Montaña obscura.

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El sol dejo de iluminar buena parte de las montañas a pesar de seguir siendo buena hora de la mañana, los cascos de los caballos al andar rugían cual leones furiosos al cruzar las laderas, los cuatro jinetes al frente sostenían la mirada a cualquiera de forma orgullosa. Michonne iba a la derecha, Enid a la izquierda, un poco más a su lado la bella sirena transformada en mujer los seguía.

Daryl iba al frente, sabía bien por donde debía dirigir a las tropas se preocupaba por las pérdidas que seguramente aquella batalla dejaría, miro a su al rededor cualquier duda desapareció al mirar el fuego en los ojos de los hombres y mujeres armados hasta los huesos dispuestos a dejar su vida atrás con tal de volver a tener paz y libertad en su reino.
Busco la mirada de su mujer, Carol se erguía sobre su yegua mirando en dirección a la obscuridad, notaba en aquellos ojos de zafiro la fuerza que él había encontrado ahí mismo, en esa tierna mirada, en esa fuerza con la que Carol se levantaba cada día, la mano la mantenía sobre el vientre bien protegido por la más dura de las armaduras que Jerry pudo conseguirle, debían proteger al futuro gobernante del reino, fuera hijo de quien fuera, vivía dentro del vientre de la reina y sería el dueño del terral, de las cofradías, sería protegido.

Dieron unos pasos más cuando el ruido de gruñidos apareció, los Troichean se acercaban más rápidos que antes, las manos sangrantes buscaban presas fáciles, Lord Grimes se encargó de ellos, el batallón de Alexandria peleaba duro por el norte, las primeras cabezas cayeron rodando cuesta bajo, los cuatro jinetes siguieron adelante, ya lo había dicho Morgan, con el poder de las cuatro puntas no haría falta nada más para derrotar al oscuro.

Carol y Jerry bajaron por el sur, los caminantes los siguieron, con las espadas y lanzas lograron pasar hasta un claro, parecía que la noche había llegado a ese lugar, no había luz alguna, las antorchas se encendieron cuando el crujido de dientes afilados comenzó a rodearlos, los Winslow aparecieron con sus duros trajes de puntas afiladas y dispuestos a matar, cada vez parecían más grandes y pesados, era difícil incrustar el arma en ellos. Los tenían rodeados.

— Mi señora este no será su final — dijo Jerry levantando su gruesa arma — usted vivirá y gobernará como lo hizo mi amigo.
Parecía que lloraba. — Usted será una buena gobernante
Se inclinó ante ella, hizo un gesto a Diane quien sin decirle nada a la reina logró tirar de su caballo hasta la cima de la colina golpeándolo en el trasero para hacerlo huir, Carol volvió el rostro a penas alcanzaba a mantener el control sobre el equino, el sonido de la batalla la aturdió un instante cuando vio a Jerry y el ejército de Ezequiel lanzándose sin miedo alguno sobre aquellos monstruos.

Los miembros de las cuatro puntas ya se encontraban muy adelante, apenas alcanzaba a notarlos entre la maleza y las tinieblas.

— Tía Carol — escucho el susurro entre los arbustos.
— Carl — lo llevó hasta sus brazos, el rostro del chico sangraba a borbotones, el joven se dejó caer sobre sus rodillas, parecía devastado, Carol se tumbó a su lado y contempló el rostro de su sobrino, la sangre provenía de un hueco vacío, la Cuenca de su ojo estaba vacía, soltó un grito sordo de terror, debía hacer algo o el joven se de sangraría y perdería la vida. Miro al rededor todos parecían concentrados en la batalla tenía que apresurarse.

— Nosotras te ayudaremos — Tara cayó del árbol sobre sus cabezas — ella es Denis sabrá qué hacer.

Carol dejo el espacio libre, las dos mujeres se acercaron a Carl que ya hacía boca arriba en el suelo, era imposible mirar a detalle lo que Denis trataba de hacer con el rostro de Carl pero no se separó un segundo de su sobrino, escucho que sollozaba lo que la alertó pero le regaló la calma pues seguía con vida.

— Estará bien — se acercó Denis a la mujer que seguía angustiada — pero perdió el ojo sería bueno que regresarán al castillo y descansará, perdió demasiada sangre.

Carol medito un segundo se encontraba en una encrucijada entre dejar la batalla o dejar a su sobrino.

— Estoy bien debo seguir a Enid — escucharon a sus espaldas, Carl se levantaba lentamente sosteniendo su ojo vacío con la mano — tenemos que seguirlos Carol, no la dejare sola y sé que también deseas ir con Daryl.

— No estás en condiciones de seguir Carl sería mejor que volvieras al reino ahí espera.

— No lo haré — desenfundó la espada — acaso tú quieres volver.

Se miraron con complicidad, ambos conocían de ante mano la respuesta, ninguno de los dos volvería al reino sin antes saber que aquellos a quienes amaban se encontraban a salvo, los habían perdido de vista hacia un tiempo, la obscuridad, los caminantes no harían fácil el camino hasta encontrarlos, pero no se darían por derrotados.

Corrieron hasta el claro, Rick seguía en medio de la batalla contra los caminantes, detrás de ellos el ejército obscuro se preparaba con flechas y cañones, eran demasiados, más de lo que pudieron haber previsto, pero no cedieron.

Los miembros de las comunidades siguieron combatiendo, los caídos comenzaron a ser mayoría parecía que sería una lucha eterna sin un ganador absoluto.
Morgan apareció en el medio, elevó la barra en el aire haciéndola girar varias veces, el aire comenzó a subir, la tierra y las hojas secas de los árboles les golpearon el rostro, Carol tomó la mano de Carl y lo arrojó al suelo, cuando una fuerte ráfaga de ramas afiladas se clavaron sobre los soldados obscuros, Morgan no se detuvo, volvió a comenzar arrojando una nueva ola de ramas secas y puntiagudas sobre sus petos negros, la sangre del enemigo brotó y ahora parecía brillar a la luz de la noche.

Alexandria corrió más arriba estaban por entrar en territorio hostil.

The Secret of the Kingdom.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora