Tierra Árida.

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La tierra árida cada vez más seca quemaba los pies del trío de hombres que andaban en busca de un lugar fresco para poder habitar, hacía unos días que vagaban perdidos sin rumbo fijo, atravesaron el muro de la comunidad mientras intentaban escapar de un grupo de soldados obscuros que los orillaron a cruzar cuando sin querer fueron a dar con un par de jóvenes distraídos resguardados en un cráter rocoso, no parecían quejarse del cálido aire que soplaba aunque tampoco parecían amistosos.

—No existe razón alguna por la que puedan estar aquí —uno de ellos sujetaba una daga dorada con incrustaciones de Rubí de un rojo tan intenso que quemaba las pupilas. —Ordana no es para cualquiera.

—Créeme amigo que lo sé bien —dijo el hombre con los últimos resguardos de energía que le quedaban —solo necesitamos un poco de agua, quizá asilo por una noche para reponernos del calor.

— *deigh fir*— dijo casi con desprecio dando un punta pie que levantó la arena hasta el rostro del anciano.

—Maldita gente del sur siempre tan engreída —se levantó, uno de los chicos que lo acompañaba le ayudó a ponerse de pie.

—No queremos molestar, solo déjennos pasar la noche aquí y mañana nos iremos.

El sureño torció la boca —no, será mejor que se marchen o sino...

—Hey¡— le llamó la atención un joven que se acercaba a ellos —sino que Merle, no lo harás de nuevo.

—Tranquilo hermanito, solo le daba la bienvenida a nuestros invitados —levantó las manos en son de paz —por qué no darles un espacio en nuestro hogar, después de todo nos sobra, no es así.

—No queremos molestar solo...

—Ya has dicho eso —lo interrumpió "el hermanito" de Merle — este lugar no es para los hombres del norte como fue que llegaron tan lejos.

—Ni siquiera yo lo sé —lo miraba el joven —soy Glenn él es Dale —señaló al hombre mayor —el chico de haya es Noah, nos perdimos al atravesar el muro, la Costa nos trajo hasta acá, jamás pensamos llegar tan lejos.

—Deben ser valientes, los vieron —caminaba con soltura sobre la arena caliente sin calzado alguno — *Troichean* los siguieron.

No alcanzaba a entender lo que el hombre decía.

—Los muertos —dijo el anciano —claro que vimos a los muertos, pero aún son lentos, inclusive para mí, pudimos escapar de ellos.

—Algunos no lo son tanto, tuvieron suerte.

—Cuál es tu nombre —pregunto sin discreción alguna el vejete.

—Soy Daryl, Daryl Dixon —clavó la mirada en el trío de hombres un momento y pasó de largo. —Hay agua en el foso si quieren tendrán que buscarla ustedes mismos.

No había en el mundo un lugar más olvidado que Ordana en las tierras del sur, sobre todo la zona central en donde lo único que quedaba era tierra rojiza y restos enterrados de lo que habían sido imponentes dragones, pieles ya secas apuntó de volverse cenizas, les recordaba a la poca gente que habitaba ahí cuál era su lugar, cuál es su destino, si volvían a desafiar a los señores del norte.

A los alrededores del caído reino de Ifrinn se encontraba la aldea, un pueblo pequeño, aunque basto que comerciaba entre su gente con frutos rojos y rubíes sobre valuados por los víveres traídos de Aguafresca, aún mantenían la relación con la comunidad de las sirenas.
La gente aún se mostraba inconforme con su estado de relegados del reino, pero mantenían la fe en que algún día alguien les devolvería lo suyo.

—No podemos volver, el camino es más pesado ahora —dijo Noah mientras bebía del agua recién sacada del pozo.

—Debo volver, mi esposa dará a luz a nuestro hijo, sabes la angustia por la que debe estar pasando.

—Tranquilo Glenn mañana saldremos antes de que el sol se ponga en lo más alto.

—No lo lograremos, ni siquiera sabemos el camino, nos perderemos de nuevo y no quiero morir desollado o mordido por alguno de esos seres.

—Por una mierda quieren callarse intento dormir —grito Merle desde dentro del cráter.

—Siempre son así de molestos — miro Glenn a su amigo a quien no parecía extrañarle aquel comportamiento de los sureños.

Dale afirmó con el rostro y miro a un costado, Daryl seguía despierto, se notaba tranquilo mirando las estrellas mientras paseaba entre los dedos una frutilla.

—Tú —le dijo casi a gritos —nos estás vigilando.

Daryl torció la boca —no hay mucho que robar. — respondió apacible

—Los rubíes del otro lado de la Costa son muy preciados, sobre todo en las armas —Dale señaló la daga que cargaba en el cinturón.

—Podrías llevarte esta —se la mostró sin temor —no creo que tenga valor alguno para nadie aquí.

—Hablas como un adolescente deprimido y realmente hijo no creo que seas nada de eso ya te ves bastante mayor, cuál es tu edad.

Daryl bufo —la edad no cuenta de este lado de la Costa —guardo el arma en su funda.

Dale sonrió —naciste aquí cierto, tú y tu hermano aunque se han mantenido alejados de la comunidad, por qué.

—Eso no te incumbe viejo, no deberías estar planeando cómo volver o están pensando en ser los nuevos vecinos.

—Conoces bien la zona, no es verdad, hablas de los caminantes como si los hubieras visto de cerca, que eres en realidad, déjame adivinar...—lo miraba con los ojos penetrantes —seguramente eres un saqueador —Daryl entre cerró los ojos —o me equivoco.

Daryl dio media vuelta y camino hasta el cráter donde descansaba su hermano, el hombre había adivinado bien a qué se dedicaba el par de hermanos.

*deigh fir — hombres de hielo.
*troichean — muertos vivientes.
*ifrinn — infierno.

The Secret of the Kingdom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora