Capítulo 25

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Narra Alan

¡Le digo mis sentimientos y no me cree!
Yo tampoco lo hubiera creído. Vamos, el típico chico que se acuesta con todas diciendo que ama a una.

Busque entre mis muebles mis bebidas alcohólicas, sólo quería olvidarme de Savannah un rato.

Una, dos, tres copas... Y así seguí hasta ya estar demasiado ebrio.

Narra Savannah

Llegue a la puerta de la casa de Alan y golpee.

¿Estará durmiendo? No. Él no le gusta dormir mucho.

Aunque... Bueno hace unas horas acaba de llegar y puede estar cansado.

Recordé que en mis llaves, Lucas hizo una copia de las llaves de la casa de Alan, por si acaso algo pasa en la nuestra.

- ¿Alan? ¿Dónde... -Vi a Alan con los ojos rojos y... Tomando.

Había como cinco botellas de alcohol a su alrededor.

- Savannah querida... Viniste... Ven, vamos a disfrutar... -Dijo con dificultad al pararse y arrastrando las palabras.

Olía a mucho alcohol, pero aún así, seguía viéndose adorable.

- He venido a hablar contigo...

- ¿Hablar? Nena, no creo que pueda ser el momento... ¿Has visto cómo estoy?

Fui hacia su cocina y le prepare un café... Así se sentirá mucho mejor.

(***)

Han pasado ya dos horas de que Alan se ha calmado... Ya no esta tan ebrio así que podré hablar con él.

- Y bien... ¿Querías hablar?

- De lo que me dijiste... - Él me interrumpió.

- Ah si... Que me gustas y que te amo. ¿Por qué quieres hablar de eso? Si no me crees.

Suspire ya cansada.

- ¡También te amo Alan! Desde que cumplí mis catorce malditos años siento cosas por ti, pero nunca me animé a decirte. Es más... -Hice una pequeña pausa - Tuve un día el valor de decírtelo, fui hasta el maldito colegio porque sabía que estarías entrenando y no... Te estabas besando con Vanessa. Ahora quiero que me digas... Si sentías esas cosas por mí, ¿por qué tantas chicas?

- Quería olvidarte, Savannah. Tu hermano no iba a querer que alguien como yo este con su hermana.

- Si nunca lo intentaste, nunca hubieras sabido.

Alan agachó la cabeza y yo me sentí culpable. Porque yo también podría haber intentado de nuevo, y no lo hice. ¿Por qué? Por cobarde.

- Yo... Perdón.

Alan me miró y así estuvimos unos segundos.

- Tú... ¿Me darías una oportunidad?

- Claro que sí. Eres la única persona que he amado, Alan.

Alan tomó de mis mejillas y me besó.
Sus labios haciendo contacto con los míos era... Perfecto.

- Eso si... ¡No más chicas! -Él comenzó a reír.

- No mi señorita... -Y volvió a besarme y pellizco mi nariz.

Tú Mi DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora