Diario de Takeshi -IX-

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. . .Boston, MA., Estados Unidos,
Septiembre 19, 2008.

Todo el día Scott ha pasado encerrado en su habitación, hoy viernes no tuvo clases porque tenía que hacer unos proyectos y tenía que estudiar. No lo había visto y eso me tenía inquieto, molesto y desesperado.

El arbusto que tenía frente a mí se quedó sin hojas, mi culpa, definitivamente era por mi culpa, con una rama pequeña me había empecinado en darle golpes. Me ejercité hasta casi no poder levantar los brazos por el agotamiento. Almorcé al lado de Bill y mi amigo tenía ese gesto en su rostro que tanto detestaba, sus ojos algo cerrados y la sonrisa por salir a flor de piel, pero la contenía frunciendo sus labios y mordiéndolos, yo lo sabía ¡él se burlaba de mí!.

Pasaba la vida quejándome de que ese chiquillo mimado no me dejaba dormir tranquilamente, porque siempre se aparecía en mi habitación, pero anoche que no vino, por primera vez sentí desesperación. El día anterior luego del colegio de lo más divertido me decía que este viernes no iría a estudiar, que se quedaría en la mansión.

Anoche lo esperé, pero no apareció y me di cuenta que dormía un poco más con él a mi lado que al no tenerlo junto a mí. Todo este día he estado de un humor terrible y tuve que soportar las burlas silenciosas de Bill. Me imaginaba a Scott de lo más tranquilo "estudiando" y lo detestaba. Bill llegó al jardín y me ayudó a patrullar los alrededores, él se sentó en la banca de Scott y fue entonces cuando tomé una rama seca del suelo y comencé a golpear y descargar mi frustración en el pequeño arbusto.

Bill empezó a reírse de mí, sus manos atrás de la nuca, sentado en la orilla de la banca y con las piernas completamente estiradas hacía el frente, cruzadas entre sí. Yo a cada tanto le decía ¡cállate Bill! y se callaba, luego él comenzaba nuevamente a reír.

Al final cuando me vio realmente molesto me dijo que me calmara, que para que yo no me sintiera tan mal me entregaría un regalo que me venía guardando desde hace algún tiempo. Sacó un pequeño libro que llevaba enrollado en el bolsillo trasero de su pantalón y me lo entregó, se puso de pié y comenzó a avanzar a la garita de seguridad. Yo estaba estupefacto viendo lo que me había entregado, una ojeada ligera y luego se lo arrojé haciendo que impactara en su espalda, su carcajada retumbó por todo el jardín y de lo más tranquilo siguió su camino mientras me decía que lo conservara y que lo estudiara, porque tarde o temprano yo sucumbiría ante la tentación y esos tips y esas poses me serían de mucha utilidad.



Boston, MA., Estados Unidos,
Septiembre 20, 2008.

Anoche luego de cenar salimos a dar la última ronda con Bill. No siempre lo hacíamos, pero esa noche en especial mi amigo sacó un paquete bastante arrugado de cigarrillos y me ofreció uno, nos hicimos al rincón más alejado y los encendimos, mientras inhalábamos el tóxico pero relajante humo, ambos viendo hacia el frente y recostados en una pared que servía de adorno en el jardín, Bill me dijo:

-¿Lograste ver a Scott durante el día?-

Yo le respondí que no y luego de una enorme pausa él me dijo: -¡Scott está enamorado de ti! - Me tensé y traté de relajarme, pero la pregunta que me hizo mi amigo después volvió a infligir presión sobre mis hombros: - ¿Qué sientes por él, Tak? - Una vez más volví a callar frente a mi amigo. Una vez más mi silencio le dio la respuesta a la pregunta hecha.

Esa misma noche, ya en mi habitación, intentaba por todos los medios dormir, pero Scott estaba en mi pensamiento. Había ideado un par de situaciones para llegar a su cuarto para saber cómo se encontraba, al fin y al cabo yo era su guardaespaldas, o sea, me correspondía estar al tanto de su bienestar. No podía dormir, opté por colocar todas las almohadas bajo mi cabeza y enderezarme un poco sobre la cama y dejar al descubierto mi pecho, no acostumbraba utilizar la parte alta del pijama, estas habitaciones estaban ambientalizadas y generalmente dentro sentía algo de calor. A mi mente vino la pregunta de Bill "¿Qué sientes por él, Tak?" Y como si lo hubiera llamado con el pensamiento él de lo más tranquilo apareció, entró a la habitación y aun dándome la espalda colocó la frente sobre la puerta, me preocupó, su respiración impactaba contra la madera y la sentía agitada. Tomé el borde de la sábana para quitármela de encima y caminar hasta donde estaba, pero él se volteó, vi sus ojos y su mirada esquiva, vi su boca enrojecida por la presión que seguramente había hecho al morder sus labios y lo vi caminar lentamente hasta estar cerca de mí, fue entonces, mientras avanzaba hacía mi, mientras su cadera se mecía de un lado al otro y sus manos formadas en puños que iba apretando y soltando por los nervios que se le notaban, que la respuesta a la pregunta que me había hecho Bill retumbó en mi interior, retumbó como un trueno dentro de mi ser. "¡ESTOY PERDIDAMENTE ENAMORADO DE SCOTT, SOY SU ESCLAVO, SOY EL ESCLAVO FIEL DE SUS CAPRICHOS Y DE SU FORMA DE SER!"

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora