Investigaciones

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Charlotte: Hola, mi princesa... —besó a su hija en la mejilla varias veces seguidas, mientras la niña la acariciaba con inocencia, poniéndole las manos en la cara. Charlotte reía y disfrutaba de su contacto, jugando con ella mientras hacía como que le iba a morder. El timbre sonó y la luchadora se acercó a la puerta con Marlene brazos, acariciándola de la espalda. Después del accidente, la zona del bazo y la cara seguían algo hinchadas, pero ni se le ocurría quejarse— ¿Quieres abrir el pestillo, eh pequeña? Venga, ábrelo, chica lista —la acercó al cerrojo pero Marlene siempre se rendía al intentarlo. La veía hacerlo y siempre quería probar; al final acababa pegándole a la puerta y Charlotte se reía. Abrió la rubia y miró atentamente las dos caras femeninas del otro lado, algo extrañada.

Sonia: Buenas, mi nombre es Sonia. Mi compañera y yo somos enviadas directas de la institución de la Seguridad Social. ¿Es usted Charlotte Flair? —las palabras tabúes fueron nombradas y a la mujer se le borró la sonrisa del rostro rápidamente.

Charlotte: Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarlas?

Sonia: Hace tiempo recibimos una denuncia bastante específica con respecto a Marlene Flair, su hija. Su padre la demandó por diferencias irreconciliables y maltrato físico, alegando que bajo ningún concepto quería que usted se ocupara de ella.

Charlotte: Todo fue un horrible malentendido, la situación con mi marido está solucionada.

Sonia: Me temo que no con su hija, entonces. Estas denuncias no son tan fáciles de retirar. Y son muchas las fuentes que testificaron en su contra en su momento.

Charlotte: Por favor... —dijo sin miedo ya a que la miraran raro, inconscientemente apretaba más el cuerpo de la niña contra ella— de verdad que está todo solucionado, todo fue un error...

Sonia: ¿Fue un error que usted le dio una golpiza al padre en numerosas ocasiones? Si es mentira, puede hacer una contrademanda por falsificar un testimonio.

Charlotte: No... —cerró los ojos suspirando. De ninguna manera podía hacerle eso a AJ.

Sonia: Bien, entonces procederemos a estudiar su caso. Debemos hacerlo por el bien de la pequeña.

Charlotte asintió y las dejó pasar, comportándose bien y contestando con parcial sinceridad a todas las preguntas. Esquivó lo que pudo y trató de dejarse a sí misma buena imagen, en su cabeza iba tejiendo un plan secundario para pedir ayuda.


Carretera convencional


El acelerador tocaba fondo en ambos vehículos, comandados por unos dueños que tenían gasolina en las venas. AJ y Randy se picaban siempre que tenían un rato libre, cada uno en su coche; desde que su mujer le había regalado aquel magnífico Lamborghini competía con Randy con apuestas estúpidas. La última vez se retaron a un ida y vuelta sin ser cacheados por el radar policial, o en su defecto, poder esconderse bien.

Esa parte de ellos nunca dormía, eran amigos desde hacía mucho y habían convivido la peor de sus etapas acompañado del otro. Styles siempre había tenido un beber de mierda, como Randy, habían estado en orgías y habían hecho actividades carnales que solo un par de depravados harían, por su perdición hacia las mujeres. La mayoría de estos comportamientos no eran conocidos ni por Charlotte ni por Becky, pero era mejor así. Y la pasión por los coches y la velocidad era algo innato en ambos, además, habían sido buenos competidores de carreras ilegales cuando aún estaban debutando en sus empresas.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora