Cada vez más lejos de estar cerca

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Al cabo de 6 meses Marlene era un torbellino. Con 14 meses de edad ya caminaba por todas las partes de la casa. Ric se ocupaba de ella cuando podía y su novia también, pero por motivos de agenda la pequeña pasaba la mayor parte del día con una niñera. Bayley se ofrecía a cuidarla siempre que le era posible, adoraba a su ahijada y pasar tiempo con ella le daba la vida.

Un día, cuidándola y dándole de cenar mientras AJ se encontraba en una entrevista, sacó a Marlene de la trona y le fue a dar un baño. Se divertía con ella riendo ante sus chillidos ininteligibles. De repente vio en el lavabo algo que pasaba siempre desapercibido: era perfume de mujer.

La hugger sacó a la pequeña de la tina y tras secarla, la vistió y la cargó en un brazo. Acercó la mano al frasco y lo olió, era un aroma muy singular. Juraría que ya lo había olido antes... sí, lo había olido. No era como los suaves y caros que Charlotte se ponía: aquel tenía una esencia fuerte, casi mareaba. Y era exageradamente dulce. Estaba tan embobada analizándolo, que no se fijó en las manos de Marlene; la infante cogió el frasco y lo lanzó con ganas hacia el suelo, rompiéndolo en mil pedazos y haciendo que el mármol se encharcara. Bayley salió corriendo y regañó a Marlene.

Bayley: ¡Genial, ahora tu padre me matará! —bufó mirándola. La niña la miraba con cierta malicia, mostrando sus dientes ya formados y esos impresionantes ojos— Ay dios... aunque limpie eso la fregona va a quedar oliendo a puticlub —dijo la última palabra casi para sus adentros, para que la niña no la oyera. Al ponerse en pie Marlene se agarró al marco de la puerta, mirándola limpiar y echar periódicos sobre el charco— Aléjate, preciosa, o te vas a cortar.

Dejó a la niña un poco más alejada pero ésta volvió a acercarse, estaba en la edad en la que todo le parecía curioso. Le gustaba el crujir de los cristales cuando Bayley pisaba los periódicos encima, para que absorbiera bien. La mujer se quedó mirando atentamente el rostro de la niña: ¿cómo era posible que la condenada se pareciera tanto a su padre? Era hermosa. La vio con sus piernas regordetas y su pompis abultado del pañal, mientras miraba con una fijeza que impresionaba. El pelo le había crecido completamente liso y castaño, como el de AJ. Se mirara por donde se mirara, no había forma de encontrarle parecido con la loca de su madre.

Bayley: Espero que no hayas sacado su carácter —dijo levantándose volviendo a mirarla, y su sonrisa desapareció. La niña se había pegado una expedición al balcón y sostenía una maceta con las manos. Manos que distanció y dejó caer toda la tierra y las flores sobre los periódicos, mojándose junto al perfume barato. Ahora el baño parecía un vertedero de olores.

Bayley: A lo mejor he hablado antes de tiempo —se rio negando, y se apresuró a dejar a la pequeña en su corralito.



Como era irremediable, el tiempo siguió transcurriendo a pasos agigantados. Los comentarios y opiniones externas seguían inundando el correo del Fenomenal, encontrándose todo tipo de mensajes y mujeres interesadas en hacerle olvidar los pecados de su mujer. AJ acababa derrotado psíquicamente cada vez que tenía que rebuscar entre tanta mensajería basura, antes de hallar un correo importante primero debía leer por encima unos cincuenta de mierda y opiniones que no habían sido pedidas.

Otro mes más pasó ipso facto, como de la nada. De vez en cuando Bayley seguía haciéndola el favor de cuidar a la pequeña, que ya estaba desarrollando un lazo importante con ella y su esponjosa mente concebía como una segunda mamá. Era el único referente femenino que tenía, su padre estaba siempre ocupado, sufría cuando la veía a los ojos y la única que le tenía la paciencia suficiente para sus trastadas era la hugger.


Backstage


Fue cuestión de tiempo que se destapara la relación entre el Fenomenal y Eva Marie. Implacable como ella sola, ganó el terreno del luchador e hizo una especie de fagocitosis con el recuerdo de Charlotte. Ahora esa sucia imbécil ya no estaba para pegar ni atemorizar a nadie, sino que se pudría lentamente en una camilla donde casi nadie quería ir a verla. Ric se desentendía, era muy mayor para concebir por segunda vez la muerte de otro de sus hijos, no podía ir al hospital y verla por demasiado rato. Becky era la que más la frecuentaba pero también tenía muchos compromisos, y como era natural, ver cómo su musculatura desaparecía y los huesos se le marcaban más, la afectaba. Por su parte, AJ no se sentía capaz.

Styles: Sí, Bayley, he empezado algo con ella. Pero no es algo serio. Creo que lo necesito, si sigo pensando en... en fin, voy a acabar volviéndome loco.

Bayley: Ya... mira, yo solo digo que tengas cuidado. No es que hayas cambiado el atún por caviar, precisamente.

Styles: No te metas en mi decisión —le espetó ante la comparativa, mirándola fijamente. Ahí estaba la frialdad oculta de AJ, esa que no tenía cojones de sacarle a su mujer. Bayley abultó la mejilla con la lengua y asintió.

Bayley: No me vengas con que esto viene de ahora. Se me cayó el perfume hace ya más de un mes, no te dije nada. Para que empiece a dejar cositas en el baño supongo que la confianza ya venía de más atrás.

Styles: Eh, oye —Bayley se marchó agitada tras dar su opinión y le dejó con la palabra en la boca. Al oírse la puerta, AJ frunció los labios. Seth había presenciado desde la esquina de backstage la trifulca, y el Fenomenal se giró hacia él— ¿Crees que hago mal rehaciendo mi vida?

Seth: No. Pero la situación es delicada, prefiero no opinar.

Styles: Charlotte no va a despertar. Lleva diez meses entubada —murmuró con los puños apretados. Odiaba sacar el tema, odiaba lo que sentía al decir esas palabras. Sentía rabia, pena. Pero sobre todo, se sentía miserable por estar rehaciendo su vida.

Seth: No has ido a verla desde que la dejaron allí. El otro día Becky fue con Randy y... bueno.

Styles: ¿Qué? —abrió los ojos interesado, sentándose como un rayo a su lado— por favor, cuéntamelo.

Seth: Nada, se está muriendo. Supongo que es algo con lo que tú ya estabas contando, o te lo imaginabas. Pero no lo vas a tener tan claro hasta que la veas.

AJ apartó la mirada, tapándose la cara con las manos al segundo.

Styles: Si la veo me vengo abajo...

Seth: Becky se derrumbó. Me dijo que está muy flaca, ya sabes que el suero le da lo mínimo para mantenerla con vida... si el coma pasa de los dos meses ya es muy difícil que despierte. Y los casos que se han dado arrastran...

Styles: ...secuelas de todo tipo. No sabrá ni agarrar una cuchara. Me he merendado esas páginas y las opiniones médicas. O qué creías, ¿que me daba igual? ¿Qué se supone que tengo que hacer? —enroscó rápido los puños en su camisa, tirándolo contra el sillón en un segundo— Dímelo.

Seth: ¡Tranquilo! —alzó las manos, levantándose rápido. El comportamiento de AJ también era imprevisible a veces— sólo estoy diciendo que quizá deberías verla y despedirte. Y... liberarte de ese peso que tienes en la cabeza. O sino no vas a dormir nunca.

Dicho aquello se fue algo malhumorado. AJ miró la puerta y frunció los labios... no podía verla. Si lo hacía, todo lo que estaba construyendo aparte iba a romperse, como quitar una carta base del castillo de naipes. 

Problemática ( III )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora