Sorpresa

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- Alexey, dime ya, ¿Es algo bueno o malo?

- Bueno, no lo sé, pero fue algo impresionante y no vomité cuando lo vi, así que supongo que no es tan malo. - Se encogió de hombros.

- Alexey. - Insistí, comenzando a preocuparme.

- La enfermera junto con dos personas más estaban sacando a una chica del baño de mujeres, ella dijo que tenía una hemorragia y que además pudo haber tenido un... Rayos, como carajos se dice, un a... a... - Me miró y creo que mi mirada en estos momentos no es nada linda. - Te juro que lo tengo en la punta de la lengua.

- ¿Un qué? ¡Alexey!

- ¡Si! - Exclamó casi en un quejido. - Ya lo tengo. - Chasqueó sus dedos. - Un aborto espontáneo.

Me quedé paralizada, mirándolo como si de una broma de mal gusto se tratara. ¿Un aborto espontáneo? El baño, vómito, una discusión... Anne. Llevé mis manos a mi cabeza, tirando ligeramente de mi cabello.

- No puede ser. ¿Sabes donde está esa chica?

- En la enfermería debo suponer.

- Me voy. - Salí corriendo sin esperar su respuesta, no puede ser posible, no ella, no puede pasarle algo como esto a ella.

Corrí por los pasillos entre todos los salones y al fin di con la enfermería. Es verdad, ella está aquí, pero no está postrada en esa horrible y vieja camilla, sino que sostiene la mano de una chica, que reconozco del grupo de animadoras. 

Anne me miró, con su rostro empapado de lágrimas, su cara no lleva nada de maquillaje, es la primera vez que la veo así en siglos, debo admitir que le da un aspecto más joven, aunque se vea opacado por la tristeza que abarca su semblante.

- Anne.

- Desearía ser ella. - Apretó sus dientes con tal ira, que incluso pude sentir la amargura con la que hacía tal gesto. - O tal ve tú.

- Anne, ven, te ayudaré, vamos a casa. - Di un par de pasos para acercarme a ella.

- ¿Sabes que le sucedió? Ella es mi amiga y, su novio le pidió esa estúpida y repugnante prueba de amor, quedó embarazada y él la dejó.

Mi boca se abrió, ¿Cómo puede ser capaz alguien de tratar así a un persona?

- Y eso no es todo, no. - Sorbió por la nariz. - Ella está embarazada. - La miró como si hubieran roto algún objeto de cristal demasiado puro y valioso. - O bueno, lo estaba, quisiera tener su suerte Hunter, de seguro si tu estarías en su situación te hubiera pasado igual.

Se puso de pie con brusquedad y caminó por la habitación, desesperada.

- Cálmate.

- Si yo tuviera tu maldito cuerpo, si fuera una enana anoréxica como tú, o como ella. - Señaló a la joven en la cama. - Yo también podría perder al estúpido y asqueroso bebé, porque mi cuerpo tan frágil. - Exageró y movió sus manos en vertical frente a mi, para mostrar mi cuerpo delgado. - No puede aguantarlo, pero no, esto es una mierda. - Se llevó las manos a su cabeza y tiró de su cabello levemente, sus ojos estaban tan hinchados ya, tanto que le costaba abrirlos del todo, pero aún así lo hacía.

- ¿Estás embarazada?

- ¡Hasta que por fin entendió el puto problema de la vida! - Exageró, demostrando lo molesta que estaba. - Él se acostó conmigo mientras gritaba tu nombre, maldición, él te ama a ti, y no me lo dijo hasta después de que me cogió y me arruinó la vida. - Se sostuvo el rostro con una mano y su mirada vagó lentamente sobre una pequeña mesa, sobre la que yacían varios elementos para curar heridas.

- ¿De qué estás hablando? Anne no tiene sentido. - Por supuesto que lo tiene, y creo saber quién fue, creo que alejarme de él puede ser la mejor decisión que puedo tomar, Andrew Biersack no es bueno para mi.

- ¿Me estás llamando mentirosa?

- Claro que no. - Me defendí colocando mis manos frente a mi.

- A mi me parece que si, eres una perra Hayden, una perra miserable, naciste miserable y morirás miserable, tal como fuiste concebida, y créeme que si llego a tener este bebé, lo único que haré será recordarle que fue un error día tras día, al igual que tú.

Rompí en llanto en ese momento, no emití sonido alguno, pero mis lágrimas habían escapado, estaban allí para quedarse.

- Yo... Anne, lo siento.

- No te disculpes.

- De verdad lo lamento.

- ¡Mierda! He dicho que no te disculpes, ni siquiera sabes lo que está pasando y vienes a hacerte la mosca muerta, con tu cara bien lavado, ¿Acaso quieres que te haga una banda que diga Señorita Inocencia?

Van varias veces que me llaman así, la vi moverse, tan rápido que apenas alcancé a respirar y a retroceder.

- Pero esto no se quedará así. - Tomó unas tijeras que parece extremadamente afilada de la mesa que había estado mirando. - A ver si alguien más se fija en ti después de esto maldita perra. - Se acercó a mi corriendo al tiempo que yo hice lo mismo, pero para salvarme, corrí hacia afuera de la habitación.

- Anne ¡Detente! - Le grité mientras escuchaba sus pasos detrás de mi, persiguiéndome.

- Esto es tu culpa y las pagarás. -  Giré en el pasillo siguiente y lo que vi fue a las tijeras aterrizar detrás de mi, en el suelo, casi habiendo aterrizado en mi muslo, la miré horrorizada mientras Anne, que ahora mismo acababa de derrapar para tomar la tijera nuevamente entre sus manos, me miraba con total odio.

- No, ¡Ayuda! ¡Por favor! ¡Ayuda! - Volví a correr, ni un alma en el colegio, encontré la biblioteca en el primer piso y recordé que hay una salida trasera, al pasar por ella, así que corrí hacia ella, pero la puerta de esta, no se abrió y tuve que volver a correr, hasta poder llegar a la entrada principal.

(...)

Llegué a casa después de haber tomado con el tiempo justo, un taxi para huir de aquella escena catastrófica.

Andrew se acostó con ella y le dijo que a quien quería era a mi, pero es que no logro entenderlo, ¿Como es que todo esto pasó?

- Hola Hayden. - Bajó mamá corriendo y me miró. - ¿Qué tienes, cariño?

- No es nada, me golpeé en el colegio, y ya sabes que exagero con los golpes. - Me excusé, ella no necesita saber los problemas con lo que se supone que debo lidiar yo.

- Está bien, bueno ve, dúchate, vístete, y prepárate que tenemos una cena espectacular con Dante.

- ¿Es necesario? - Me miró mal, para luego mostrarme un sonrisa amarga.

- Completamente, dijo que esta sería un ocasión especial.

- Por supuesto que debe de serlo. - Repliqué con sarcasmo, por primera vez.

- Vamos, ve, no decepciones a mamá. - Dijo, pasando a ser seria esta vez.

Me besó levemente la mejilla, cubriéndola de lápiz labial rojo.

- Mamá... - Me volteé a mirarla mientras me aferraba al pasamanos de la escalera.

- ¿Si, cielo?

Contemplé su sonrisa un rato más, no puedo quitarle su felicidad, a pesar de que su felicidad sea un hombre asqueroso que me acosa y me hace daño, ella es feliz con él, al menos hasta que la deje, como papá, bueno, como el hombre que podía llamar padre, antes.

- No es nada, te quiero. - Y subí corriendo las escaleras.

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Alguien dijo...

¿Maratón? 7u7



Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora