«Entiérrenme bajo el sauce, siempre me gustó su sombra»
Fue lo que Jerry encontró escrito en un trozo pequeño de papel, cuando llevaba el cuerpo de Richard sin vida en los hombros no hubo remedio para la herida mortal, la vida se le había acabado, su rey se la había arrebatado por querer asesinar a su mujer, quizá él lo presentía y fue por eso que aquel pergamino se mantenía en su ropa.Ezequiel se había encerrado en su habitación el resto de la noche, le daba vueltas a la escena en donde una y otra vez asesinaba a su general, a su amigo, el hombre de más confianza, no entendía en qué momento eso había cambiado, por qué Richard parecía un desquiciado que intentaba matar a Carol sin una razón o con una razón completamente absurda, se sentía culpable de todo.
No fue capaz de visitar su lecho de muerte aquel en donde descansaría en paz por la eternidad sin embargo se encargó de que fuera una tumba hermosa justo donde él lo deseaba, bajo el sauce más grande ya hacia el cuerpo sin vida de aquel al que más apreciaba. No derramó lágrimas como cuando la muerte de Benjamín lo sorprendió, esta vez solo podía sentir un inmenso rencor hacia sí mismo, su rostro parecía duro, se encontraba demasiado dolido.
Trazaba círculos sobre las áreas más importantes del bosque en un pergamino dibujado con acuarelas que el mismo había hecho, una y otra vez mientras mantenía una mano en la barbilla, aunque no lograba concentrarse, sus pensamientos volaban más haya del bosque y sus posibles amenazas, Carol era la razón por la que su concentración se veía perturbada por primera vez.
Tenía la certeza de que no era el mejor momento para pensar en su vida amorosa y en su esposa pero tenía miedo de que su vida acabara y la dejara sola, le daba vueltas en la mente la necesidad de correr a decirle todo aquello que lo inquietaba, tenía el deseo de sentir su cálido cuerpo y poseerla con rudeza y entonces se le vino a la mente algo más complicado, si el muriera, qué pasaría con su reino, Carol desde luego sería una excelente mandataria pero que vendría después.
Un hijo fue lo que siguió en sus pensamientos, un pequeño de su misma carne, su misma sangre, quizá del mismo pensamiento, con la fuerza que el tenía y la dulzura de Carol, con esos hermosos ojos claros que caracterizaban a los Grimes.
Dudo antes de tomar la perilla y buscar a su esposa, dio una última vuelta por el salón de nuevo y después salió decidido.
Carol volvía a cambiar la curación en el rostro de Daryl, después de lo sucedido se dedicó a cuidar de él, Ezequiel no decía nada, su encierro era un sepulcro.
—Deberías estar con él —dijo Daryl adolorido —aún no entiendo cómo fue que sucedió.
—Tenía que ser así —Carol colocó el paño en el rostro para limpiarlo —tú lo viste parecía un lunático.
—Richard, te vio hacerlo, él sabía toda la verdad, sabía lo de nosotros —la tomo del brazo para hacerla caer sobre sus piernas —no has pensado jamás en que pudo decírselo a Ezequiel y que anoche a quien buscaba matar era a mi.
—No digas idioteces Daryl —pasó el brazo por el cuello —estoy segura de que Ezequiel es muy hábil no creo que haya fallado.
Daryl meditaba en silencio sus propias palabras, aún no confiaba demasiado en el rey y las intensiones de Richard con Carol que se empeñaba en cumplir en acabar con ambos.
—Me iré mañana —enunció sin mirarla a los ojos no quería dar marcha a tras y si veía el amor en los ojos de su mujer jamás podría hacerlo. —Tengo que hacerlo.
Carol se levantó y lo obligó a mirarle el rostro, sus labios rosados no decían nada, sabía muy bien que cualquiera que fuera la razón para hacerlo postergar su viaje sería en vano, en cualquier momento se marcharía y prefería que lo hiciera estando ella preparada a levantarse un día y enterarse de que se había ido sin decir adiós.
Se acercó a él y le beso la mejilla con delicadeza para no lastimar su piel herida.
—Tardarás demasiado —pregunto Carol casi aseverando aquel comentario —pero sea como sea aquí te esperare.
Se abrazaron fuertemente, Daryl busco los labios de la persona más importante en su vida, desde luego que volvería, si hubiera tenido la oportunidad la hubiera llevado con él, pero aún no sabía a dónde se dirigía exactamente, con qué clase de gente tendría que tratar, no la pondría en riesgo.
—Cuando regreses Daryl, dime que va a suceder, cuándo todos sepan quién eres realmente, qué va a pasar, tengo miedo de que alguien te dañe.
—No sucederá mujer —soltó con facilidad sus palabras —aún no sé si seré capaz de hacer todo eso que creen que puedo hacer, no recuerdo una mierda de lo que era mi padre o de todo aquello que dicen que hizo, los recuerdos son vagos como trozos de pinturas en mi cabeza que se repiten una y otra vez y muchas veces no sé si realmente sean ciertas —le tomó las manos —no sé si quiera Carol si podré hacer algo por el reino y su gente salvarlos y terminar con los obscuros, no quiero arriesgar a la gente.
—La gente te seguirá lo presiento.
—Sí, lo sé.
—Y si te aceptan, si te reconocen como el legítimo rey del terral, que vas a hacer.Daryl desvió la mirada, se había hecho la misma pregunta cada noche desde que supo aquello.
—Supongo que no cambia nada, no quiero ser el rey no es mi lugar —volvió los ojos a Carol —aunque sí me gustaría tener algo que el rey actual tiene.Carol sonrió al saber que era a ella a quien se refería.
—Te tomaré y nos iremos lejos si quieres.
—Es lo que más deseo —volvió a besarlo en los labios. —Serías buen dirigente.
—No...
—Entonces me iré contigo, seré tu reina, tu mujer, tu esposa, tu confidente y tu fiel seguidora de por vida.
—Eso es lo que quiero —esbozo una ligera sonrisa —lo único, no un trono ni un pueblo entero
—De hecho son más.
—Menos —bufo Daryl —solo te quiero a ti y no quiero que me digas nada después de acuerdo.
—Entendido su alteza. —dijo casi en tono de burla.
—Eso también estará prohibido, esa palabra es como una patada en las pelotas para mí así que no vuelvas a insultarme. —La tomo de las muñecas —de otra forma tendré que...—le sonrió seductoramente.
—No deberías provocarme Dixon —Carol se estremeció al sentir la exploración de los labios de Daryl por su antebrazo.
—Porqué, temes no poder detenerte —lamió más cerca de sus hombros. —Quieres que me detenga, dime querida, quieres que me detenga.
—No quiero.Las manos de Carol llegaron al cabello de Daryl que ya se había quedado entre sus pechos, besando cada uno, tocándolos con frenesí dejando atrás cualquier rastro de pudor que alguna vez se hubiera tenido.
Las manos subieron por la amplia falda de seda de Carol hasta sentir la parte más húmeda de su ser, ella dejó escapar un grito vaporoso de placer, Daryl continuó sintiendo aquello que más deseaba probar, siguieron su instinto sobre la silla de madera que rechinaba con cada envestida, con cada golpe de las caderas de Carol buscando sentirse más del hombre al que amaba, se aferraba a él sin miedos, esperando a que se quedara dentro de ella para que no tuviera que alejarse jamás, quería tenerlo así por siempre por qué era suyo y la constante amenaza de que dejara de serlo le atemorizaba como la peor pesadilla de un niño sin madre, rogaba a los dioses que no lo dejaran ir de ella mientras hacía el amor, pedía que los volviera solo uno, por que así lo sentía, eran solo parte de un ser, el corazón gemelo del otro.
Terminaron sobre el suelo dibujando con sus siluetas desnudas imágenes que solo reflejaban lo mucho que se amaban el uno al otro.
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The Secret of the Kingdom.
FanfictionUna reina en busca de su verdadero ser, un reino que le regalara todo incluso la ilusión del amor verdadero, por el cual estará dispuesta a dejar la Corona. Advertencia. Esta historia es larga con toques épicos y medievales Caryl universo alterno...