La que me da la vida

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Lo peor que podía ocurrir en un intento de suicidio, era no saber si la persona lo acabaría logrando o no. El abuso de las dosis había hecho sumir a la rubia en un estado de coma. Seth había llegado a tiempo para que los médicos de urgencia pudieran llevarla al hospital, Charlotte llevaba días sin comer y sumado a ese último acto sus defensas morían. Ahora tenía que estar indefinidamente en camilla, con los ojos cerrados y alejada del mundo, porque nadie sabía cuándo podía despertar. O si llegaría a hacerlo algún día.

La noticia dejó tan devastado a AJ que por poco sufría un ataque, no podía con tantas desgracias juntas. Se sentía incapaz de rehacer su vida aparte de la de Charlotte. Todo el mundo calló las visitas que le dejaba hacer a la niña en su casa para proteger su demanda de divorcio de más problemas con el otro abogado, pero ahora lo importante era la vida de su mujer. El divorcio no podía llevarse a cabo en esas condiciones. Todo había sido tan fortuito, tan desafortunado, que nadie podía empezar una frase que tuviera que ver con ella.

Y tal y como ocurrió semejante desgracia, las horas, los días, las semanas y los meses fueron transcurriendo larga y pesadamente. Poco a poco el estado de Charlotte iba dejando de ser tabú, se mencionaba calmadamente en algún que otro programa o segmento de Raw sin desprestigiar su honor y sin hacer bromas pesadas, como Vince acostumbraba. Como la rubia no era amiga íntima de nadie y a todos había hecho daño en alguna ocasión, el hecho de saber que no estaba enteramente muerta les hacía creer a todos, injustamente, que podían nombrarla y opinar acerca de las acciones que la habían llevado a estar así. Emmalina llegó a Raw y sin comerlo ni beberlo se propuso ganarse la confianza de AJ por las buenas. Styles siempre había sido un luchador querido, no importaba si era heel o si le daba por ser face, su actitud siempre era entendida y las mujeres perdían la cabeza por él igual que el primer día. Las primeras semanas que Charlotte fue hospitalizada todo eran mensajes de apoyo y cercanía, las fanáticas le decían que pronto estaría de vuelta en casa.

Pero como eso no ocurría, como la luchadora no daba ninguna mejoría de ningún tipo, la opinión general fue derivando en una ola de críticas a cada mes que pasaba, sugiriendo de a poco que mirara hacia otros horizontes, que se preocupara de su hija y que buscara otros hombros femeninos en los que apoyarse. Después de todo, ¿quién quería estar con una tigresa de garras tan afiladas, que no le dejaba ni respirar? "Te mereces algo mejor, Fenomenal", "mira el castigo que Dios le ha impuesto por ser tan mala", "¿cuánto tiempo crees que durará antes de despertarse y volverte a mangonear?", "cámbiala", "aprovecha ahora que no puede pegarte y divórciate de ella". AJ leía Twitter e Instagram y acababa sintiéndose peor. Emma era una gran amiga y parecía que nunca iba a apartarse de su lado, a pesar que fuera la desencadenante de su más gorda discusión en la fiesta. Bayley, tras enterarse de la noticia, decidió olvidar lo que ocurrió hacía tiempo en los grandes almacenes y se pegó a él. Otra horsewoman, Becky, estaba desolada y no se sentía capaz de consolar a nadie, necesitaba que la consolaran a ella de lo machacada que estaba, viendo cómo su amiga perdía peso y color postrada en una cama. Sasha retiró la denuncia y el juicio fue cancelado, no podía ver cómo AJ sufría así y consideraba que para la rubia aquel era su peor castigo. Los estados de coma eran delicados y muy imprevisibles.

Pero Eva Marie, sin embargo, hizo aún mejor sus deberes.

No solo embaucó a Styles para hacerle olvidar a toda costa que seguía teniendo a su mujer viva, sino que además, utilizó todas sus armas femeninas para llamar su atención. Evidentemente el primer mes no funcionó y tampoco el segundo. Pero según se iban sumando semanas y Charlotte seguía demacrándose, el Fenomenal empezó a necesitar ese consuelo y ese amor que no recibía de nadie. Todo continuó igual, al tercer mes recuperó su puesto de trabajo con normalidad y siguió compitiendo con profesionalismo.


Camerino de AJ

La de pelo escarlata entró cuando no había nadie más y le tocó de los hombros.

Eva Marie: Hola, ojos azules.

Él alzó la mirada hacia ella y sonrió. Sacó del cajón una goma de pelo finita y se la puso en la mano.

Styles: Mira las porquerías tuyas que me voy encontrando donde no debo —se fue girando hacia ella en el taburete, teniéndola ahora de frente, pero Eva volvió a girarle para que se vieran ambos en el espejo.

Lo cierto era que poco a poco había recuperado algo que ya creía perdido: libertad. El poder hablar con chicas, esa raza que ya parecía extinguida para él, había supuesto una notable mejoría en su humor, por no hablar de que también había mejorado relaciones con otros colegas que a la rubia no le caían bien. Lo quisiera o no, la fuerza de todas esas amistades "perdidas" le estaba ayudando a salir del hoyo. Cuando se giró hacia el espejo Eva le ató el pelo largo en un grácil y pequeño moño, cosa que a AJ no le gustaba demasiado al recordarle a Rollins.

Styles: Al final vas a patentarlo.

Eva: Reconoce que es más cómodo, y se te ve bien la cara. Que a veces cuando estás peleando se te ponen todos los mechones en medio y...

Styles: Captado.

Eva le dejó que girara esta vez y se acercó a él peligrosamente.

A AJ ni siquiera le dio tiempo a pensar en lo que estaba pasando cuando notó la boca de la diva en los morros, robándole un beso a traición. Movió la lengua hacia su garganta, pero AJ acabó poniéndose en pie y la fue apartando. Se le habían quedado los labios rojos.

Styles: Déjalo, no puedo hacerlo.

Eva: ¿Qué dices? Claro que puedes hacerlo —le instó y volvió a pegarse a él, tocando sus pectorales. La imagen de Charlotte se instauró en su mente y se echó hacia atrás de nuevo, limpiándose del pintalabios.

Styles: Déjalo, ¿quieres? Por favor. No quiero, te has equivocado por completo.

Eva: Claro que quieres. Puedo notar que lo quieres, lo que pasa es que tienes a esa estúpida maltratadora en la cabeza, olvídate ya. —Le abrazó e hizo que AJ se quedara pensativo, pero acabó zafándose— Tranquilo... te dejaré tiempo. Quiero que lo pienses bien.

AJ no la miró, se quedó trastocado en su camerino mientras la veía salir. Eva era el prototipo de mujer en el que se hubiese fijado en una discoteca, pero para algo serio se le hacía raro. Había besado tantas veces a Charlotte que en su cabeza era irremplazable.

Pero ningún médico le daba esperanzas. Tres meses eran más de 90 días, estaba cansado de verla cada vez más muerta. A lo mejor no abría nunca los ojos. ¿Qué coño debía hacer?

Horas más tarde, la casa se había llenado de niños pequeños y de luchadores de la empresa, con motivo de celebración del primer año de vida de Marlene. Desolado y fuera de lo que cabría esperar en un día tan especial, AJ se había levantado sintiéndose vacío en aquella enorme cama también vacía, y había adquirido la misma costumbre que le prohibía a su mujer: dormir con la niña. Era el bebé quien estaba devolviéndole la felicidad a su padre, a pasos lentos, pero si se presentaba una fecha como aquella no podía evitar pensar en la luchadora. Se estaba perdiendo su crecimiento, los primeros meses de vida de una criatura tan pequeña se notaban mucho.

Styles: Estúpida, te odio. ¿Por qué me has hecho esto? —apretó los dedos en el marco de la foto, una Charlotte cariñosa le robaba besos en la mejilla mientras el fotógrafo los capturaba. Tanta felicidad mascada en un trozo de papel digital, tanta tristeza en el trasfondo de cada recuerdo. Llevaba una chaqueta de él con calaveras bordadas, recordaba que la misma noche de esa foto acabaría rompiéndola en otro forcejeo.

Marlene: PÁ —silabeó una voz enérgica, dando botecitos de pie dentro de la cuna, sacándolo de su amargura. Se levantó y la cogió dulcemente en sus brazos, besándola en la mejilla.

Styles: A dormir... si tú no lo necesitas, yo sí. Mi pequeña.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora