Diferente

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Miré su rostro. Está molesto, quiza frustrado y puede que tenga miedo de lo que vaya a pasar, pero, lo que está haciendo, no arruinaré su vida, no seré la idiota que no dejó que su sueño de enseñar en Harvard, Massachusetts, se cumpla.

- Claro que lo aceptará.

- No... - Negó lentamente con la cabeza. - Sólo... - Se tapó el rostro con las manos y luego las colocó sobre sus labios, frotándolos con fuerza.

- Va a ir.

- No quiero y no puede obligarme. - Dijo, como un niño caprichoso.

- Claro que puedo. - Le tendí la mano y él la tomó, entonces me abrazó.

- No me servirá de nada ir, cuando a penas la extrañe vendré corriendo hasta aquí, y perderé el empleo. Será básicamente lo mismo ir o no ir.

Hice una mueca y él sonrió.

- Hayden, la he amado y la amaré más de lo que he amado a cualquier persona en mi vida. - Me tomó por mis mejillas y unió su frente con la mía. - Usted es más de lo que pude haber deseado, es más de lo que merezco. - Besó mi frente lentamente y tembló

- And... - Me sobresalté al sentir que algo caliente caía sobre mi mejilla, una lágrima, él estaba llorando.

- Rayos... - Se alejó, y cerró sus ojos con fuerza, me acerqué y le limpié las lágrimas de las mejillas.

- Vamos a estar bien Andrew...

- No quiero que me vea así, maldición no quería que usted me conociera así.

- Andy, ¿De qué habla?

- Celoso, posesivo, idiota.

- No entiendo...

- Alec me dijo algo. - Agachó la mirada.

- ¿Qué le dijo? - Ahora estaba asustada.

- Me dijo que alguien, más bien, usted, bueno, que usted estaba en un club nocturno, con sus nuevas amigas. - ¿Qué? - Y me dijo que como yo le pedí que la cuidara, pues, la siguió, y vio que alguien la besó a la fuerza, e intentó pasarse de la raya, con usted...

Pero, si fue él mismo.

- Pero es que...

- Sea como haya sido... - Me cortó. - Me fui un par de días nada más y ya pasaron cosas como esas, ¿Qué si me mudo?

- Nada pasará.

- Lo siento... - Se mordió el labio y me miró. - Se lo dije, este no es un lado del que me sienta orgulloso, pero, ahora usted lo conoce, es una parte mala de mi que no quisiera que conozca.

- Cada parte de usted es hermosa. - Sonrió.

- Debo estar a la par con mi amada. - Me besó la mano y movió la cabeza a un lado. - Luego hablaremos de esto, vamos, hay un baile allá afuera.

(...)

- ¿A dónde fuiste? - Cassie se peinó el fleco con los dedos.

- A toman un poco de aire fresco, ya sabes...

- Claro, bueno, ya van a servir la comida así que...

- Señorita Hunter, ¿Podemos hablar?

- Te espero en la mesa. - Me sonrió y se marchó meneando las caderas.

- ¿Qué sucede?

- Él la llamó verdad? ¿Vendrá?

- De hecho ya estoy aquí. - Dijo, apareciendo detrás de él. - Hola Alec, ha pasado tiempo. - Se abrazaron y el semblante de Alec cambió, ahora estaba pálido, bueno, más de lo normal.

- ¿Por qué no me has dicho nada?

- Pues porque hubieras podido decírselo a Hayden y quería sorprenderla. - Me sonrió y yo lo miré, el brillo en sus ojos desapareció cuando una mano delgada y perfectamente cuidada tocó su hombro.

- Andrew, cariño... - Besó su mejilla, dejándole una marca de labial rojo. - Por fin has vuelto.

- Hola Adrianna.

- Podría decirse que volvemos a ser el trío de antes, ¿O no Alec?

- Eso creo. - Respondió, completamente distraído, no estaba cómodo, y decidió marcharse sin decir absolutamente nada.

- Te extrañé. - Añadió Adrianna y me miró mientras lo abrazaba con total descaro, va a hacer que le saque, una por una sus estúpidas uñas largas.

- Yo también. - Sonrió mirándome. - Pero, como ya te has de dar cuenta vine por mi novia. - Me guiñó un ojo. - Y quiero estar con ella.

- Maldición, Andy. - Lo soltó de golpe y entonces estrelló con fuerza su tacón contra el suelo. - Maldito y estúpido grosero. - Se alejó contorneándose, ¿Cómo rayos pueden caminar de manera tan sexy, inclusive en un arranque de ira?

- Así que, ¿Su novia?

- Debería verla, es preciosa.

- ¿Por qué sigue tratándome de usted? - Abrió la boca para contestar, pero entonces llegó Chloe, y me dijo que teníamos una emergencia, jalándome lejos de él, el único amor de mi vida.

Corrimos al baño y cuando llegamos, solo pude ver a Amber en el suelo y a las demás chicas a su alrededor.

- ¿Qué sucede?

- No lo sé, ella no reacciona, se quedó en blanco.

Sus ojos, estaban completamente rojos, como si en ellos hubieran inyectado sangre.

Victoria le pasaba un trapo húmedo por el rostro, mientras ella, su rostro y su conciencia parecían estar perdidos.

- No saben que le pasó. - Se miraron entre todas, y Ashley negó.

- No, nadie sabe nada. - Recalcó mirándolas a todas, como convenciéndolas de algo.

Cassie se puso de pie y salió corriendo, intuición, instinto, llámenlo como quieran, pero, fui detrás de ella, se sentó en las escaleras principales y llevó sus manos a su rostro.

- ¿Cassie?

- Hayden, por favor... - Sollozó. - Necesito estar sola...

- ¿Debo llamar a Kyle?

- No, por favor, por favor no lo hagas. - Se limpió el rostro con los dedos delicadamente.

- ¿Qué sucede? Cassie...

- No lo sé, es que, ellas... Yo... Necesitamos... - Me tomó la mano y se rectificó. - Necesito ayuda... - Se quejó y soltó un pequeño suspiro, de repente parecía que le costaba respirar.

- Si no me dices que pasa, no podré ayudarte, Cassie, dime... ¿Qué le pasa a Amber?

- Es que... - Sollozó y miró el suelo detrás de mi, volteé, no, no miraba al suelo, miraba a Jennifer, parada junto a nosotras.

- Hayden no es nada impotante. - La tomó pir el brazo y la jaló, levantándola bruscamente, causando que ella soltara un chillido de dolor.

- Jen, sólo quiero ayudar...

- No quieras meterte en todo cariño. - Lanzó su cabello hacia atrás con aire de diva y me miró fastidiada. - Este no es tu problema.

- Hayden sólo quería ayudar... - Me defendió Cassie.

- Tú, mejor cállate. - Vi el brazo de Cassie, ya que gritó, Jennifer le estaba clavando sus uñas en la carne.

- No la trates así. - Hice que la soltara y retrocedió sorprendida.

- No me digas que hacer. - Se aproximó a mi y me dio una bofetada, había pasado de pasiva, a una violenta chica.

Cassie, que solo había estado observando, ahora mismo le devolvió el golpe propinado, y ambas comenzaron a jalarse el cabello, rodando por el suelo...

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora