Epílogo

263 18 12
                                    


Hubo muchos días sombríos cuando la noticia de su muerte se viralizó.

AJ fue el único avisado de la autopsia, y por tanto el único enterado en que en aquel cuerpo inerte no sólo habían salido los órganos de su mujer desvastados. Aguardaba un tercer bebé y era algo que la muy cabezona no había contado a nadie, una criatura que llevaba más de dos meses gestándose. Charlotte siempre se callaba sus embarazos, nunca podía ser totalmente sincera con él por sus miedos.

Cerró todas sus redes sociales, no quería compartir nada con nadie. Marlene se tomó la noticia muy a pecho, su padre se vio obligado a contársela. Trató de hacerlo con el mayor tacto posible, aquella niña era muy sentimental. Pero afortunadamente sólo tenía 4 años. La mente de niños tan pequeños era extraña, suertuda. Calibraban ese tipo de dolores de manera distinta y procesaban la información desde un ángulo más frío, su cerebro no estaba preparado para una afección así. El que necesitó más días para recuperarse fue precisamente AJ.

Lo había aguantado demasiado tiempo, más de cuatro años, pero cada mes la relación se iba marchitando un poco más. Ric Flair veía esta realidad y fue su detonante para sacrificar a su hija, matarla a sabiendas del daño que iba a provocar. Llevaba tiempo pensándolo, pero le hizo falta ver cómo la mujer peligraba la vida de Lucas sin darse cuenta para tomar la decisión. Charlotte era una desequilibrada, una enferma que además se veía influenciada por la compañía de presidiarias. Pero sabía que nunca iba a querer tratarse, al igual que sabía que AJ nunca la iba a poder obligar. Era la decisión más difícil de toda su vida y no fue lo suficientemente valiente como para matarla y quedar vivo para verla morir. Sus dos hijos más predilectos habían muerto y él estaba demasiado mayor para tanto achaque.

Sabía que AJ, en su infinito desprecio hacia su persona después de acabar con la vida de Charlotte, acabaría comprendiéndolo.


Mansión de Randy y Becky


Styles: Un año fumando como un carretero, haciéndose mierda la vida y el cuerpo. Y aun así se quedó embarazada otra vez.

Randy: Tío... lo siento tanto. Nada de lo que diga... puede hacerte sentir mejor, lo lamento mucho.

Styles: No sé cómo voy a superar esto... no encuentro la manera —dijo restregándose los ojos rojos, ya no tenía más lágrimas para echar fuera.

Randy: No te voy a mentir, si fuera tú estaría muy desquiciado. Aquí nos tienes para lo que necesites. ¿Verdad, Becky? —se giró a su esposa, pero la de pelo naranja estaba destrozada, no miraba a ninguno. Randy la tocó de la pierna, suspirando. Era la mejor amiga que Charlotte había tenido y los últimos acontecimientos las había obligado a estar siempre separadas. La irlandesa no paraba de martirizarse viendo las conversaciones que mantenían en Whatsapp, golpeándose la cabeza por no ver lo que pasaba a tiempo. Su amiga siempre estaba encerrada entre las mismas cuatro paredes que ella misma se había construido. La salida ya no podía brotar de ella sino de alguien externo. Ese alguien externo podía haber sido ella si hubiera prestado más atención. Ella, como algunos más que eran sus allegados, se sentían igual. Becky no podía hablar ni consolar a su amigo porque se sentía rota.



Meses más tarde


Con el paso del tiempo, de los meses, el Fenomenal fue recuperando su luz. La muerte de su difunta mujer trastocó su vida de cabo a rabo y sabía bien que nunca nada iba a ser igual. Todos los días al abrir los ojos se hacía la pregunta que lo martirizaba. "¿Podría todo haber sido diferente?" Podía preguntárselo de muchas maneras, pero aunque le costase aceptarlo AJ sabía la realidad: su futuro con Charlotte siempre había sido difuso, nada claro ni optimista. Lo que quedaba claro cada vez que esa mujer se enervaba o perdía los nervios era que alguien más tenía que sufrir. Él se había dejado maltratar, pero en cuanto sus hijos también empezaron a ser víctimas directas de sus abusos no fue capaz de arrebatarle a Lucas de los brazos. Siempre era él el sometido. Así que aunque fuera doloroso, Ric tenía razón.

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora