ser atendidos, Kazuki se acomodó entre mis brazos, tomamos un par de tragos y comimos las deliciosas frutas.

Luego de la sorpresa inicial, nadie esperaba nada más. La sensación la provocó ver que un chico de bellos ojos rasgados me jalaba al centro de la pista. Bill me veía más que sorprendido, en estado alerta. Este día no habían limites, protocolos o sistemas de seguridad para mí, solo me dejaba arrastrar por él o más bien me arrastraba ese sentimiento, esta necesidad, él dio el último tirón hasta llevarme al centro, su entrega fue total, alma, corazón, cuerpo, este bello joven se aferraba a mí, sus movimientos a la par de mi cuerpo eran sensuales, éramos dos corazones que bailaban y saltaban al compás del ritmo que habían logrado armonizar, muy feliz se acercó a mi oído y me dijo que la canción que sonaba le gustaba mucho, que siempre soñó con bailarla con alguien extremadamente especial.

No pude contenerme, solo sinceré mi corazón, ese que hasta hace poco estaba confuso, la lealtad y el amor que sentía por ti no me permitía aceptar del todo lo que estaba sintiendo por Kazuki. Sin soltar el agarre de su cintura, lo vi directo a sus brillantes ojos, le sonreí y el respondió a mi gesto, observé sus bellos labios con sabor a miel y lo besé mientras nuestros cuerpos seguían el ritmo.

Al terminar el beso nos vimos confidentes, el escondió su rostro en mi cuello, su respiración agitada y su corazón casi se le salía del pecho cuando me confesó: - ¡Te amo Scott! - Cerré con fuerza mis ojos y sentí como mi corazón se aceleraba mucho más que el del joven entre mis brazos, mi cuerpo se estremeció y sonreí, sin verlo sabía que él sonreía igual que yo, sentía sobre mi pecho que su rostro ardía, así que decidí sujetarlo por la mano y jalarlo de regreso al salón, permitiéndole que escondiera su cara en mi espalda, porque tenía la seguridad que estaba sonrojado.

Al ingresar cerré apurado la puerta y lo besé apasionadamente, lo llevé y nos tumbamos en los almohadones, mientras las caricias y los besos abundaban entre nosotros. Mi celular comenzó a sonar una y otra vez, algo contrariado lo contesté, era Bill que muy serio me decía: - ¡Tenemos que irnos en este momento! - Preocupado pregunté: - ¿Todo bien? -

Luego de una pausa mi fiel guardaespaldas me decía: - ¡Cálmate Scott, todo está bien! ¡Pero cuando llegues a la mansión tendrás que estar preparado para la tormenta! -

Le dije a Kazuki que debimos irnos, pagué la cuenta y salimos escoltados por Bill, se le notaba preocupado, ni siquiera me volteo a ver en todo el camino, yo sentado en el asiento de atrás, con Kazuki a mi lado y ambos muy juntos y tomados de la mano.

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora