Mujer

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- Me gusta como se ve tu cabello mamá. - Sonreí, mientras me ponía unos botines azules.

- Gracias cariño, a mi me encanta el largo que ha tomado el tuyo. - Dijo, delineando levemente sus ojos.

- ¿Eres feliz?

- ¿A qué te refieres? - Lanzó su cabello hacia atrás para rociar un poco de perfume en su cuello.

- ¿Eres feliz? Con Dante me refiero. - La miré.

- Oh, eso. - Sonrió y sus mejillas adoptaron un tono rosado, mientras de sus labios se escapaba un risa nerviosa. - Hemos tenido ciertos problemas, pero siempre buscamos el modo de resolverlo juntos y es un gran hombre. - Si, claro. - Entonces, creo que la respuesta es si, claro que si, soy muy feliz y lo amo con mi vida.

- ¿Así que van en serio? - Me senté en la cama, ella se levantó y antes de salir de la habitación dijo...

- No lo sé. 

Y continuó por lo bajo.

- Espero que si.

(...)

Llegamos a un restaurante, que a mi parecer es demasiado elegante, pero mamá estaba más emocionada que una niña de 5 años cuando sabe que recibirá muchos regalos y dulces en Navidad.

- Mi amor. - Exclamó él cuando la vio y la abrazó, si no me hubiese golpeado y no hubiese intentado abusar de mi, juro que creería que realmente está enamorado de ella, pero no, no es posible, no lo creo.

- ¿Qué tal me veo? - Ella posó de distintas maneras y dio una vuelta sobre si misma.

La miró un minuto y se decidió a hablar.

- Me encantas, estás divina, pero...

- ¿Pero qué? - La sonrisa en el rostro de mamá se perdió y hubo una expresión de angustia.

- Esa blusa es demasiado escotada. - La miró. - No quiero que otros hombres te vean mi amor.

- Lo siento, mi amor. - Lo abrazó y él a ella. - La próxima usaré algo que me cubra más.

- Está bien. - Me miró. - Heidi. - Dijo, como si yo acabara apenas de llegar

- Hayden. - Corregí, mirándolo mal.

- Eso. - Chasqueó su dedos e inmediatamente su dedo índice bajo, señalándome. - Vamos adentro, les encantará el lugar.

Entramos y efectivamente es muy gustoso a la vista, las paredes y el suelo de madera, que podría recordarte a una cabaña, pero siendo así, se trataría de una cabaña elegante.

- Es tan hermoso. - Mamá abrió sus ojos a tope, observando el lugar.

- No tanto como tú. - Le besó la mano y la guió hacia una mesa cercana que era para cuatro, ellos se sentaron juntos y yo al frente de ellos.

Un hombre vestido con una camisa y un pantalón negro se acercó junto con unos menús forrados de cuero café, de un tono caoba.

- Buenas Noches, bienvenidos a "Il Cappo" mi nombre es Alessandro y hoy seré su camarero, el postre especial de la casa es un Cheesecake de mora azul, les hago la entrega del menú y dentro de un momento volveré para tomar su pedido, si necesitan algo, alguna duda o algún pedido, no duden en llamarme. - ¿Cuantas veces tendrá el pobre chico que decir eso, al día?

- Gracias. - Esbocé una sonrisa y él la devolvió gentil.

- Antes de que se vaya, traiga una botella de vino por favor, la más cara que tenga.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora