Una mente maligna

182 18 12
                                    


Corrió hasta la cocina y la vio en un rincón del suelo sentada, llorando. AJ por poco se abalanza encima de ella, tirándose al suelo y buscando con rapidez sus manos, girándoselas o buscando alguna herida. Charlotte estaba roja de llorar, ya no podía contenerse más. Al ver que había llegado a tiempo suspiró hondo y la pegó a él, abrazándola con tanta fuerza que se hizo daño en los brazos.

Styles: Perdóname... perdóname, perdóname, perdóname... te lo diré todos los días —Charlotte se aferró a su cuello llorando, sentía tantas emociones en el cuerpo que sólo el estar con él le reconfortaba, si se iba de su lado su inestabilidad entonces sería aún más desproporcionada.

Charlotte: Si me dejas no lo aguantaré... no puedes dejarme sola ahora, por favor... te necesito, no me digas esas cosas...

Styles: No —dijo sin despegarse un milímetro, notaba que sus ojos también hacía rato que dejaban fluir las lágrimas. La tocó de la espalda, tenía la sensación de que tenía que darle mucho calor— pensé que... ibas a matarte, me he arrepentido de todo.

Charlotte: Iba a hacerlo, AJ. No puedo estar sin ti, ¿por qué mierda me has dicho esas cosas? Me has hecho mucho daño...

Styles: Ni muerto te cambiaría por nadie, nena, ni muerto. Siento lo de la foto... estaba cegado imaginándote con ese gilipollas latino.

Charlotte: No quiero nada con él. Pero créeme, maldita sea —acarició su nuca con fuerza.

Styles: ¿Creerte? Yo te creo. Pero deja de ocultarme las cosas. Deja de ocultármelas.

Charlotte asintió deprisa, suspirando.

Styles: Vamos a pedirte ayuda, ¿vale? Me da igual lo que opines. No voy a separarme de ti, y si queremos hacer avances en la relación lo harás por mí y por nuestra hija. ¿Estamos? —la separó mirándola a los ojos, fijamente— no hay excusas.

Charlotte: Lo que tú me pidas —susurró, asintiendo y restregándose la manga por la nariz. Tenía toda la cara húmeda.

Él suspiró también.

Styles: ¿Cómo es que has logrado por tu cuenta dejar los esteroides?

Charlotte: Porque me obligué a ello, igual que tengo que obligarme a muchas más cosas.

Styles: Perdona por lo de hoy... perdóname —la besó en la cabeza y volvieron a unirse en un abrazo.

Cuando dieron las seis de la mañana, AJ abrió los ojos rápido, no había sido capaz de dormir ni una hora seguida, se despertaba por intervalos. El mal cuerpo que le había dejado tanta discusión le afectaba demasiado. Miró a escasos centímetros al rostro más engañoso: la dulzura de alguien inconsciente al descansar. Llevó una mano a su hombro y la deslizó suavemente, deleitándose con el terso tacto de su piel. Apretó poco a poco las yemas en su cintura acariciándola, dejando el tiempo pasar. Pero sus pupilas empequeñecieron al sentir un sombreado bajo la camisa. Al levantarle la ropa de dormir vio con horror como una desproporcionada marca de moretón adornaba su costado, su hígado. Recordó con la energía animal que le había pegado, tenía mucha fuerza y por ello siempre tenía que pensárselo cien veces antes de responder a sus ataques. Se sintió morir al ver que el foco más negro del hematoma tenía las marcas del puño.

Styles se sentó en la cama y se llevó las manos a la cara. ¿Cómo de fácil podía ser quedar de maltratador? Sólo hacía falta dejar ganar a los demonios internos del momento para que pasara algo así. Todo ser humano tenía un límite de paciencia, pero eso no servía de nada, seguía sintiéndose el agresor al ver lo que le había hecho. Eso la mantendría alejada del ring por lo menos un mes.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora