Verdad

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- Gracias por todo. - Sonreí cuando Cassie me abrazó.

- No es nada, ¿Vamos mañana a algún sitio?

- No lo sé, déjame ver si hay tiempo. - Sonrió.

- Okay. - Respondió y se dio la vuelta, cerré la puerta y miré la entrada llena de bolsas de las compras que Cassie me había ayudado a traer.

No sabía, en realidad no sabía que para ser la mujer perfecta se usaban tantas cosas, prefiero ser normal, como... pues como yo.

Tomé las bolsas que pude en mis manos y corrí escaleras arriba hasta dejarlas en mi habitación, y lo repetí dos veces más. No sé donde meteré todo esto, es demasiado, es realmente mucho.

Me dejé caer en mi cama, cerré los ojos, me duelen mucho los pies, a pesar de que no hice nada más que caminar por todos lados, por todos lados pensando y buscando a Rob, pasando el tiempo con Jack.

- Jack. - Susurré para mi misma.

Cuando le he visto me he sorprendido mucho, no sabía que Amber tenía un hermano, tampoco sabía que su hermano no sería engreído y pedante como ella, sino que es listo, carismático y divertido, muy inteligente y tiene mucho de que hablar. Es un buen tipo, entonces, ¿Amber?

Negué con la cabeza y llevé mi mano a mi frente, está helada, no me sorprende, después de haber viajado en auto con la ventanilla abajo por todo el calor que sentía.

Saqué mi celular, cinco llamadas perdidas de él, él único que podría arruinarme la noche, vamos, debes respetarte a ti misma Hayden, no puedes continuar siendo su pequeño y estúpido juego.

Sin embargo, cuando me vi abriendo los mensajes sólo me quedaron ganas de golpearme hasta quedar sangrando en el piso, lo merezco por dejarme pisotear de esta manera.

De: Andy.

Hayden, debe escucharme, se lo ruego.

 Pulsé el botón de Ignorar y borré el mensaje seguido de esto.

De: Andy.

No es lo que piensa, déjeme explicarle, déjeme arreglar esto. 

Eliminar.

De: Andy.

Aunque sea deme una respuesta, una señal de que está bien.

Borrado.

De: Andy.

No quiere saber de mi ¿Verdad?

Borrar.

De: Andy.

La amo, mi ángel. La amo más que a nada en el mundo.

Leí este último una y otra vez, hice una mueca de dolor, porque es así, me duele, ya no lo soporto más.

Dejé caer mis lágrimas sin temor de que alguien me viera o me interrumpa, estaba sola en la casa y absolutamente todo estaba cerrado, mamá y Dante se habían ido a un bar, a una fiesta, fue por eso que pude ir a la fiesta del equipo.

Pasé mis manos por mis ojos y en ellos vi una mancha negra y larga, me levanté rápidamente hacia mi baño y ya allí, pude verme, me había arruinado el maquillaje que, a estas horas ya no necesitaba, me agaché y abrí el grifo del agua, el agua cayó lentamente para luego dar un fuerte chorro, me llevé el agua al rostro entre mis manos, las cuales estaban en forma de cuenco.

Me lavé el rostro y al terminar visualicé en mi celular una nueva notificación, abrí el nuevo mensaje del mismo número anterior, definitivamente nunca aprenderé.

Señorita Inocencia [Andy Biersack y tu] (EDITANDO).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora