Historia

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- Me siento algo mal. - Dije al volver, cuando mamá me lo preguntó.

- ¿Quieres ir a casa? - Preguntó Dante, como si realmente le interesara y por un segundo le creí. - Iba a llevarlas a un club para divertirnos un rato.

- No se preocupen por mi. - No lo han hecho antes, no tienen porque fingir hacerlo ahora. - Yo puedo tomar un taxi, vayan ustedes, diviértanse.

- ¿Estás segura cariño? - Mamá preguntó, pero cuando iba a tocarme, con un hilo de preocupación en su rostro, Dante la abrazó y aquella preocupación desapareció casi por arte de magia.

¿En verdad me había ilusionado con que mamá mostrara aunque sea una vez un poco de cariño o afecto hacia mi? Pero que desfachatez.

- Completamente, vayan, es su noche, no se preocupen. - Mamá me abrazó, despidiéndose y Dante se aproximó a mi, abrazándome, no me moví y entonces, sentí el sucio intento de su mano por querer bajar de mi espalda a mis lumbares y más allá, me aparté al instante, le dí la espalda y salí corriendo de aquel lugar.

Busqué por las calles desiertas, a pesar de que apenas son las 9:00 pm, caminé, y caminé y entonces me encontré en un lugar demasiado familiar que reconocí a penas, enseguida corrí hacia la casa que conozco, la casa en la que sé que podría tener un poco de compañía y cariño.

Toqué la puerta rápidamente y esperé, una luz se encendió en el interior y vi a alguien acercarse, una sonrisa se formó en mi rostro hasta que la puerta se abrió y mis ganas de vomitar volvieron.

- Hayden, pequeña, ¿Qué haces aquí a esta hora? - Me miró realmente preocupado, o al menos eso parecía.

- Buscaba... - Mi voz tembló. - Buscaba a Alexey. - Mi mirada bajó a mis pies, las lágrimas no tardaron en acumularse en mis ojos. Él lleva una camiseta blanca y un pantalón de mezclilla desgastado, lucía despeinado y algo cansado, por el trabajo tal vez, aunque bien ¿A mi qué me importa?

- Hija, yo he pensado en ti demasiado, no tienes idea de... - Le interrumpí.

- Por favor, no me diga nada, si Alexey no está puedo volver luego. - Me di la vuelta, pero él me sostuvo por mi brazo con sumo cuidado, como si pensara que al tocarme podría romperme, con el cuidado que tiene un padre, pero él hace mucho tiempo que había dejado de ser uno para mi.

- No, está arriba, pasa, lo llamaré. - Formó una sonrisa hermosa, una que había añorado tanto, que con su barba y su cara de niño lo hace ver tan bueno, puro e inocente como el padre que algún día tuve y que perdí.

Lo que más detesto de todo esto es que a pesar de todo aún quiera lanzarme a sus brazos para sentirme amada y reconfortada. Hayden, no es momento para pensar en nada de esto.

Entré sin siquiera tocarlo y esperé de pie junto a la puerta.

- Pasa, siéntate en el sofá.

- Por favor, no. - Negué con la cabeza y él suspiró fuertemente. - Estoy bien aquí.

- Iré por él. - Dijo, resignado.

Minutos después bajó Alexey con... Rayos, en realidad no sé como llamarlo, con Ithan siguiéndolo en la escalera, Alexey corrió a abrazarme.

- ¿Qué sucede princesa? - Me miró, limpiando los restos de lágrimas bajo mis ojos.

- Nada, todo está bien. - Miré sobre su hombro e Ithan me miró a mi, entendió que no quería hablar en frente de él, sin embargo ahí se quedó.

- Iré a buscar algo de beber, ¿Si? - Lo detuve.

- No es necesario, sólo quería verte y ya lo hice, ahora me iré.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora