PARA

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Los motivos por los que Charlotte no quería ir a las discotecas eran muy respetados por su marido. Nunca había tenido problemas de alcoholismo, pero la bebida sacaba lo peor de ella y llevaba un mes sin ningún altercado con él. El Fenomenal tenía mucho tiempo libre ahora que la compañía le había dado un mes para recuperarse de su brazo izquierdo, había sufrido una mala caída tras un PPV contra Dean Ambrose y estuvo tres semanas recuperando la movilidad de la muñeca.

Como todos los fines de semana que no habían PPV programados, Seth Rollins, Dana Brooke y Luke Gallows se hicieron rápido con entradas adicionales a las fiestas más exclusivas, en este caso de Las Vegas, y propusieron un plan grupal para sus allegados en la compañía.

Styles adoraba la fiesta más que nada en la tierra, y aceptó rápido. Intentó convencer a Charlotte de todas las formas de que se diera un respiro de tanto entrenamiento y que viajaran en el avión con los demás. Finalmente la chica Flair aceptó, pero no le hacía gracia dejar dos días enteros a la niña con su padre Ric. Odiaba que la usara para ligar con jovencitas.


En el avión


Reinaba el desmadre. Seth y Randy se desperdigaban como croquetas en el suelo, mareándose y bebiendo champán antes siquiera de llegar a su destino. Por otro lado Dana y Dolph parecían discutir por el acercamiento de la rubia a Luke Gallows. Sasha gritaba con Bayley mientras se mataban mutuamente en juegos de lucha; Dean y Roman competían en un pulso mientras el resto les miraban y tiraban palomitas por todas partes. Había una película puesta de fondo, pero ya nadie la estaba mirando, todos querían fiesta. Y en una esquina, apartados, Charlotte y AJ se desgastaban la boca el uno al otro, no había mejor pasatiempo que ese.


Horas más tarde...


Cuando por fin todos entraron al casino y empezaron a apostar, se dieron cuenta de que tanto Bayley como Charlotte tenían una suerte un tanto asquerosa. Randy estaba muy borracho y los guardias le habían dejado entrar por puro enchufe, de lo contrario, ya le habrían echado de una patada por estar todo el rato de juerga extrema con Rollins. Bayley no había jugado nunca, pero sus números y sus apuestas eran las adecuadas. Charlotte sí había visitado casinos antes, sabía cómo funcionaban las máquinas y Ric Flair le había enseñado algunos trucos para no perder o, en su defecto, que la pérdida fuera mínima. Pero tampoco es que a la rubia la costara gastarse el dinero. Había ido con la intención de derrocharlo, y AJ veía con cierta desaprobación cómo su mujer tiraba billetes tan grandes por la borda sin pestañear.

Se acordó de sus vacaciones con ella en las Maldivas, hizo exactamente lo mismo para conquistarle: le invitaba a lo más caro, no le dolía perder hasta cuatro cifras de su bolsillo con tal de que él se lo pasara bien, nunca le dejaba pagar nada. A él ya le daba lo mismo. Siempre la sorprendía con algún detallito o ropa interior, pero ni una cuarta parte de lo que ella podía sorprenderle a él.

Todos sin excepción habían ido arreglados y en corbata, pero como siempre, la altísima y fuerte rubia destacaba entre el sector femenino. Su cuerpo era explosivo, pero si además agregaba espalda escotada y vuelo celeste, su mirada se volvía impactante. Se había ondulado el pelo como solía hacer, sin ninguna trenza ni nada. Pero los tacones eran tan altos que su marido le ordenó que estuvieran alejados, no le gustaba verse esos dos malditos centímetros más bajo. Ella se reía, poco le importaba.

Styles: Ludópata. Llevamos mucho aquí, la mitad están cabreados porque os habéis llevado su dinero.

La rubia miraba la trayectoria de los dados que lanzaba el croupier, sin prestarle atención a su marido. Tanto ella como Bayley se habían pedido disculpas por las palabras de la otra noche. Bayley chilló divertida.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora