Un problemático más a la familia

195 18 1
                                    


Hospital


Emma: Ahora es cuando vuelves a desobedecerme y te quedas sin trabajo, con una mano delante y la otra detrás.

Silvia: Cállate... sal de aquí. Haré lo que pueda.

Emma y Silvia discutieron miles de veces. La maldad de Emmalina no tenía límites; cuando Charlotte llegó con las primeras contracciones logró meter a su hermana entre el elenco de trabajadores y le tapó la boca con la mascarilla usual de los cirujanos. Ahora era una de las doctoras que atendería su parto. O mejor dicho, la que lo malograría. Las dos habían tenido suerte: el compañero que asistiría a Charlotte estaba recién licenciado, recién salido de prácticas. Era su primer parto "real", con una auténtica mujer dando a luz un bebé de carne y hueso. El joven muchacho asistió a la luchadora al principio, de la silla de ruedas hasta la camilla. La examinó rápido.

Doctor: Aún falta bastante por dilatar, no debes empujar. Enseguida vendrá la doctora y seguirás con sus indicaciones.

Charlotte asintió, llevando como podía de nuevo el dolor de las contracciones. Tenía el mismo dolor exacto que la primera vez, nada era distinto. Palpó su vientre y lo notó muy hinchado, su hijo quería salir ya. Abstenerse a empujar le costaba muchísimo ya que era lo que la naturaleza le pedía, pero debía hacer caso a los médicos y portarse bien ahora que AJ aún no llegaba al hospital.

Silvia, bien camuflada en su atuendo, volvió a los quince minutos y miró su cavidad. Su compañero no era más que un aprendiz, se iba a fiar de lo que ella dijera.

Silvia: Puedes empujar ya. Estás lista para parir —le dijo con falsa tranquilidad, acariciándola del hombro. Para Charlotte, enfrentarse a todo aquello sola era peor, sentía la ausencia de su marido a cada segundo. Empezó a empujar con todas sus fuerzas, una y otra vez, por intervalos, aferrándose a la barra de la cama. Silvia vio cómo el plan de su hermana se cumplía. Charlotte se agotó enseguida, y ni siquiera había conseguido que su hijo se moviera un milímetro. No había dilatado nada, estaba como al principio. El joven muchacho se puso la mascarilla y se asomó, algo confuso.

Doctor: Pero a esto aún le falta... si empuja va a ser peor —murmuró sin que la paciente oyera, cerca de Silvia. Ésta se giró a él susurrando.

Silvia: ¿Quién lleva años trabajando aquí?

Doctor: Tú... pero... siempre se empuja cuando se está bien dilatada.

Silvia: Te digo yo que está lo suficientemente dilatada. Si el niño no puede salir, la cortas y ya está. Es lo más normal del mundo en un parto natural.

El joven abrió los ojos, mirando de reojo el bisturí especial.

Doctor: Es lo más normal, pero creo que si dilata bien no le haría falta pasar por eso.

Silvia: Te repito que está bien dilatada.

El chico la miró bastante inseguro y decidió obedecerla, volviendo junto a Charlotte. Pasó con ella veinte minutos horribles, sin que el parto se sucediera a cabo, viendo cómo la joven madre se agotaba y el cuerpo se le empapaba en sudor. Miró el avance del niño, pero seguía como al principio. Bufó por lo bajo volviendo a mirar el bisturí.

Doctor: Tranquila, vamos a ponerte un sedante—dijo acariciándola y se apartó rápido al almacén, buscando alguno que hiciera efecto con la intervención ya comenzada. Había sugerido ponerle la epidural desde el principio, pero Silvia insistió en que no hacía falta y ahora se mascaban las consecuencias.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora