Hospital

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- No pueden entrar. - Los detuve en la entrada.

- ¿Por qué está aquí? - Me preguntó Andrew y entonces me miró serio. - ¿Y eso de quién es? 

- ¿Qué cosa? - Me miré y no vi nada.

- Esto. - Tomó el abrigo de Jack como si fuera algo sucio y dañado.

- Es de Jack.

- ¿Quién es Jack?

- Váyase a casa. - Le dije finalmente y él entrecerró los ojos.

- Vámonos a casa, está por amanecer y quisiera verlo con usted. - Sonreí.

Alec me miró serio y de pronto caminó entre nosotros y se adentró en el hospital.

- No puedo, Amber y Cassie están aquí... 

- Amber es... ¿La acosadora verdad?

- No hable así de ella.

- Ah. - Me miró ahora sorprendido.

- Es que es mi amiga. - Se acercó y me abrazó, su cabello me hizo cosquillas en la frente.

- No lo sabía, ahora, es amiga de medio mundo, y para mi no hay nada. - Besó mi mano con ternura y me miró.

- Claro que si, hay mucho para usted.

- Eso lo averigüe anoche Hayden. - Me dijo al oído y se me erizó la piel enseguida.

- ¿Q-Qué? - Sonrió y me guiñó un ojo.

- Me encanta saber que aún puedo hacer que se sonroje. - Me dio un corto beso en los labios, sosteniéndome por la cintura suavemente.

- No es divertido. - Dije cubriendo mi rostro con mis manos, rojo se queda corto para describir mi sonrojo.

- Claro que no, es encantador. - Me miró y se puso serio. - Ahora si dígame, ¿Quién es Jack?

- No puede ser posible. - Agradecí que rompiera el hilo de la conversación, sino, hubiera muerto sonrojada. Rió, con su perfecta y única risa. 

- Espere un momento. - Sacó su celular y lo miró al parecer, tenía una llamada. Contestó. - Andrew Biersack al habla.

Sonreí, se veía tan serio, tan profesional en ese momento, definitivamente no podía dejar que él se quedara allí, no haría que se quede conmigo cuando puede tener una vida mejor.

- Voy adentro. - Le susurré y él asintió. 

Caminé lentamente hacia la sala de espera, Kyle está dormido en los asientos y Jack ya no está, supongo que fue a ver a su hermana.

Caminé lentamente hasta llegar a un pasillo que indicaba el baño, con un ventanal enorme, donde Alec estaba arrimado, fumando, era la zona para fumadores, caminé lentamente hacia él.

- ¿Por qué no lo detuviste?

- Yo también quería verte... - Suspiré.

- Tienes que dejar tus insinuaciones...

- ¿Por qué? - Soltó el humo, sin dejar de mirar el paisaje.

- Sabes muy bien porque... - Giró la cabeza y me miró.

- Alec.

- Escucha. - Colocó el cigarrillo entre sus labios y aspiró de él. - Adrianna estuvo detrás de él, toda la noche, y él no le dio ni una sola mirada.

- ¿Por qué me dices eso? - Lo miré extrañada, si quería molestarme, pues no, eso más bien me alegra.

- Porque... - Soltó el humo de su boca, debo decir, que de esa manera, haciendo lo que hizo se veía encantador, como una fotografía de algún modelo para alguna campaña publicitaria o la pintura de algún artista representando a un Adonis. - Cuando, él estaba con Adrianna, antes, en la universidad, él no la amaba, y, realmente yo no entendía porque, pues, porque siempre creí que una mujer como ella sería la mujer perfecta para un hombre...

- ¿Pero?

- Pero, es que yo era un inmaduro, tal y como Andrew, ambos lo eramos, y me di cuenta de que los hombres buscan eso para un rato, pero, luego, se preparan para la guerra, para poder conquistar y enamorarse de una mujer inteligente, bella, sensible, frágil y si es posible un poco infantil y divertida...

- Alec...

- Pasamos toda una vida jugando, para luego poder entrar a la espera de la mujer real, de una mujer de verdad, todo hombre siempre estará a la espera de su Hayden Hunter.

- Eso no...

- Comprendo ahora más que nunca porque Andy se enamoró de ti.

- Alec. - Negué con la cabeza. - Basta, te vas a hacer daño si sigues pensando en mi como algo que yo no te puedo dar... - Se volteó y dejó caer el cigarrillo totalmente consumido al suelo, sin dejarme hablar, me colocó contra el barandal, y posó sus labios sobre los míos, delicadamente, como si fuera una mariposa la que se posara sobre una flor.

Me sostuvo las manos entre las suyas, no iba a dejar que me vaya, ni siquiera se si vaya a dejar que me mueva, ladeó su cabeza, y tiró de mi labio con sus dientes, la mariposa se convertía en abeja, que estaba desesperada por sacar el pólem, así como su lengua estaba desesperada por entrar en mi boca, e sostuvo por la cintura y me apretó más contra si.

- Suéltame.

- No te negaste. - Me susurró, con una voz ronca, la voz que Andy usaba para encantarme.

- Me estabas sosteniendo.

- Pudiste haber gritado.

- Tenías tu boca sobre la mía.

- Con un golpe o un "no" hubiera bastado.

- Alec, yo no quiero nada contigo, ya no hagas esto.

- Te daré un dato curioso.

- ¿Ahora qué?

- Hayden, tú y yo nos tuvimos confianza al instante, la relación profesor estudiante está más que rota, somos personas cercanas...

- No es...

- Nosotros nos hablamos de "Tú".

- ¿Y eso qué tiene que..?

- Andrew y tú no... - Miré al suelo y me cubrí de brazos, no tenía una respuesta para eso. - ¿No te parece extraño que siga tratándote de "Usted"?

- Por supuesto que... - Volvió a interrumpirme.

- Dentro y fuera del salón te dice "Usted", está trazando una línea, está enmarcando su relación en algo solo del colegio.

- Alec, basta. - Por fin reaccioné como creí que debía y le di una cachetada. Él giró su rostro y me miró, su cabello se había movido de su lugar, pero seguía siendo encantador.

- Hayden tienes que aceptar algo, y es que Andrew se está superando. - ¿Cree que no lo sé? - Obtuvo el trabajo, ¿No te lo dijo?

- Por supuesto que si.

- Pues se irá, se mudará muy lejos de aquí, se irá Hayden, pero yo no, yo me quedaré aquí, contigo, estaré siempre aquí para ti, dejaría todo por ti Hayden, yo soy él que se quedará aquí, yo soy el que te merece.

- Alec, ¡Cállate! - Grité ahora frustrada, me dijo algo que yo ya sabía, de una manera inadecuada, pero, tal vez, esto, es algo que yo necesitaba escuchar. 

- Al final verás que tengo la razón. - Susurró acercándose a mi y besó me frente, una lágrima rodó por mi mejilla. Te quiero Hayden...

Me soltó, alejándose de mi, y desapareció en el pasillo, apoyé mi frente en el vidrio del ventanal y comencé a llorar, definitivamente este no es un buen día...

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora