La más mínima venganza

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De camino a la WWE Charlotte cabeceaba sin parar, sentada en el mismo furgón en el que iba Enzo Amore y Big Cass.

Enzo: Char, ¿estás bien? Parece que te faltan horitas de sueño.

Charlotte: Estoy bien —dijo desperezándose nada más oírle, pegándose más a su rincón del asiento. Estaba apática, como siempre. No quería tener excesivo contacto con nadie.

Enzo: ¿Es cierto que vienes a hablar con los McMahon para que te readmitan?

La mujer no le respondió, lo que hizo rápidamente de la situación una incomodidad de lo más innecesaria. Enzo la miró algo incrédulo y se fijó en su amigo Cass.

Dana: Charlotte, no te duermas. Ya queda poco.

Charlotte dejó de cabecear de nuevo al oírla. Había matado a su mayor enemiga la noche anterior y se había pasado la madrugada en vela dándole vueltas, era extraño asimilar que ahora era una... asesina. La muerte de Emma era muy sonado por todas las redes y ella prefería no soltar ninguna opinión al respecto, no quería arriesgarse. Pero esa misma mañana tenía cita con Vince y Stephanie McMahon para ver si lograba ser readmitida después de haber salido de la cárcel, y para ello AJ le insistió mucho en que demostrara el máximo interés y les hiciera un poco la pelota -algo que ya de por sí a la rubia no le salía-. Suspiró hondo, no había dormido ni desayunado, el sueño le estaba ganando la batalla.


Una hora más tarde

Conversación de Whatsapp


AJ: Enzo, Charlotte va contigo en el coche, ¿no? Es que no me lo coge.

Enzo: Sí, está aquí.

AJ: No sé cuánto os queda para llegar al despacho de Vince, pero mantenla despierta.

El de pelos de leopardo se mordió la lengua al verla y rebuscó rápidamente en su galería de fotos.

Enzo: Aehhhm... creo que es tarde para eso. Vince la ha visto tal que así.

Enzo ha enviado una imagen.

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AJ: DESPIÉRTALA.

Enzo: Oye, que yo no sabía nada eh, tranquilo.

AJ: Esta mujer... bah, déjalo. Que se haga cargo ella de sus acciones. En un rato voy a la fiesta.



Festivo de la WWE


Styles: Me prometiste que por la mañana no ibas a fumar —dijo al pillarla, pero Charlotte lo apagó contra el suelo veloz como una bala y se giró a él haciéndose la tonta.

Charlotte: No estaba fumando, qué pesado eres —el Fenomenal no aguantaba cuando le mentía tan descaradamente... pero luchaba por no cabrearse tan seguido, le estaba dando un margen de confianza porque si ella también se enfadaba acabarían muy mal. A veces era complicado. Bayley estaba mirando hacia otro lado, incómoda con la presencia de esas tías, y lo mismo ocurría con Eva Marie y con Carmella. Resultó que la rubia invitó a la fiesta a sus amigas convictas y estaban armando escándalo.

Liliana: Pero ya sabes lo que hay que hacer, ¿no? —se reían entre ellas, con viejos chistes carceleros mientras se daban fuertes palmetazos en la espalda— chica, si vas a bajar la cabeza...

Charlotte y Andrea: ...que sea para ver cómo te comen el coño —explotaron en risa las tres, ante las atónitas miradas de las otras luchadoras. Carmella y Eva alucinaban, daban muy malas pulgas esas tres grandullonas juntas. La de pelo escarlata siempre había sentido respeto hacia su imagen, pero ver a las otras dos marimachos incluso más altas y corpulentas la hacían sentir temblores en las piernas.

Liliana: Pst, ¿esas dos no fueron la que se metieron contigo en el gimnasio? Aquella vez... —señaló la escocesa, señalando descaradamente a la rapera de marca. Carmella la miró y sintió agitado su instinto de supervivencia, paralizada ante esa mastodonte. Se estaba arrepintiendo de todo lo que dijo a Charlotte después de su entrenamiento de sparring, junto a Bliss y a Eva.

Charlotte: Déjala, está cagada de miedo —sonrió encogiéndose de hombros. Al ver que venía AJ otra vez, tiró rápido la segunda colilla y expulsó el humo. Ooootra vez la pilló.

Styles: No hagas el tonto, si ya te he visto.

Charlotte: ¿Qué has visto qué? —preguntó extrañada, mirando a los lados.

Styles: El cigarro —dijo hablándole mal— quiero hablar contigo a solas.

Charlotte dejó de sonreír y se quedó hierática mirándole, estaba con sus amigas. A veces se sentía muy unida a ellas y odiaba el mínimo olor a mandato en palabras ajenas.

Charlotte: Luego voy, han venido a verme desde muy lejos. Tráeme a Lucas que quiero que lo conozcan.

Styles rio.

Styles: Por encima de mi cadáver —sin decir nada más se marchó.

Liliana: ¿Y a este luego le dejas que te meta la polla? —le susurró y Charlotte sintió aún más vergüenza de sí misma, pero se contuvo y no fue detrás de su pareja.

Andrea empezó a jugar con una botella que había tirada en la calle y la pasó como si fuera una pelota a su compañera. Para un ex convicto aburrido, hasta las piedras eran un pasatiempo. Pero su instinto era bastante violento por naturaleza. Carmella vio con desagrado la intensa mirada que Charlotte le dedicaba a AJ a distancia, sin apartársela ni un maldito segundo hasta que lo perdió de vista. El ruido de la botella dando giros era estruendoso y desagradable, y algunos luchadores cercanos estaban empezando a mirar molestos a las causantes.

Andrea: ¡Cuidado, Carmella! —dijo pateando con rabia y Lily giró la cara con la trayectoria de la botella. Esta salió disparada con fuerza y se rompió cuando tocó la espinilla de la otra luchadora, quien chilló y se tocó rápido la pierna. Menudo impacto... el cristal estalló nada más chocarse con su hueso.

Carmella: ¡¿Pero de qué coño vas, desgraciada?! ¡IMBÉCIL! —Alexa la ayudó a levantarse y Lily se acercó a mirarla junto a Andrea, con una sonrisa en los labios. La de pelo anaranjado se agachó rápido y la expuso a su amiga lista para que le sacudiera en el pecho, pero antes de que el revuelo se armase Charlotte la zafó de ella y la señaló con el dedo.

Charlotte: No montes el show aquí, esto no es el patio. Si vas a liarla que no sea donde trabaja mi marido, ¿te queda claro? —le espetó haciendo que la pelirroja la soltara poniendo los ojos en blanco. Tras un enfrentamiento sin ganas de sangre, acabaron en buen puerto. Carmella la miraba casi con expresión de perro. Cuando pasó por al lado se quedó mirándola.

Carmella: Lo siento, Charlotte... perdóname por lo de aquella vez. No te lo merec...

Charlotte le lanzó un escupitajo directo, dejando atónitas a las testigos del encuentro. Aquella no podía ser Charlotte, no era la misma desde ningún ángulo. Ahora era asquerosa, sádica, ¿en qué coño la habían convertido ahí dentro?

Charlotte: Carmella, vete a mirar al espejo. Creo que la que tiene manchas blancas en la cara eres tú —dijo devolviéndole la misma pulla de la última vez.

Cesaro: Fuera. Marchaos ya. Rubia, te estás pasando ocho pueblos. Lárgate antes de que pierda la paciencia.

Liliana: Madre del amor hermoso... ¿y tú quién eres...? —dijo la escocesa, mirando divertida la complexión del altísimo luchador. 

Charlotte las instó a irse y sin mirar a Cesaro, salieron de los gimnasios exteriores.


Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora