III

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Amaneció, yo aún sonreía, recordaba cada gesto de aquel bello chico, mi sonrisa se desvaneció mientras me llevaba las manos a la frente, recordando que ni siquiera le había preguntado su nombre o le había dicho el mío, ni un número telefónico para poder llamarlo e invitarlo a mi fiesta de cumpleaños, me habría gustado verlo allí, tenerlo para mí. Pero, en mi ser había la esperanza de volverlo a ver el siguiente jueves.

A mi pesar entré a la ducha, sabía que con el agua tibia su aroma impregnado en mi cuerpo se borraría, pero hoy había prometido a mamá acompañarla para dar las ultimas diligencias previas a mi fiesta.

Me vestí con un jeans negro, botas vaqueras sin tacón del mismo color, camisa de algodón blanco y chaqueta de cuero, mientras me componía el cabello se me ocurrió incursionar en tu habitación y colocarme de tu perfume, iba por el pasillo cuando mamá apareció en el otro extremo y justo frente a tu habitación me saludó, me dio un beso en la mejilla y una hermosa sonrisa la cual correspondí. Me dijo que ya estaba el desayuno y muy feliz me contó que me tenía una gran sorpresa. La puerta de tu habitación de pronto se abrió y mi mundo se transformó en un carro de la montaña rusa, era desconcierto, alegría y desasosiego mezclados todos en mi cabeza, el joven de la noche anterior aparecía desde dentro de tu habitación oliendo de la misma forma.

Mamá sonrió y saludo al chico como lo había hecho conmigo, mientras me decía que ella había invitado a tu familia para que participaran de la celebración y al último momento ellos habían decidido asistir, que desde ayer estaban en la mansión y esa era la gran sorpresa.

Él y yo estábamos serios, nos veíamos y veíamos a mamá, al vernos mudos nos presentó: - ¿Recuerdas a Kazuki, el hermano menor de Takeshi? - lo vio a él y con mucha familiaridad paso su brazo por el del chico mientras le decía -Este es mi hijo Scott, ¿te acuerdas de él? - mamá me ofreció su otro brazo y como un caballero permití que lo pasara sobre el mío.

Ella nos miraba extrañada y rompió el aplastante silencio que nos rodeaba al preguntarle a nuestro joven acompañante - ¿Te gustó el lugar al que te llevaron anoche los chicos de seguridad?- no pude evitar reír al escuchar la respuesta -¡Fue un paseo bastante excitante!- Ya todos estaban sentados a la mesa, mi madre nos dejó a los dos y se fue al lado de mi padre, me acerque educadamente a tus padres y los saludé con una reverencia que fue respondida mientras en japonés les decía: -¡Bienvenidos! - Tu madre se paró, me abrazó y me dio un cálido beso en la mejilla mientras me decía: -Has crecido tanto, ya eres todo un hombrecito-. Sonreímos y la ayudé a acomodarse en su silla, al girarme pude notar en el rostro de Kazuki el desconcierto total.

Luego del desayuno, cada cual se dirigió a sus compromisos; tu familia, mi madre, Alyssa y yo nos dirigíamos al centro de la ciudad, haríamos las últimas compras y almorzaríamos en el restaurante italiano al que tú y yo nos escapábamos de vez en vez.

Mi madre y tus padres subieron en uno de los autos, Alyssa, Kazuki y yo en el otro. Casi mi carcajeo talvez de nervios o simplemente por la gracia que me dio ver la cara que puso Bill cuando detrás de Aly llegaba el chico, que se sonrojaba al verse en evidencia ante mi guardaespaldas, que me veía con una cara de no te lo creo, yo solo me encogí de hombros. Fue idea de Alyssa que Kazuki se sentara en medio de los dos, ella no se imaginaba el infierno que representaba para mi llevarlo al lado y tratar de despejar de mi mente el deseo tan grande que tenia de saborear nuevamente su boca.

Mientras avanzábamos por las calles, veía como Bill se giraba en el asiento de enfrente y buscaba respuestas certeras en mi mirada, él era muy observador y muy sagaz, así que no tardó mucho en caer en cuenta de lo que ocurría o posiblemente ya lo sabía, vi como apretaba los labios evitando reírse, mientras yo quería fulminarlo con los ojos.

"Mi vida después de ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora