En la cabeza de un niñato

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Hace un año y medio...

Aparcó la moto cuidadosamente en el parking exterior que Flair le había indicado. Antes siquiera de que las ruedas frenaran del todo, sus ojos asimilaron la belleza de la arquitectura moderna donde vivía su ligue. ¿Quién iba a decirle al Fenomenal que iba a llegar tan lejos? Había sido un completo cabrón, engañando a su compañero de trabajo para que nunca sospechara nada y poder aprovechar su ausencia para enamorar a la que ahora era su ex novia. Ex novia de Zayn. Todo lo que AJ se proponía acababa cumpliéndose, Charlotte no era ninguna excepción.

Styles: No sabía que vivías en un sitio como éste. Yo me creía que ibas a traerme a tu mansión de oro... —murmuró mientras se quitaba el casco, y movía de una sacudida rápida el cabello. Le sorprendía cada centímetro cuadrado de la parcela. Pero todo el mundo conocía la mansión Flair al más puro estilo griego y sus gigantescas extensiones.

Charlotte: Esta es mi casa. La mansión de mi padre... es la mansión de mi padre, donde él vive. Hace ya algunos años que me independicé —murmuró quitándose el casco, y se bajó de la moto. Al caer su cabello rubio AJ la siguió con la mirada, con una sonrisa un tanto astuta.

Styles: Qué pena que no haya una gasolinera a kilómetros. Siento haberte hecho volver.

Charlotte: No te preocupes. Ven —abrió la cerradura y entró ella primero, dejando las llaves en el mueble del hall. Mientras no le veía Styles sonreía aún más satisfecho. Que le quedara poca gasolina era una falacia, lo que quería era acostarse con ella de una vez. No lograba intimar del todo, se invitaban a alguna bebida y hablaban de sus luchas, pero siempre que intentaba ahondar un poco más en su personalidad notaba una reticencia brutal por parte de la fémina, le costaba abrirse y contar anécdotas propias. No respondía a preguntas que involucrasen a sus ex, o al menos, no con detalles. Tampoco le importaba mucho, eran caminos alternativos para ganarse su confianza. Tenía otros si esos no funcionaban.

Mientras Charlotte bajó al almacén a buscar un bidón, AJ aprovechó para curiosear la estancia. Se quitó la cazadora como si estuviera en su casa y la dejó tirada en el suelo. Caminó por los pasillos contemplando los cuadros y la vitrina de trofeos que había ganado la hija de Ric Flair... resultaba impresionante. Fotos de su juventud y de su familia. Vio una figurita de cristal dorada que le llamó la atención, tenía forma de guante de boxeo perfectamente lijado. Parecía muy caro. Lo rozó con el índice y éste se desprendió de su estante, cayendo al suelo y rompiéndose en dos. Era pequeño y no hizo mucho ruido, pero AJ se puso blanco.

Styles: Maldición —se agachó en un abrir y cerrar de ojos y lo miró en su palma. No había manera humana de pegar aquello sin que se notara la falla. Resopló y aguardó un poco a que esperara.

Pero seguía sin subir, así que volvió a curiosear.

Dio con su dormitorio... wow. Cada sala era mejor que la anterior. Tenía una enorme cama matrimonial de estilo bajo, cubierta de edredones que le daban un volumen y un colorido original a toda la estancia. Se imaginó las mil y una maneras en las que podía disfrutar de Charlotte en aquella cama, si tenía suerte y carisma, esa misma noche. Pasó la mano por los pomos del armario empotrado y lo abrió alzando una ceja, asomando la cara a los cajones internos. Tenía un sinfín de abrigos de todos los colores, formas y tallas.

Styles: Maldita niña rica —murmuró en voz baja, mirando otra vez hacia el salón por si venía. Volvió a acercarse a los cajones lentamente y abrió el primero. Una sonrisa de lado le subió los colores rápidamente al ver hileras e hileras de tangas, bragas de encaje, medias... abrió los labios al ver los sujetadores de talla grande que le correspondían. A Styles no se le ganaba por un culo grande, sino por los pechos prominentes. Charlotte no los tenía operados, ya se había dado cuenta. Era todo un experto, y ver la magnitud que tenían aun así avivaba esa parte lasciva de él. Estuvo tentado de mirar de cerca uno de sus tangas, pero consideró que se estaba pasando de la raya y cerró los cajones. Volvió al salón y se la encontró asomada al baño, algo contrariada. Cuando le oyó se giró y se acercó a él.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora