Un pie en el otro barrio

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Empezó a darle un fuerte ataque de nerviosismo, supuraba casi. Salió del coche y corrió hasta el lugar del accidente, poniéndose las manos en la cara. Lo había visto perfectamente: el Ferrari de su mujer había entrado a la rotonda embalado y un camión la arrolló, haciendo volcar el vehículo de una manera horrible. Ahora el equipo de emergencia había logrado girarlo, pero había quedado en siniestro total.

AJ paró delante del vehículo. Se acercó a pasos lentos cuando ya la tenía cerca... todas las ventanillas habían estallado. De repente y antes de que pudiera ver su rostro, comprobaron las constantes vitales de su cuerpo, la chica aún estaba dentro. El trabajador coló las manos a través del agujero de la ventanilla, palpando su yugular.

Médico: ...No noto nada.

Médica: Hay que sacarla... ni siquiera lleva cinturón, por dios.

Con extremo cuidado, lograron desencajar su cuerpo del asiento. A simple vista no parecía tener el cuerpo dañado, hasta que vio su cabeza. Era como si literalmente un charco de sangre le hubiera caído en mitad de la cara, con varios cristales incrustados. La dejaron en una zona apartada de la carretera y le abrieron la blusa, tomando sus latidos. El médico negaba otra vez y AJ empezó a sentir que se moría él, estaba sudando.

Styles: Maldita sea, no puede ser...

El mundo se detuvo. Le costaba respirar, estaba demasiado agitado. No podía ser, no podía ser real. Delante de sus ojos, de su puta cara. No podía estar muerta. Sentía que el corazón le iba a infartar.

Médica: Hay que reanimarla, preparad las placas. RÁPIDO. —La gente miraba, los coches bajaban la velocidad cuando pasaban cerca de la temeraria tirada en mitad del asfalto, conmovidos por la sangre de su rostro. Cuando estaba dentro de la ambulancia AJ se presentó y miró de cerca, estaba aguantándose la respiración todo el rato. No poder hacer nada lo estaba matando.

Styles: Mi culpa... ha sido mi culpa... he dejado a mi hija sin madre... cómo has podido, imbécil, cómo... —miró cómo las placas subían de energía y le daba el impulso a su cuerpo, pero Charlotte no reaccionaba, ni su corazón tampoco.

Otro médico le empezó a limpiar cuidadosamente la cara y destaponar la nariz, la tenía toda coagulada. Siete traumatismos en la cabeza que eran los focos de toda la sangre.

Segunda vez.

Nada.

A la tercera, la línea de su corazón ya era casi una línea recta, con curvas casi indescriptibles. La máquina pitaba tan rápido... ya está, se moría.

No había forma de revertirlo. Su mujer estaba en esos momentos abandonando su cuerpo, yéndose del todo. Lo había cumplido. Lo estaba cumpliendo. Se dejó caer en la carretera, destrozado. No podían salirle lágrimas, estaba en shock. Le temblaban las manos.

Styles: Cómo he podido ser tan gilipollas... —no podía respirar bien.

Médico: Vamos... AHORA —una cuarta vez y entonces, el sonido de los latidos dejó de ser precario. AJ se levantó como un resorte.

Médica: Ha faltado poco... —murmuró viendo cómo los latidos recuperaban su ritmo, suavemente, y sus curvas iban alargándose. AJ no podía acercarse a ella, pero observaba la pantallita enchufada a su pecho como si fuera un milagro.

Styles: ¡¿Está viva?!

Médica: Hay que trasladarla de urgencia o morirá en breves. Sus constantes no son estables —la máquina pitaba irregular. Cerraron y se la llevaron al hospital. Era increíble, Charlotte era un imán para los hospitales, de la misma manera que luego era Iron Woman para los peores accidentes. AJ rechinó aliviado... maldita mujer, maldita temeraria.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora