- Este hombre, del que estamos hablando, fue y sigue siendo uno de los héroes clásicos más grandes, ya que su modo de vivir era único, ¿Por qué?
- Porque era rebelde. - Dijeron al fondo.
- Si, pero no. Otra oportunidad. - Señaló a otro de mis compañeros.
- Porque hacía lo que quería, guiándose por sus creencias.
- Buen intento, están cerca. Profundicen la idea, explíquenme como si yo no supiera nada.
- Porque para para poder vivir como el quería, creó su propio mundo, su propia realidad. El mundo lo llamó loco, pero vivió al máximo cada experiencia que se le presentó, incluyendo el amor. - El Sr. Biersack me miró y sonrió, lo que me indicó que tal vez no había dicho suficiente. - Además, su idiosincrasia alejó a todo el mundo de él, dejando como amigo, a tan sólo uno, a Sancho, que fue para él, el amigo más fiel y sincero que pudo haber tenido. No le faltaba nada más, eso era suficiente.
- No podría haberlo dicho mejor. Gracias, Señorita Hunter. - Me sonrió, amable.
Agaché mi cabeza, sentí un cosquilleo en mis mejillas y en mis manos, las piernas me temblaron. Suerte que los escritorios son cubiertos.
- Lo que quiero con estos ejercicios es que ustedes como estudiantes puedan pensar por sí mismos ideas claras, que puedan llegar al fondo del tema que les interese y que puedan explicar así un mundo distinto, algo que quizá yo no noté, pero ustedes si. En los detalles están los demonios.
Las clases continuaron normalmente, por primera vez nadie me ha molestado en todo el día. Me siento feliz, y todo...
¡Es a causa de él!
- ¡Hey! ¡Hunter! - Me llamó en los pasillos, un muchacho.
- ¿Si? - Volteé, algo asustada, ¿Acaso mi buena racha terminó?
- Ten. - Me enseñó una rosa.
- ¿Y esto? - La tomé, indecisa y totalmente sorprendida.
- Te la envían de allá. - Señaló a un lado del pasillo, donde se encontraba su amigo, quien al parecer había enviado la rosa, me guiñó el ojo; alto, de cabello negro ondulado y despeinado.
Una cara nueva.
- Gracias, pero yo... - Él se fue, dejándome con la palabra en la boca. - Gracias. - Vi a lo lejos como sus amigos empezaban a molestarle y yo sólo pude sonreír. - Vaya. - Miré la rosa, es de un bonito color rojo intenso. - Mi primera rosa.
La acerqué a mi rostro para olerla y luego la sostuve junto a mi pecho.
Al menos debo ser agradecida. Fui hasta mi salón donde estaban mis cosas para poder guardarla, luego iría a buscar al muchacho para darle las gracias en persona.
Abrí la puerta y encontré al Sr. Biersack, tenía sus audífonos puestos, cantaba por lo bajo, pero se escuchaba muy bien, tiene una voz tan dulce, pero ronca al mismo tiempo. Di unos pasos y él volteó sorprendido, me di cuenta de que él no había advertido mi presencia.
Instintivamente escondí la rosa, aunque no tengo idea de porqué.
- Señorita Hunter, ¿Se le ofrece algo?
- Eh, ¿A mi? Nada. - Caminé rápido hasta mi escritorio.
- ¿Qué tiene ahí? - Se puso de pie y vi que se movió.
- ¿Allí dónde? - Intenté fingir.
- Aquí. - De un segundo a otro, ya no sentí la rosa en mi mano.
- Yo no... - Intenté excusarme.
- Me gusta, ¿Es para mi, cierto? - Dijo bromeando, sonreí incrédula. - Y yo que creí que en este punto no habría competencia, ¿Quién se la obsequió?
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Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).
Fanfiction- Hunter... Hayden Hunter... - ¿Eh? ¿Si? - ¿Podría explicarme por qué se sonrojó cuando dije su nombre? - E-es es calor.. Si, eso es. - No lo creo. Señorita Hayden, ahora mismo estamos en Otoño, todos temblamos de frío. - Me maquillé de más. - Usted...